Ha terminado la Navidad y casi se me pasa una felicitación muy importante: a la revista Cuadernos del Sureste y a Jorge Marsá, por pasar de condenados y multados con 15.000 euros por el Tribunal Supremo por incluir un artículo sobre el ex secretario de Arrecife, Felipe Fernández Camero, a dejar de serlo por obra y gracia del Tribunal Constitucional. Felicidades. 

Me han recomendado, con muy buena intención, comenzar el año escribiendo “en positivo”. Lo  agradezco, aunque la recomendación lleva implícita la afirmación de que el resto del año lo hago en negativo. No lo tengo claro, en primer lugar porque no sé si esa positividad o negatividad se define en función de la mirada que se aporta a la actualidad o de los asuntos que se elige enfocar. Pero vamos a dejarlo ahí.

Hace quince años, un paseo por la montaña le cambió la vida a Pepa Calderó. Mientras caminaba junto a su madre por el campo, sintió un apetito decisivo: “Mamá, tienes que darme la receta de tu jabón”. En su casa materna, en un pueblo leridano que no llega a los trescientos habitantes, la fabricación de jabón casero es tradición generacional. Primero lo hizo su abuela Teresa, luego Pepa y ahora la Pepa pequeña. El resultado son las pastillas de Mama Pepa, fabricadas en Lanzarote con ingredientes naturales de la isla y otros campos.

01. Lo de El Almacén ya no tiene nombre. (Permítanme que enlace a mi colega de blog). Sobre todo porque en enero se anunció que se entregaba la obra y el edificio sigue cerrado. Lo de la Casa de la Cultura, Casa de la Juventud, Islote de Fermina, Museo de la Historia, etc., también es repetitivo. Como el auditorio de los Jameos. La desidia con el patrimonio cultural o natural es para echarse a llorar. Fíjense que hace diez años que se habla del dragado de los Clicos...