0 COMENTARIOS 13/12/2013 - 06:25

No deja ser sintomático que Agustín Pallarés comience su libro sobre la isla de Alegranza parafraseando a El Quijote. En su portal web, este autor recuerda de sí mismo que en su vida ha ejercido dos profesiones, la de Técnico en señales marítimas y la de guía turístico. Agustín Pallarés es eso y mucho más. Un torrero, nieto e hijo de torreros, que con 85 años escribe varios libros al mismo tiempo, ingenia un nuevo idioma y abre un blog en internet: www.agustinpallares.blogspot.com

Pero principalmente Pallarés es un ser interesado en el conocimiento, algo bastante utópico y quijotesco en el tiempo -la larga posguerra española- y el lugar -Lanzarote y sus islotes- que le tocó vivir. Sin embargo, tanto entonces como ahora, había personas para las que el apego por la letras o la ciencia no eran lujos exóticos, sino herramientas imprescindibles con las que hacer de la curiosidad su motor vital.

El homo sapiens es un ser curioso, interesado en conocer y en explorar permanentemente los límites, ya sea en los laboratorios de los grandes centros de investigación como en territorios remotos y bajo condiciones precarias. La necesidad de encontrar nuevas respuestas, de hallar explicaciones de distintos autores o de cuestionarse creencias establecidas, llega a ser tan fuerte que se convierte en un virus benigno que te contagia para siempre. Así, hasta un destierro casi autoimpuesto en un lugar como Alegranza puede convertirse en una oportunidad para aprender, como parece haberle ocurrido a aquel niño que era Agustín Pallarés en 1937, cuando llegó a ese lejano islote huyendo de las represalias que podía sufrir su familia por la Incivil Guerra española.

Desde aquel minúsculo y solitario trozo de tierra en mitad del Atlántico, sus padres lograron incentivar su imaginación con la rica biblioteca que aquella familia ilustrada de torreros llevaba de faro en faro. Entre 1937 y 1943, Pallarés apenas salió de Alegranza, pero no sólo descubrió nuevos mundos desde los libros que llegaban a sus manos, sino que abrió los ojos hacia la riqueza de lo que le rodea cada día: fauna, flora, geología, mar… Marcel Proust lo dijo claro: “El verdadero acto de descubrimiento no consiste en salir a buscar nuevas tierras, sino en aprender a ver la vieja tierra con nuevos ojos”.

Cuando un carácter está marcado por la voluntad y la perseverancia, son pocos los elementos externos no susceptibles de convertirse en estímulos con los que seguir creciendo. Fue un mensaje en una botella lo que le  hizo brotar en Agustín Pallarés el interés por los idiomas. Como cuenta en la introducción de este libro, tras el encuentro fortuito de una carta escrita en francés que el océano había llevado en una botella hasta la costa de Alegranza, aquel joven muchacho comenzó a aprender francés e inglés mediante métodos por correspondencia postal y escuchando la radio. Años más tarde, siendo ya torrero de Alegranza, el conocimiento de otras lenguas le llevó a convertirse en unos de los primeros guías turísticos de Canarias, y de ahí surgió con fuerza la vocación de ser investigador y divulgador.

En ese camino emprendido hace décadas, Agustín Pallarés ha escrito un completo libro sobre el islote más septentrional de Canarias, uno de los territorios más desconocidos del archipiélago. La isla de Alegranza es una guía perfecta para acercarse a los valores del patrimonio natural y cultural de este espacio. Además, este libro también es un testimonio único para conocer las legendarias generaciones de torreros que, en España y en el resto del mundo, jugaron un papel muy relevante en las rutas que el hombre ha transitado por el mar. Una obra de interés doble: conocer al mismo tiempo la historia de una isla y la de un modo de vida.

El que cuenta las peripecias de los torreros de Alegranza es uno de sus miembros, un ser especial que también ha hecho de su vida una suerte de faro, una luz de referencia para quienes creen que lo importante no es aceptar afirmaciones cómodas sino hacerse preguntas desde el rigor y la curiosidad.             

               

[Este texto es el prólogo de "La isla de Alegranza" de Agustín Pallarés. El nuevo libro de Ediciones Remotas (www.edicionesremotas.com) estará a la venta a partir del día 22 en Lanzarote]

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