Me han recomendado, con muy buena intención, comenzar el año escribiendo “en positivo”. Lo  agradezco, aunque la recomendación lleva implícita la afirmación de que el resto del año lo hago en negativo. No lo tengo claro, en primer lugar porque no sé si esa positividad o negatividad se define en función de la mirada que se aporta a la actualidad o de los asuntos que se elige enfocar. Pero vamos a dejarlo ahí.

Es un recurso de mal articulista o de articulista emponzoñado de Navidad, éste de ir consumiendo líneas, ante la escasez de ideas, relatando el proceso de escritura del artículo. Así que como ya he usado un recurso barato, no voy a usar otro muy recurrente en estas fechas, que es el de hacer la lista de buenos deseos o propósitos para el año que comienza. Se me estrechan, por tanto, las posibilidades de ser positivo.

El primer argumento para sostener la recomendación para este primer artículo del año, ante mi extrañeza sobre la petición (“¿Cómo que positivo si siempre soy positivo?”) ha sido que hay que dar esperanzas a esta sociedad, que hay que resaltar que cada vez hay más personas que se organizan para colaborar y crear una sociedad mejor.

Lamentablemente, también tengo mis dudas sobre esto: sobre que haya más personas organizadas que antes y sobre que eso sea positivo sin más, porque da la impresión de que muchos se organizan su propia burbuja y dejan lo importante o lo desagradable en manos de otros.

Y en cuanto a dar esperanzas: el que salga a la calle henchido de esperanza y fe en la bondad del ser humano después de leer el periódico por la mañana (perdonen el anacronismo), o bien sólo ha leído el horóscopo, o bien tiene cita con el psicólogo. El periodismo, si lo hace, o cuando lo hace, expone los hechos, denuncia algo, saca a la luz lo oculto, y a veces incluso analiza o da claves para entender algo… Lo de las esperanzas es en otro negociado.

Se me siguen agotando los recursos, así que tomo al pie de la letra el consejo más común que se da a alguien que no sabe qué escribir: escribe sobre lo que conoces, sobre lo más cercano. Y lo más cercano a mi escritura es el último artículo que escribí en 2013, al alimón con Manuel Riveiro, sobre una pareja de ancianos que viven en una casa en Argana Alta que pertenecía a la Iglesia y que, como la han vendido con ellos dentro, el Juzgado ha ordenado su desahucio para marzo.

La noticia ha sido la más leída con diferencia en DiariodeLanzarote.com y ha tenido 9.000 impactos en Facebook. Y esta semana seguimos con la noticia, contando el apoyo de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), un colectivo de personas que ha sufrido, que ahora es el más activo en las calles de Lanzarote, que ya está logrando resultados positivos y que dice que no van a permitir que este matrimonio salga de su casa.

Y ya puestos a ser obediente, allá van unos deseos para este año: que estas personas sigan en su casa como hasta ahora y que podamos seguir contando este tipo de historias y ustedes leyéndolas.

Feliz año nuevo.