DIARIO DEL CORONAVIRUS (XIII)

Hipoacusia

Saúl García 0 COMENTARIOS 28/03/2020 - 21:02

La hipoacusia es la pérdida de la audición relacionada con la edad. En el año 2003 tuve la suerte de escribir una serie de entrevistas a personas centenarias de cada uno de los municipios de la Isla, hombres y mujeres entre los 98 y los 105 años. Sin conocer ese término, esta fue una de las conclusiones más evidentes, común a todos los entrevistados. Se puede conservar bien la vista (una minoría), perfectamente el habla, sin problemas el olfato, bien el gusto y el tacto, pero si se vive mucho se acaba perdiendo el oído. Parece que el sistema auditivo humano aún no se ha adaptado al aumento de la esperanza de vida.

Por mi tendencia a la caricatura y mi nula formación científica, mi conclusión inicial sobre la pérdida auditiva tenía que ver con esta visión, probablemente muy poco rigurosa: la gente se aburre de escuchar idioteces, pero no se cansa cuando se les pregunta por el pasado.

En una serie que se llama Perfiles, en este mismo periódico, he entrevistado a decenas de personas mayores. Disfruto y aprendo con esas entrevistas. Sigo comprobando la infalibilidad de la hipoacusia y algunas otras cosas más. Se suele asociar la vejez a la sabiduría, y en muchas ocasiones es así, aunque en otras se constata que un ignorante que envejece se convierte solamente en un viejo ignorante. No hay que confundir la información con el conocimiento. Pero además de la hipoacusia, en las personas mayores sí se da una característica común: se mejora la capacidad de síntesis, sobre todo con su pasado, y aumenta la facilidad para cribar lo importante de lo accesorio. Puede que sea por una cuestión de eficiencia energética.

Las personas mayores de ochenta años son las más afectadas por el coronavirus. Están muriendo muchas. De forma paralela se ha descubierto un drama en las residencias de ancianos. La atención a las personas era ya una asignatura pendiente de esta sociedad y lo va a seguir siendo. No todas las personas han tenido una vida fascinante, pero si tienen más de ochenta años y nacieron antes o durante la Guerra Civil, son testigos de una época que se va borrando.

En muchos pueblos, barrios o familias ya son pocas las personas que pueden recordar nombres, lugares, calles, hábitos, costumbres o secretos que son imprescindibles para interpretar el presente y que lo serán más aún en el futuro.

No esperen a que sea tarde. Hablen con sus padres, abuelas o vecinas y graben las conversaciones. Estarán capturando información valiosa. Siéntense con tranquilidad y pregunten, que el sistema auditivo, o la vejez, saben separar el grano de la paja. Eso sí, no se olviden de alzar un poquito la voz.

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