DIARIO DEL CORONAVIRUS (III)

Comprobaciones

Saúl García 0 COMENTARIOS 18/03/2020 - 20:08

Son días de comprobaciones. Compruebo, sin ir más lejos, algo que ya sabía pero que ahora es más evidente: si los medios, en lugar de contar las noticias, las crean, lo de la información deportiva es de premio. Después de unos días con el pie cambiado, con cierta vergüenza por dar importancia a dramas ficticios ante un posible drama verdadero, vuelven a lo de siempre: burocracia especulativa. Les va a venir fenomenal que anulen las competiciones porque así tienen más tiempo para hablar de por qué no se celebran las competiciones. 

Otra comprobación: lo de los adolescentes. Un temazo. Los hikikomori son jóvenes japoneses que viven sin salir de su cuarto. Dicen que hay medio millón que a la cocina no van ni de visita. Me pregunto si se puede encerrar a un adolescente pero no a sus hormonas. Me respondo que no porque lo ven mis ojos. Esto no es Japón, pero estar varias semanas sin clase intentando sortear cualquier obligación que no sea jugar a la play station se acerca a un sueño húmedo. Es solo algo transitorio.

Más comprobaciones: escuchar al ejército desde casa, asomarte y ver una tanqueta, da cosilla. Tranquiliza mucho ver una tanqueta, se ve que hay confianza mutua. Emite un mensaje en español, inglés y alemán para que nos quedemos en casa. Todo muy tranquilizador. De hecho, el mensaje queda claro aunque no llevaran altavoces. También pasa la Policía Nacional con su mensaje, grabado con voz seductora estilo planta de caballeros de El Corte Inglés. El del ejército me recuerda más al colchonero lanero.

Una de las cosas que estoy empezando a echar de menos es caminar. Para compensar, me he puesto a subir  escaleras. En mi edificio, hasta el sexto son 100 escaleras. Creo que con 400 al día voy bien. Solo faltaría que saliera del confinamiento en forma. En cuanto acabe cogeré el ascensor hasta para bajar. Qué pena no poder escapar de uno mismo.

También compruebo que el encierro no da para tanto. Me faltan horas. He empezado un libro que compré la semana pasada y lo tenía pendiente, Los Topos, de Manu Leguineche y Jesús Torbado. Recopila 19 casos reales de hombres escondidos durante la guerra y la posguerra. Entre ellos está el caso de Pedro Perdomo Pérez, nacido en Haría en 1906. Estuvo escondido 33 años en las casas de sus hermanas en La Isleta. Salió en 1969 y murió seis años más tarde. Es un caso muy triste. Vivió sus últimos años en un cuarto de tres metros cuadrados. Sin wifi, sin Netflix, sin luz y sin nada. Casi sin esperanza. Nunca quiso hablar sobre ello. Quizá no sea el mejor libro para estos días, pero parece un gran libro para estos tiempos.

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P.D.: Recupero mi casi abandonada labor de prescriptor musical.

Advertencia: no busquen relación entre la letra y la música.

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