Pedro San Ginés

“Cruz negra, cruz blanca”, ¡vaya una cruz!

“Menuda cruz”, la que nos cayó con el dichoso debate sobre la oportunidad de quitar o no la cruz de la Plaza de Las Palmas, por aquello de la memoria histórica y sus vínculos con el franquismo, ese que casi nadie debía tener ya en la memoria.

La verdad es que, leyes, normas o cuestiones patrimoniales aparte, a mí lo que dicta el sentido común es que la presencia o no de esa cruz dudo que fuera motivo de preocupación para casi nadie, ni siquiera para los más republicanos, ni tampoco creo necesario el gasto de recursos que se ha hecho; de momento para retirarla primero y luego para reponerla, puede que pendiente de resignificarla —que es el palabro utilizado para legitimar la permanencia de lo que fueran símbolos franquistas— y quién sabe si para volverla a retirar, como insisten algunos. Menuda matraca a cuenta de la relación de la cruz con el pasado más negro de la ya no tan reciente historia de España, y de ahí mi rebautizo como la Cruz Negra.

Entiendo bien a quienes la consideran un mero símbolo religioso que forma parte del paisaje urbano que transitan, y son mayoría entre los usuarios habituales de la plaza —cosa que no deberíamos olvidar, ya que nos ponemos tan memoridemocráticos—, por cuanto está justamente delante del templo religioso más importante de la isla, la iglesia de San Ginés. Entiendo algo menos a quienes, tras resucitar a Franco y a la guerra civil (no confundir con la justa reivindicación de restituir la dignidad de quienes siguen en cunetas y fosas comunes), repentinamente les ha parecido una ofensa su presencia, y entiendo regular a quienes simplemente la consideran un estorbo para el uso diáfano de la plaza, aunque a estos últimos les muevan razones más lúdico-festivas que memoristóricas.

A mí, particularmente, me importa bien poco lo que hagan con la Cruz Negra, pero sí me pareció una calculada pena su reposición —foto y nota de prensa municipal al canto— coincidiendo con el día en que se firmó el convenio para que viera la luz la residencia de mayores de la Cruz Blanca —igualmente foto y nota de prensa cabildicia al canto—, aunque esta sí que me importa, y mucho, por cuanto supondrá un nuevo y muy necesario recurso asistencial para atender a las personas en esa etapa de la vida a la que todos llegaremos, y a la que cada vez nos sumaremos más: la vejez.

El PSOE insular sigue entreteniendo a la gente con sus memorias y falsos relatos, como su supuesta apuesta por el bienestar social y la atención a la dependencia —tras tener 4 años en vilo a todas las ONG de la isla que la atienden, renunciando al concierto social con ellas y sin resolver siquiera el contrato para la residencia de mayores de Tahiche que se encontraron adjudicada en 2019. Por contra, desde Coalición Canaria hemos retomado la senda de la atención a la dependencia para que, por fin, vean la luz tanto la residencia de mayores de Tahiche como la de la Cruz Blanca, con una inversión —de momento— de 6 y 10 millones de euros respectivamente, con fondos propios del Cabildo de Lanzarote, amén de regularizar los convenios y avanzar en el concierto social con todas las ONG del sector.

Desde estas líneas quiero felicitar por ello al actual grupo de gobierno liderado por Oswaldo Betancort, y al PSOE que todo lo cuestiona, recordarle que fue bajo el gobierno de CC —por cierto, con el mismo consejero al frente, Marciano Acuña— cuando se produjeron los últimos grandes avances de Lanzarote en atención a la dependencia: equipamiento y puesta en marcha de la Residencia y Centro de Día de Atención a la Discapacidad, o construyendo, equipando y poniendo en marcha —donde había dos solares—, primero, la Unidad de Rehabilitación Psicosocial, Don Julio Santiago (también residencia y centro de día), y después la Residencia de Mayores Dr. Guzmán, ambos con inversiones multimillonarias. Desde entonces, nada importante se había hecho en Lanzarote en este campo, pero, tras 4 años aciagos de paréntesis falsariamente progresista, hemos vuelto a la senda de progreso en atención a la dependencia.

En definitiva, aunque es una pena que el principal partido de la oposición siga en manos de quien mece la cuna donde retoza su secretaria general, enfrascados en debates estériles que no resuelven nada a la gente, como el de la Cruz Negra, en Coalición Canaria no hemos perdido el foco en el objetivo de seguir diseñando y ejecutando proyectos de esperanza y futuro que sí interesan a la gente, como el de la Cruz Blanca.
 

* Secretario General de Coalición Canaria Lanzarote y La Graciosa

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