
EL PASEO
Por Saúl García
La lluvia es molesta, impide hacer la vida diaria. El campo ya no importa, pero sí las terrazas, los eventos, las fiestas, los conciertos...
El anuncio de la lluvia, que se veía como una bendición, se percibe ya como una maldición. Si la lluvia es la misma, puede que menos frecuente pero más intensa, el cambio es otro. La lluvia es molesta, impide hacer la vida diaria. El campo ya no importa, pero sí las terrazas, los eventos, las fiestas, los conciertos…
Se comparten las previsiones, las prealertas, las alertas, las recomendaciones… Se cierra, se suspende, se clausura, y no ya en función de la evolución de la lluvia, sin uno o dos días antes, en función de las previsiones. Con un aviso de lluvia y temporal, el Cabildo cierra hasta El Almacén. Una cosa es la prudencia y otra el miedo.
Porque previsión sí que no es. No es previsión repartir sacos de arena por las calles de Arrecife cada vez que llueve o suspender las clases en los colegios porque “no están preparados”, como se repite insistentemente. De todas las gestiones que se pueden hacer, la de suspender todo es la más sencilla.
La previsión empezaría por tener infraestructuras que no sufran ante el viento y la lluvia, no como el pabellón recién inaugurado, y que permiten que no aparezcan las calles anegadas y con olor a cloaca.
Ni las fiestas, ni otros anuncios absurdos. Hace falta una inversión en condiciones. El alcalde, o alcaldesa de Arrecife que entienda que si llega esta situación, que la lluvia no sea una amenaza y que tras un día de lluvia intenso la ciudad se mantenga sin mal olor y con cierta normalidad, se jubila en el cargo.












Comentarios
1 Vecinos Lun, 15/12/2025 - 11:18
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