[DE BARRIO EN BARRIO]

Tradición repostera

Rosalía del Pilar pertenece a la cuarta generación de una familia de artesanos panaderos. En su obrador de Argana Alta continúa elaborando la receta de las tradicionales truchas

Elaboración de las truchas, que se realiza de forma artesanal y siguiendo la receta tradicional. Fotos: Adriel Perdomo.
María José Lahora 0 COMENTARIOS 28/12/2019 - 08:28

Rosalía del Pilar da nombre a la Panadería Del Pilar, proviene de una saga familiar de artesanos panaderos de Lanzarote. No en vano es ya la cuarta generación. Su familia, originaria de La Villa, es un referente de la panadería y repostería tradicional de la Isla, que ahora, junto a su marido, José Luis Carballo, y un equipo de profesionales, continúa elaborando en el obrador de Argana Alta en Arrecife. 

José Luis relata la historia familiar que envuelve a esta panadería. Recuerda que antaño las panaderías se ponían a nombre del marido, pero que el oficio lo ejercían las mujeres. Así, la bisabuela, abuela y madre de Rosalía fueron, antes que ella, las encargadas de confeccionar el pan y repostería en el obrador de La Villa, contando para ello con un permiso para una tahona de madera, documentado desde el año 1941, cuando el pan aún se tenía que repartir cargando sacas que se transportaban a lomos de los burros.

José Luis recuerda también que algunos obradores, como el de Guatiza, cargaban hasta cuatro sacos de pan y los llevaban en la guagua hasta Arrecife para más tarde repartirlos por la calles de la capital. Rosalía comenta que aún tiene en su mente la imagen de su madre amasando a mano.

Y aunque la introducción de la maquinaria en los obradores ha relegado esta labor a las amasadoras, “la producción en Panadería Del Pilar continúa siendo artesanal”, explica. Tal y como se demuestra en la elaboración de las truchas, que confeccionan con motivo de la llegada de la época navideña. “Elaboradas a mano”, según añade José Luis, y con componentes de producción local, como la batata de jable, el ingrediente estrella. “Si es de secano, mejor que mejor”, dice.

 Agricultores de Tao o Soo son sus principales proveedores. Durante noviembre y diciembre la producción de truchas se realiza casi a diario. Emplean alrededor de 20 kilos de batata para elaborar en torno a medio millar de piezas. La masa se elabora por la mañana, dispuesta por obleas en la tabla, se rellenan y se cierran a modo de empanadilla. “Seguimos usando un tenedor para ello”, comenta José Luis para remarcar el toque artesanal que imprimen en su elaboración.

Pasan más tarde a la nevera para conferirles un toque de frío que marca la diferencia de esta receta, para finalmente comenzar a freírlas a partir de las tres de la mañana del día siguiente, tras unas buenas horas de reposo. Mantienen la receta tradicional de la Isla, con un relleno a base de batata, almendra, canela, limón y anís dulce.

José Luis recuerda que antaño era habitual también que en obradores y casas particulares se elaboraran de garbanzo o incorporando otros ingredientes. Ellos mismos han trabajado las de cabello y hasta el año pasado contaban con una variedad con relleno de calabaza. Finalmente, han acabado apostando por centrarse en las tradicionales de batata, las más demandadas. “La gente se vuelve loca por ellas”, destaca con satisfacción el repostero.

Famosos son también sus pasteles de carne, receta familiar y de laboriosa elaboración que reservan para fechas señaladas, como las navidades, con un relleno “secreto” que ha pasado de madres a hijas. José Luis se atreve a comentar que una de sus características es que el hojaldre está hecho a mano y está relleno de carne de cerdo sancochada con un majado especial. Emplean para su horneado moldes de gánigos de barro, que el panadero muestra mientras comenta, con orgullo, que están confeccionados también por manos artesanas.

Durante todo el año, Panadería Del Pilar distribuye además sus tradicionales roscos, mantecados y mimos, por los que son conocidos en toda la Isla, junto a distintas variedades de pan y otros productos de repostería, como donuts. Además de las también conocidas roscas de leña bizcochadas, que continúan realizando los hermanos de Rosalía en el obrador de La Villa.  Panadero “por amor” José Luis comenta que se hizo panadero “por amor”.

Relata que no dudó en abandonar su cómodo trabajo de chófer en el aeropuerto para dedicarse de lleno a la panadería y emprender, junto a su mujer, la aventura que les llevó a abrir el nuevo obrador en Argana Alta.

A cambio, cuenta con la compensación del reconocimiento de la clientela “a un trabajo bien hecho”, aunque también agradece los comentarios de los clientes que le ayudan a mejorar su labor. “El cliente bueno es el que se interesa”, señala.

Junto a Rosalía y José Luis trabajan otros seis empleados. Los panaderos destacan lo importante que es trabajar con un buen equipo y el ambiente familiar que se respira en el obrador, algo imprescindible para que la producción salga a gusto de todos.

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