SECTOR PRIMARIO

La esencia de la pequeña bodega

Rafael Espino, defensor del viticultor y del paisaje, lleva más de 20 años al frente de Vega de Yuco, un proyecto que sigue apasionándole

María José Lahora 1 COMENTARIOS 16/08/2018 - 07:00

La bodega Vega de Yuco se erige en un paisaje gobernado por volcanes y viñas, en el Lomo de Tesa. Con una capacidad para 200.000 botellas se provee de la uva de hasta 500 fincas de la Isla. Rafael Espino, que emprendió esta aventura hace más de veinte años, asegura que lo que caracteriza a la firma es que “mantiene el espíritu de una bodega pequeña donde priman las relaciones personales y donde lo que nos distingue son nuestros 120 proveedores”. Viticultores que aportan a la bodega una uva que esta campaña cuenta con una “calidad muy buena”, desde el punto de vista sanitario, matiza Rafael.

La bodega Vega de Yuco ha apostado por un aumento de la producción del 20 por ciento con respecto a la del año anterior, “porque viene mucha uva pequeña y, cuanto más pequeñita, más me gusta, aunque supone un riesgo, que es atinar con el día de la maduración, porque tampoco nos interesa que tenga demasiados grados”. También “coincidimos con el viticultor en que no nos conviene que pierda kilos, sino cogerlos en el momento justo”. Por eso estima que la vendimia se iniciará en la segunda semana de agosto y con la convicción de que “no habrá ola de calor, en absoluto”, el principal temor de los viticultores a estas alturas de la temporada.

Defensor de los viticultores, asegura que sin esos 120 proveedores, a los que también gusta asesorar, no podría elaborar unos vinos que cuentan en el mercado con tan buena imagen. “Son el alma de la bodega”. “Mi trabajo es de campo y asesoramos a cada uno para que predomine un cultivo saludable”. Intenta convencer al viticultor para ir de la agricultura convencional a la integral, en la que se siguen utilizando químicos, pero sólo cuando es necesario, sin abusar y sin dañar la uva por el perjuicio que puede suponer exponer la viña demasiado a estos fitosanitarios que en ocasiones se rocían en demasía, más bien por desconocimiento.

Lo que caracteriza a Vega de Yuco es que “mantiene el espíritu de una bodega pequeña donde priman las relaciones personales y nuestros 120 proveedores que son el alma de la bodega”, destaca Rafael Espino

También comparte sus preocupaciones con ellos y es de los que opina que el precio de la uva tendría que subir a tres euros, “porque estamos vendiendo paisaje”. Así, habla de la viña en hoyo y de La Geria. El problema es el terreno y los costes que supone mantenerlo. “Deberíamos todos involucrarnos en La Geria”. Y aunque él es de los que compra más la producción en zanja es consciente de que el reclamo para los vinos de Lanzarote es el paisaje de la viña en hoyo. Anima a las instituciones a que destinen las subvenciones para esos viticultores particularmente, porque se enfrentan a mayores problemas que el viticultor de zanja. El objetivo, al fin y al cabo, es “conferirle el valor añadido a la uva” y por ende a los vinos de Lanzarote.

Para Rafael, como agrónomo, el campo es un “hobby”. En sus inicios trabajó en el Consejo regulador de la denominación de origen Vinos de Lanzarote. “La ventaja de trabajar en lo que te gusta es la ilusión con la que lo disfrutas”. Esta pasión se refleja en su conversación mientras disfruta de unas impresionantes vistas de montaña Negra y Colorada que presiden el entorno de viñas repletas de racimos y que acompañan la charla.

En ese horizonte contempla su nuevo proyecto, recuperar una antigua edificación en Testeina con más de 200 años de antigüedad que cuenta con sus propios lagares y que “forma parte de nuestra identidad”. Es una iniciativa para conservar sus valores arquitectónicos y patrimoniales y que gustaría restaurar como bodega para los crianzas y vinos dulces. Un espacio exclusivo para el que ya han adquirido los terrenos y cuentan con los permisos necesarios.

Comentarios

¿ Cuando habla de Testeina, se refiere a la casa y finca de Doña Carmen Rocha ?.

Añadir nuevo comentario