PERFIL

Buscando una vacuna desde el cielo de Famara

Robert vive en Famara y es bioquímico. Trabaja como piloto de parapente pero también colabora en una investigación internacional para lograr una vacuna para el coronavirus

Foto: Cedida.
Saúl García 1 COMENTARIOS 24/05/2020 - 08:52

En los últimos seis años Robert Schwarzenbacher (Austria, 1973) ha sobrevolado la isla de Lanzarote cientos de veces en parapente, solo y acompañado. Su empresa Famaraíso ofrece paseos aéreos en un parapente biplaza. Robert vive a un paso de la arena de la playa de Famara. Hasta que se decretó el estado de alarma pasaba mucho tiempo con la cabeza en las nubes, pero ahora no le queda otra opción que mantener los dos pies en la tierra.

“Volar con parapente en todos los rincones de Lanzarote es como vivir en un sueño. Es muy emocionante porque cada vuelo es diferente ya que dependemos del viento y la temperatura, como las aves”, señala.

Desde el 11 de marzo no puede ejercer su principal ocupación, pero tiene otra. Trabaja como consultor para diferentes consorcios de investigación. Ahora colabora con las investigaciones del Centro Nacional de Enfermedades Tumorales (NCT) Heidelberg, que a su vez colabora con el Centro Alemán de Investigación del Cáncer, el hospital universitario de esa ciudad y las empresas CureVac, Novartis y Biogen, con el apoyo de la Fundación Bill and Melinda Gates y la Fundación Porsche.

El objetivo de la investigación, como tantas otras que se han sumado a la carrera, es encontrar una vacuna para el coronavirus. En esa investigación, Robert aporta su conocimiento y experiencia sobre las estructuras de las proteínas humanas.

Estudió bioquímica y biotecnología en la Universidad Tecnológica de Graz (Austria) e hizo su doctorado sobre las estructuras cristalinas de la glicoproteína humana beta-2 en la Academia Austriaca de Ciencias. Se fue a Estados Unidos y trabajó durante seis años en la Universidad de San Diego, en California.

En ese periodo publicó más de cien artículos dentro del Proyecto Genoma, uno de los mayores proyectos colaborativos de investigación científica, con el objetivo de identificar todos los genes del ADN humano.

En 2005 volvió a Austria para dar clase de bioquimíca en la Universidad de Salzburgo. Pero en 2014 decidió dejarlo todo y mudarse a Lanzarote, a Famara, para volar. “Volar con parapente siempre fue mi pasión y solo estudié ciencias porque mi madre pensaba que el parapente no es una profesión reconocida. Veinte años después pude dejar esta vida de trabajo cosmopolita, loco y con mucho estrés para volar cuando quiero”.

Robert trabaja con su ordenador desde su casa, con la vista en el horizonte del Archipiélago chinijo. “Ahora todo se trata de minería de datos” (descubrir patrones en grandes volúmenes de conjuntos de datos), dice.

“Todos los días, científicos y hospitales de todo el mundo depositan gigabytes de información en las bases de datos científicas. Con la información genética del Sars-Cov-2 de diferentes países y pacientes, verificamos la velocidad a la que evoluciona el virus. Es muy interesante porque cada país usa diferentes tratamientos y por eso aprendemos más todos los días sobre cómo mejorarlo. Ahora estamos viendo los primeros datos de las infecciones de la segunda ola”, explica.

Dice que “saber interpretar la estructura en tres dimensiones del virus es esencial para entender sus mecanismos de infección y las posibilidades para bloquear su acción con una vacuna o una cura”.

La investigación estudia la capa de moléculas de azúcar de las proteínas de superficie de los coronavirus para evaluar su idoneidad para el desarrollo de vacunas. Pero el tiempo apremia. “Para que una vacuna sea segura debe estandarizarse, producirse en grandes cantidades, estabilizarse durante largos períodos de tiempo y en condiciones variables. Una vez que esto se ha logrado, debe ser probada en muchas personas en grandes ensayos clínicos. Este proceso lleva un mínimo de tres a cinco años y no tenemos ese periodo de tiempo”, advierte.

Por eso, “para ahorrar tiempo, tenemos que reinventar el proceso”, asegura. Dice que “es difícil producir y estabilizar virus vacíos y una forma es usar solo partes de la capa de superficie del virus, preferiblemente la parte de proteína que une el receptor celular o, en otras palabras, la clave para abrir la célula del cuerpo donde el virus va a multiplicarse. El truco es seleccionar esa parte”, afirma.

“El SARS-Cov-2 (nombre científico del virus) tiene un caparazón compuesto por una membrana lipídica enriquecida con proteínas, que tienen una capa de azúcar que las camufla a nuestro sistema inmunológico”, dice. “Entonces, para seleccionar la mejor parte proteica para una vacuna, necesitamos encontrar los agujeros en la capa de azúcar”.

Comparan los genomas de todos los virus Corona y buscan diferencias en estas proteínas, que se mapean en las estructuras de proteínas tridimensionales para ver qué parte está cubierta de azúcares”. Una vez que se selecciona la parte de la vacuna, tenemos que verificarla con el genoma humano para evitar similitudes que puedan crear efectos secundarios no deseados”.

En el siguiente paso, el de producir la vacuna, Robert cree que “la buena noticia es que, teniendo en cuenta el poco tiempo transcurrido desde que conocemos el SARSCov-2, la investigación mundial avanza muy rápido”. Señala que “los primeros candidatos a la vacuna de proteínas están en pruebas en China ya y la primera vacuna de ARNm llegará a finales de año”.

“En este momento tenemos tres vacunas en ensayos clínicos y tres más a punto de comenzar en junio. Si todo va bien, puede estar lista a final de año”. Aunque también dice que hay que tener cautela “porque es realmente difícil con esta clase de virus. Cuando acabe el confinamiento, en cuanto pueda, Robert volverá a volar de nuevo, solo o en compañía.

“Lo que más disfruto es volar con gente de aquí, mostrarles Famara o tener la experiencia de los pájaros es increíble”. La sonrisa en sus caras después de aterrizar en la playa es la mejor recompensa”, dice.

Comentarios

"la capa de moléculas de azúcar de las proteínas" ¿Me lo pueden traducir al español? Gracias.

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