Mariem Díaz Fadel

La ocurrencia de los charcos

Lo cierto es que si nuestros representantes públicos no se meten en un charco no están contentos. Como, en apariencia, el límite de ejecución de nuevas playas ya lo hemos alcanzado tiempo atrás, ahora se trata de coger los charcos, esos que quedan en el litoral tras la pleamar, para ponerlos al servicio de las masas. Ignoro si, además, de aparcamientos y solárium, contarán con aseos, duchas, quiosco y alquiler de hamacas, además de asfaltado de vías de acceso, zona de caravanas, alguna que otra obra complementaria y otros servicios y ¿vigilancia?

Cuando creíamos que habíamos llegado al límite de las intervenciones en el territorio y que tocaba parar, dar marcha atrás e incluso empezar a demoler algún disparate, la Consejería de Turismo del Gobierno y la de Transición Ecológica de Canarias nos sale con su proyecto de alicatar 117 charcos en toda Canarias, de los que 11 corresponden a Lanzarote. Charcos donde empieza la vida de muchas especies marinas y que no demandan más que preservarlos de la vorágine turística y de una excesiva presión de la población local. Señalan los ideólogos que no se contempla intervenir en los charcos sino en la mejora del entorno y que "se justifica en la necesidad detectada de realizar actuaciones para mejorar la calidad de unos espacios públicos identificados que se encuentran degradados y obsoletos". Tomo nota del apunte que hacen los lumbreras que han ideado el asunto declarando que la naturaleza puede quedar obsoleta. No tengo palabras.

Todo debe surgir de alguna propuesta de tratar los charcos como zonas de baño en las islas sin playas. Ahí observaron un nicho para dar trabajo a las constructoras y se inventaron el discurso para todas las islas. Habría que ver, no obstante, si cuando hablan de charcos lo hacen de los charcos naturales o también delos que se han creado metiendo piedras y cemento en lo que era mar, para acotarlo y hacerlo piscina. Porque una cosa es charco y otra bien distinta las piscinas naturalistas. Charco es una cosa natural donde no cabe empaquetar el repertorio de piscinas creadas ad hoc desde hace decenas de años. Puede que, de ser así, estemos creando confusión metiendo ambos conceptos en un mismo paquete. Está visto que la falta de inteligencia no es algo exclusivo de uno u otro partido, tampoco la inteligencia, y esta parece prodigarse poco.

Pensaba que la torpeza estaba siendo propia sólo de los representantes de las administraciones locales, pero no, el gobierno se apunta al ranking de los más brutos. CC sacó una Ley de Islas Verdes para empapelar bien monas las cumbres de las islas occidentales y ahora el PSOE, sin tan siquiera plantearse dar marcha atrás a los disparates de sus antecesores, va y se mete en este charco.

Si es que son como niños. Salvajes, pero niños, jugando a ver quién la hace más gorda. Quédense con el nombre de algunos de los protagonista: Teresa Berástegui, Fernando Miñarro y Miguel Ángel Pérez, los protagonistas de los charcos de Turismo y de Cambio Climático. Y todo se someterá al parecer de cada isla. A ver qué hacen los nuestros.

Si con CC en el gobierno nos iba como nos iba de mal con el territorio, ¿para qué coño queremos al PSOE si lo hace igual de mal?

 

Comentarios

preguntenle a jose juan lorenzo el enchufado,cuando no sabe que hacer,se dedica a ca...la
Que poca vergüenza, suscribo palabra por palabra, aunque más que niños son delincuentes dilapidando el patrimonio de todos. Canarias cómo destino de masas es la riqueza de unos pocos y la pobreza de muchos. Una naturaleza respetada haría incrementar ingresos, rentas y equidad. El turismo de masas hace que cada hotel y macizo de bungalows nuevo degrade la calidad de los demas, un incremento de renta marginal para la gran empresa que lo gestiona , un deterioro del paisaje de todos y una sociedad de camareros mileuristas. El agroturismo Italiano o Balear son ejemplos de como se pueden ingresar miles de euros por viajero semanalmente haciendo que cada visitante sustente medios de vida sostenibles o que incluso mejoren el patrimonio común mientras que las rentas no se van a sociedades empresariales con sede en un paraiso fiscal, sino a un paisano que irremediablemente las vuelve a hacer circular en la economía local de su entorno.
Muy buen artículo. Refleja la opinión de la mayoría. Y muy bueno el comentario de Eduardo. Al final, después de décadas, del legado de Manrique y de mala experiencia en las islas capitalinas, seguimos sin darnos cuenta de que la apuesta es a la calidad, no a la cantidad. Mal asunto. Y lo peor es comprobar que, si efectivamente no nos podíamos de CC para la protección del vulnerable territorio canario, tampoco podemos fiarnos del PSOE
Pues ya dieron marcha atrás. Es de sabios rectificar

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