Luis Arencibia

Gentrificación

Cuando leí en este periódico un artículo en el que se advertía del riesgo de gentrificación de Arrecife, me vinieron a la cabeza inmediatamente las advertencias de Jonathan Haidt y otros psicólogos sociales sobre la polarización de los debates públicos.

El mecanismo es sencillo de entender: En un mundo de cada vez más frenético intercambio -y comercialización- de información, difícilmente los planteamientos matizados o ambiguos lograrán competir con éxito frente a afirmaciones sencillas y de fuerte carga emotiva. Sobre todo, si esta carga es negativa y apuntala nuestros sesgos ideológicos

Le daba vueltas a esto porque intentaba comprender cómo la conversación pública había pasado, sin solución de continuidad, de lamentar el “abandono” de Arrecife, a temer un “posible exceso de presión” sobre la capital, que no olvidemos que es a lo que se refiere el concepto de gentrificación. Término de connotación negativa con el que se hace referencia a las consecuencias no deseadas del éxito económico en un determinado lugar: dificultades para las clases medias y bajas por el aumento de precios; pérdida de autenticidad, etc.

Pero si algo me llamó la atención de este recién estrenado miedo a la gentrificación es el hecho de que esta gentrificación es lo que se supone que, en el fondo, llevamos décadas anhelando. Desde que tengo uso de razón, nuestra utopía, nuestro mejor reto como sociedad -repetido una y otra vez en decenas de manifiestos- era atraer turistas de rentas cada vez más altas, dispuestos a pagar servicios a precios más elevados, que a su vez permitieran incrementar los sueldos de las clases trabajadoras que los atendiesen, que así mismo habilitaran a estas para poder adquirir viviendas cada vez más confortables y de un precio más elevado…

¿No es acaso este un círculo virtuoso… de gentrificación?

Se puede objetar que de lo que se advierte en el artículo es, específicamente, de la posible presión en los precios que el uso turístico de las viviendas pudiera ejercer en la capital, que es donde vive gran parte de la población trabajadora de la isla -y, con seguridad, la de menos poder adquisitivo-. Y que nuestro sueño de convertirnos en una isla sin turistas pobres -aquellos carteros a los que hacía mención Enrique Parrilla, q.e.p.d.- sería posible, sin que nuestros propios pobres fueran aplastados por el incremento de precios, si resguardamos bolsas de viviendas de la presión de uso turístico.

Pero ¿y qué pasaría con los pobres de fuera? ¿Acaso el incremento de los salarios en nuestro ascenso a la exclusividad no atraería a trabajadores de otras zonas del mundo, muchos de los cuales tendrían capacidades superiores a los locales? ¿Acaso estos no competirían con los nativos, tanto por los trabajos, como por las viviendas, estuvieran estas donde estuvieran? En la medida que nuestros anhelos de un turismo de mayor calidad se fueran cumpliendo, esta presión gentrificadora se iría agudizando. Siendo imposible disociar un proceso del otro.  Y siendo lo más paradójico de todo el hecho de que, quienes más anhelan lo primero, más piel fina demuestran ante lo segundo. Hasta el punto de que comienzan a denunciarlo preventivamente…. ¡en Arrecife!

Para muchos, este dilema siempre tuvo una sencilla solución: se hacía necesario limitar drásticamente la llegada de pobres de fuera. Pero, para el resto, parece que lo único intelectualmente decente es asumir la complejidad. Y la evidencia de que nuestros sueños de hacernos ricos prácticamente sin esfuerzo, y sin tensiones sociales, eran simplificaciones bastante infantiles. Y que esto de lo público está lleno de matices y situaciones paradójicas, como aquellas en las que no conseguimos separar lo cruel, de lo justo.

Comentarios

Vaya una mezcla de churro con merinas. Si el lenguaje es expresión del pensamiento !qué habrá en esa cabeza! Debes empezar estudiando cuáles eran los destinos turísticos según los planes del Cabildo, después debes entender qué parte de planta hotelera y que parte residencial se calculó en esos destinos, después puedes leer que ha pasado con la planificación y su cumplimiento, sigues con los problemas del turismo de viviendas vacacionales y en qué momento ha surgido y, de paso, lee el proyecto life para que entiendas el crecimiento poblacional con respecto a la industria turística y el desarrollo urbanístico de Arrecife y la adaptación básica ... no será mucho por leer para un intelectual como tú, nada, en un finde en el Princesa Yaiza con tus amigos te lo ventilas. Y de paso nos cuentas qué han comido los señores.
mas carreteras, mas gente.
Mmmm no dices nada.. solo balbuceos.. planteen medidas y criterios productivos en sus artículos o van listos... tanta habladuría sin especificar nada ni cuestionar ni tan si quiera proponer.
Supongo que se quien eres "Laberinto", y veo que los años no apaciguan tu tormento. No debe ser difícil vivir dentro de ti. ¿Intelectual? ¿Amigos en el Princesa Yaiza? Madre mía. Son solo ideas algunas ideas, tranquilo. Lo bonito en pensar e intercambiarlas.
Vaya un artículo difícil de leer y entender... Se mezclan tantas cosas con poca cohesión y sentido... La capital de Arrecife tiene mucho más trasfondo que reducirlo a la entrada de turismo de calidad VS "gente pobre"/ "gente rica" , en Arrecife lo que se ha hecho es improvisar.. No sé, podrías haberte enfocado en poner soluciones (como la formación en la especialización de puestos de trabajo de las personas locales, así no tendrían que competir con los de afuera), plantear otros modelos económicos, no solo basado en el sector turístico (así cuando venga una pandemia, no se quede la isla parada), en fin.. Mucho hablar y pocas soluciones que aportar y llevar a cabo, así nos va...
Un amigo italiano dedicado al alquiler vacacional hace años, me dijo la pena de este negocio es que dónde entremos nosotros la gente de Lanzarote será expulsada. Entiéndase por expulsada que no podrá permitirse pagar un alquiler o comprar en esa nueva zona vacacional. Pero claro ya no es suficiente los núcleos turísticos, el último Playa Blanca reventando con dinamita el fondo del mar y apropiándose de playas. La última petición de los Camarababys es aguanten más conejeros ahora venimos a por el charco San Ginés, a por el centro de Arrecife, y si te descuidas a por tu barrio. Ni un cm de costa les vamos a dejar, y cuando ya no quede costa iremos a por el interior. Que ya saben Lanzarote es muy cuqui y todo se vende. PD: Tanto palabrería no hacía falta Luis bastaba con decir: Traga conejero que es por tu bien

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