José Luis Asencio

Endogamia política

En todas sus definiciones el término  endogamia hace referencia a esa práctica, digamos, homeofílica, donde lo igual termina estableciendo relaciones vitales y funcionales con lo igual, derivando dicho proceso genético en la aparición de una serie de taras biológicas que se conocen con el nombre de  depresión endogámica y que, entre otras expresiones, conlleva una reducción de la fertilidad femenina y de la viabilidad espermática así como una serie de carencias en el sistema inmunológico.

Ampliando el significado, utilizando la metáfora que nos brinda y aplicándole  ciertos usos “orgánicos” al término, nos encontraríamos con que pese a nuestra generalizada y saludable exogamia génica, su práctica en algunos ámbitos fundamentales es más habitual de lo esperado y que al fin y al cabo y pese a constituir el tabú por excelencia, se extiende y nos afecta más de lo que sería deseable. Sobre todo, si vemos a la sociedad y a la política actualmente como un cuerpo democrático que se reproduce en sus prácticas e instituciones y cuyo sistema inmune se sostiene bajo el imperativo de la legalidad y de la disidencia.

Veamos, es tabú democrático la ausencia de crítica ya que suponemos que cada cual tiene una perspectiva y una opinión que es libre de expresar con sensatez y conocimiento de causa que se suele decir. Pues bien, nada más lejos de la realidad, incluso de la realidad narrada, o sea, de las versiones de la realidad que cada cual se hace con mayor o con menor tino. Es más, lo habitual es que se pague un alto precio por dignificar expresándola la disidencia y la herejía.

Un inciso: el sostén de la Teología occidental es y han sido sus grandes herejes, empezando por el primero y fundador del cristianismo.

Pongamos por ejemplo cualquier grupo político, veamos dónde se encuentran sus “herejes” y la reducción de méritos que tienen los que configuran la élite dirigente y sus alrededores, cada vez más desmejorada y mediocre cuya mayor virtud las más de las veces no es sino la de un esclavismo mental subordinado a los dogmas grupales, dogmas que se repiten como mantras sectarios que desconectan cada vez más al grupo y sus líderes de cualquier versión sensata de la realidad.

No nos será muy difícil distinguir algunos círculos endogámicos y las consecuentes secuelas, o taras, cognitivas y éticopolíticas en las que se van normalizando esas malformaciones conductuales y colectivas que terminan por constituirse, además, en todo un medio ambiente enfermizo y debilitado a fuerza de autocomplacencia.

La endogamia termina en los grupos políticos por familiarizar a sus componentes, termina por hace-se familia siendo éste hecho otro de sus síntomas. Basta mirar alrededor pero también con levantar la mirada se puede comprobar esto en las élites de los viejos y de los nuevos partidos políticos.

Uno de los casos más llamativos por su obscenidad es el Cabildo Insular de Lanzarote; aunque también destaca el empeño en ésta práctica de muchos ayuntamientos de la Isla si no todos, de empresas, de organizaciones no gubernamentales y gubernamentales y, por supuesto, de una gran parte de los creadores de “opinión” y sus medios; pienso que es en el Cabildo, no obstante, donde la mezcla de un arrogante despotismo caciquil y mediocridad ensimismada se convierten en ejemplos claros de gobiernos con unas prácticas endogámicas que perjudican visceralmente la convivencia y el patrimonio común, es decir, el suyo y el mío.

Y digo la convivencia en la medida que viven unos más “vida” que otros, en la medida en la que cargamos los más y se lo disfrutan los menos y así, el vivir-con de la convivencia se convierte en un vivir-de de esos menos, por el que se hipotecan nuestros recursos comunes en manos de una ordinaria obediencia servil.

Pero no acaba ahí la cosa ya que la criminalización del mérito y de la disidencia fundamental para nuestro sistema inmune, es una práctica que, casualmente, afecta a todo tipo de organización y, por lo tanto, como decía antes, no hace falta rebuscar mucho para descubrir que se extiende casi a cada mirada.

Por cierto, no se despisten mucho ,insisto, las nuevas políticas porque la democracia no está adquirida de una vez por todas, al contrario, nada lo está, la Democracia en todas sus versiones, la única manera que tiene de crecer es esa, acoger la disidencia como motor de cambio real y vacunarse contra la endogamia.

Otro inciso: crítica no es lo que se suele hacer en las tertulias ni en eso del corazón ni en el grupo de convencidas y convencidos hacia alguien que no está; la crítica tiene rigurosidad y un honesto afán de mejora: a) se toman los objetivos y la teoría, b) se observa la práctica, c) se analiza si la práctica nos lleva hacia los objetivos u horizonte marcado y, por último, d) se corrigen, gracias a la crítica, las prácticas que nos desvían de los objetivos.

Así de fácil.

 

* Camarero y cristiano por más señas.

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