M. Martín González

El árbol caído

No podemos anunciar que ninguno de nuestros dirigentes políticos actuales sea, todavía, un árbol caído. No se trata de la crónica de lo que haremos los votantes en una próxima convocatoria, lo cual podría afectar a la permanencia de algunos cargos públicos, alcaldes o alcaldesas. En este caso el asunto va de árboles, y el título refleja un hecho que podría no ser aislado y pone en evidencia la arbitrariedad del ayuntamiento y la responsabilidad en que puede incurrir en caso de un fatalidad.

En la tarde del pasado día 5 de enero, el cuerpo de bomberos desmochaba un árbol, reduciéndolo a su tronco, en la calle Porlier y Sopranis, la que antes se denominaba como Alférez Cabrera Tavío, en pleno centro de Arrecife. En apariencia, el peso de la copa ponía el riesgo a los viandantes y a las propiedades ante un eventual desplome del ejemplar. Ningún viento ni tormenta había comprometido su estabilidad, ni golpe alguno que lo pusiera en riesgo, una tipuana tipu como la existente hasta hace poco tiempo en las confluencias de las calles Manolo Millares con Coronel Bens, talada porque sus raíces dañaban la acera y que, por cierto, nunca fue sustituida y el lugar que ocupaba fue sellado con cemento. Cualquier manual de árboles ornamentales pone de manifiesto la agresividad de las raíces y la recomendación de que no se ubiquen en zonas pavimentadas ni cerca de edificaciones, aún así, hay varios ejemplares dispuestos en aceras en la ciudad.

Desde tiempo atrás se ha venido denunciado en diversos artículos de opinión que la medida adoptada por el ayuntamiento consistente en cortar las raíces cuando levantan el pavimento, tanto en los árboles de la calle Real, como en los ejemplares de la calle Porlier, son medidas inapropiadas que ponen en riesgo la estabilidad de los árboles, y todo lo origina una falta de reflexión inicial sobre qué especies plantar en aceras o calzadas atendiendo a su posterior desarrollo.

El subsuelo de la ciudad es esencialmente rocoso en su mayor parte, lo que dificulta un desarrollo radicular óptimo. Hay que añadir que los sistemas de riego son deficitarios y van en superficie, por lo que las raíces irán a la capa superior a la búsqueda del recurso para su subsistencia, dañando los pavimentos y calzadas. El árbol desmochado también había sido objeto del corte de sus gruesas raíces superiores, como lo fueron las restantes tipuanas de la misma calle.

El tiempo ha dado la razón a quienes elevaron sus quejas, pero el ayuntamiento nunca ha considerado que deba adoptar otra medida, como es la de sustituir los árboles por otros de menor desarrollo, y han repetido aquella acción de corte de raíces hasta en tres ocasiones en pocos años. La estabilidad de los árboles sometidos a estas intervenciones queda comprometida, y son más de una decena de ejemplares. Sobre el resto de árboles, cuyas características no son las adecuadas para desarrollarse donde han sido plantados, se tendría que valorar los daños que, en un breve plazo de tiempo, se producirán, y son muchos los que habrá que observar.

Como parte de lo impropio del tratamiento sobre nuestros árboles, cabe añadir que el árbol de Porlier ha sido apuntalado con varios postes de madera clavados con gruesas tachas de hierro al tronco. Vaya por delante el testimonio gráfico que pone en evidencia, ya no lo brutos y brutas que parecen los que toman estas decisiones. Acaso, lo siguiente. En sus manos está la gestión de la ciudad.

Comentarios

Aquí Astrid no se saca una foto. Es un ejemplo de muy mal que está Arrecife. Un Arrecife sucio, sin proyecto, sin plan general, sin dinero, pagando el solar de Ginory rapidito y corriendo, gastando en tonterías las estrechas arcas municipales, sin policías, sin seguridad, un Arrecife mucho peor.....
Es lo que pasa cuando se pone a gente sin los conocimiento necesarios al frente de la concejería de parques y jardines, antes Tomás Fajardo y ahora David Toledo. El Cabildo tampoco lo hace bien, solo hay que ver lo que hicieron con el árbol de Guatiza (encima protegido y con un informe técnico que desacosejaba el transplante).

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