En los doce años que la doctora Esther Orts pasó en el área de cardiología pediátrica del Hospital Doctor Molina Orosa, siempre le llamó la atención los casos de cardiopatía hipertrófica en bebés de madres diabéticas. Quiso ahondar en la patología, comprobando a través de un estudio cuál era el porcentaje real de hijos de progenitoras con diabetes que padecían la dolencia y junto al endocrino Eduardo García puso en marcha un proyecto de investigación que ha sido becado por la Fundación del Colegio de Médicos de Las Palmas.

En la Isla nacen 1.300 niños al año y la prevalencia de diabetes gestacional es de un 10 por ciento, por lo que se estima en 130 los casos de neonatos que pueden desarrollar esta patología en Lanzarote, explica el doctor García. “De hecho, se juntan varios factores: la alta prevalencia de diabetes con componente hereditario, la obesidad en edades jóvenes, que aumenta la probabilidad de sufrir diabetes durante la gestación y que la edad de embarazo es cada vez más alta y aumenta el riesgo. Es como la tormenta perfecta para que se desarrolle una alta tasa de diabetes gestacional”, señala.

El objetivo último del estudio permitirá conocer si hay una correlación entre el grado de control de azúcar de las pacientes con diabetes gestacional y el riesgo de que los neonatos desarrollen una neocardiopatía hipertrófica. “A menor supervisión de la diabetes, más riesgo hay de que el corazón nazca más grueso y funcione peor”, explican estos especialistas.

Señalan que ya se ha observado en pacientes con diabetes tipo 1 que la ausencia de control durante el primer trimestre aumenta las posibilidades de que sus bebés nazcan con esta dolencia, pero es más frecuente en mujeres que comienzan a sufrir los efectos de la diabetes durante el embarazo y es ahí dónde el estudio de los doctores García y Orts puede introducir nuevos datos.

El azúcar es tóxico a altos niveles y si no se toman medidas, el azúcar entra a través del cordón umbilical al feto, que se defiende liberando insulina lo que provoca el crecimiento anormal de órganos como el corazón. Por ello, estos investigadores se interesan por saber si las gestantes tendrán hijos con mucho peso, ya que la insulina generada de manera natural puede estar hipertrofiando el corazón. Y aunque a los pocos meses de vida desaparece la patología, sí que se ha observado una relación entre la diabetes gestacional y el aumento de diabetes tipo 2 en el futuro.

Los estudios existentes señalan que diez años después de haber desarrollado una diabetes gestacional, la mitad de las mujeres tienen la de tipo 2. Sin embargo, se puede prevenir, insiste el endocrino, si la paciente después del parto sigue cuidando la alimentación y consigue controlar su peso.

El doctor Eduardo García recomienda a las pacientes embarazadas con antecedentes de diabetes que se realicen una curva de azúcar durante el primer trimestre, en lugar de esperar a la semana 24 como hacen la mayoría de las gestantes.

Los doctores se encuentran ahora en la fase de recogida de datos. Hasta el momento suman unas cuarenta las pacientes reclutadas aunque semanalmente se incorpora alguna gestante más, hasta que se llegue a las 90 embarazadas que se consideran necesarias para el estudio. Los doctores tienen que estar pendientes de la fecha de parto para poder realizar las pruebas necesarias, entre las que se encuentran un ecocardio -ecografía cardiaca- del recién nacido.

Hasta el momento, las investigaciones han establecido que un 18 por ciento de las mujeres con diabetes gestacional tendrán un hijo con macrosomía, es decir, con mucho peso. El avance ahora se encamina a detectar cuántos de estos neonatos se verán afectados con una patología cardiaca por el mayor tamaño de su corazón. También podría valorarse si las pacientes con diabetes que, por el contrario, están controladas “de forma intensiva”, con pruebas de glucemia periódicas, acaban teniendo un bebé más sano.

Explica la pediatra que en los casos de cardiopatía hipertrófica en neonatos, “hagas o no hagas la ecografía cardiaca, sabemos que a los tres meses va a desaparecer la patología”. Lo importante es detectarla lo antes posible para aplicar un tratamiento, a fin de mejorar el funcionamiento del corazón en los recién nacidos. Por eso es importante controlar a las madres cuyos hijos son propensos a nacer con esta dolencia.

En cuanto a la obesidad infantil, la doctora Esther Orts recuerda que, si los hábitos alimentarios en la familia no son los correctos, controlar el peso a los menores es una batalla perdida

Por su parte, el endocrino especifica que esta patología también la pueden desarrollar los hijos de madres con más peso del habitual, aunque la tasa de azúcar no sea elevada, o por la influencia del tratamiento con insulina. “Cuidando a la mamá cuidamos al bebé”, resume Esther Orts el beneficio último de este estudio. “Buscamos prevenir una insuficiencia cardiaca en los neonatos”, concluye.

Otras profesionales que colaboran en este estudio son María Gotelinda, la enfermera de nido de pediatría, encargada de captar a las mamás y al bebé para realizar la prueba cardiaca; y María Anaberán y Carmen Rodríguez, las dos enfermeras educadoras de diabetes del hospital, que se encargan de invitar a las pacientes a participar.

Obesidad

En cuanto a la obesidad infantil, la doctora Esther Orts recuerda que, si los hábitos alimentarios en la familia no son los correctos, controlar el peso a los menores es una batalla perdida. “La obesidad es como una enfermedad contagiosa”, añade Eduardo García, al hacer referencia a esas familias con sobrepeso.

Los especialistas achacan estos problemas al hecho principal de que se haya “normalizado” que las despensas de los hogares se llenen de hidratos de carbono de absorción rápida. En su opinión, evitar la obesidad es tan sencillo como seguir una dieta mediterránea y practicar ejercicio.