CULTURA

Una antología de escritores y escritoras reales que nunca llegaron a nacer

Jesús Giráldez Macía publica ‘La maldita literatura canaria’, su primera obra de narrativa de ficción

María Valerón 0 COMENTARIOS 10/06/2023 - 08:16

La realidad a veces supera a la ficción, decimos cuando lo inverosímil nos golpea. Quizás no somos del todo conscientes de que la ficción surge, inevitablemente, de lo real, de su ingrediente aún no destilado, de todas aquellas pequeñas verdades asombrosas que asoman como aristas en historias perfectamente anodinas. De esta ligera línea roja que separa verdad y ficción conoce Jesús Giráldez Macía casi todo: la confusión de lo inverosímil que se cuela en lo veraz, la ternura que despiertan los personajes extraordinarios de lo cotidiano, la sencilla esencia que agrupa a todos los seres humanos alrededor de emociones, contradicciones y ambiciones más y menos honestas.

Giráldez conoce casi todo de esta línea roja porque ya se ha embarcado en los dos territorios que separa: el historiador y escritor acaba de presentar su primera obra de narrativa de ficción, después de una trayectoria de décadas descifrando en su narrativa a personajes e historias reales de Canarias. Con obras como Entre el rubor de las auroras. Juan Perdigón, un anarquista majorero en Brasil; Antoñito, el dulcero anarquista o El médico de los corderos el autor investigó y llevó a lo literario biografías en el olvido, devolvió el valor histórico a personalidades que quedaron en los márgenes de la investigación a gran escala; ahora, con La maldita literatura canaria el juego es el opuesto: proponer veintiséis nombres que nunca existieron y narrar sus biografías imaginadas.

Metaliteratura e historia

La estructura de la obra coloca las historias a modo de una antología de biografías: se suceden, así, personajes de los siglos XVI, XVIII, XIX y XX, enraizados en diferentes realidades insulares para alcanzar a todo el Archipiélago. No se trata, sin embargo, de un conjunto con estilo ni lenguaje académico: tomando como base la estructura de una antología, Giráldez presenta un libro de relatos llenos de color, en los que se abre la puerta incluso, a añadir, con carácter secundario, algunos personajes reales, generar historias que conectan profundamente con la realidad de distintas épocas y narrarlas con un fiel apego a esbozar pinceladas históricas en cada una de ellas.

Fruto de esto, nacen personajes como Rosa Lucrecia Guerra, que escribía en Gran Canaria a inicios del siglo XX con seudónimo masculino; José Curbelo, desde La Gomera, que sufría una vívida y del todo paranoica obsesión con la Guerra Fría; Ramón Reyes, en Tenerife, tenía un esclavo comprado en Fuerteventura; Amadeo Jorge Berriel, que después de partir de Puerto Cabras a Madrid y vivir unos años de bonanza estudiantil y literaria, despilfarros aparte, huyó a Barcelona en el golpe de Estado de 1936, donde fue salvado del ajusticiamiento por Durruti (la ficción, también aquí, recuerda a alguna historia real); o Bartolomé Guanche (s.XVI), el personaje que más incógnitas genera a la comunidad académica canaria: “Pero, ¿cómo es posible que un guanche perteneciente a la primera generación canaria nacida tras la conquista de Tenerife pudiese escribir un texto como Tierra de libres?”.

Cuenta que en la construcción de la estructura jugó un papel importante uno de sus escritores de cabecera: Roberto Bolaño. “El primer autor que me dio motivos para escribir un libro como este libro fue Paco Santos; después de mis libros basados en personajes históricos, reales, me dijo que el siguiente paso podría ser una biografía ficticia. La estructura me la dio Roberto Bolaño y su libro La literatura nazi en América, formado por biografías inventadas de escritores y escritoras en América latina, relacionadas con el fascismo y el nazismo”.

Metaliteratura, sátira y sobriedad se conjugan en toda la obra de Giráldez Macía

Así, La maldita literatura canaria surge, desde el título, como un homenaje a Bolaños; también cita Giráldez al argentino Juan Rodolfo Wilcock y La sinagoga de los iconoclastas, una obra de igual estructura, aunque en este caso se suceden biografías de personajes de toda naturaleza y oficio. En homenaje a Wilcock, el autor reserva un ejercicio de metaliteratura contenido en uno de sus microrrelatos biográficos: “Curiosamente, uno de los personajes que desarrolla Wilcock es un inventor de cosas inservibles que reside en Las Palmas de Gran Canaria. Decidí darle un lugar también a su personaje entre mis biografías: lo coloco, junto a sus inventos, en el relato de una escritora en Las Palmas de Gran Canaria”.

El humor satírico, firma del autor, también se cuela en muchos de los relatos. Ejemplo de ello es el caso de Dominguito Artiles y su afición por el costumbrismo, reunida en una antología que lleva por título Pícamelo menúo; o la escritora Candelaria Febles, seguidora de los Hare Krishna y otras doctrinas que la mantuvieron desaparecida de los archivos para los investigadores de su obra; mención aparte a Eugenio Acosta: “Se hizo papilofóbico y cuniculifóbico (temía a las mariposas y a los conejos). También era ictiofóbico (le asustaban los peces) aunque eso no era gran problema porque era talasofóbico y no se podía acercar al mar. También era selenofóbico (tenía miedo de la luna). Con esas patologías no es de extrañar que Eugenio se convirtiera en un escritor urbano”.

Sin embargo, el humor desaparece de lleno en otros relatos y Giráldez Macía señala que fue cauto y selectivo: “No todas las historias admitían este enfoque: trato de alternar un tono más serio con otro más humorístico, en función del personaje, su carácter, y lo que se relata”. El resultado son un conjunto de historias verosímiles, aunque del todo excéntricas e insólitas.

La maldita literatura canaria de Jesús Giráldez Macía reúne a veintiséis escritores y escritoras reales, del todo extravagantes, pero que nunca llegaron a nacer. La ficción, en ocasiones, rebasa la realidad.

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