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Santiago Ramírez, hilando la tradición

El joven artesano norteño trabaja en la cestería de junco y el hilado de lana, y carga a sus espaldas la responsabilidad de mantener y divulgar estos oficios

María José Lahora 1 COMENTARIOS 09/09/2023 - 08:54

Increíble acervo cultural el que despliega este joven a sus 28 años. Criado en Órzola, su abuelo decía que cada vez que regresaba de sus estancias en La Graciosa “olía a vieja”, y es que desde chiquito le gustaba arrimarse a la sabiduría popular de las lugareñas y artesanas para empaparse de todos los conocimientos.

Algo que ha continuado haciendo el resto de su juventud y en la actualidad. Aprender todo y de todos. No es extraño que él mismo aluda al dicho “aprendiz de todo y oficial de nada” para describir su inquietud por las tradiciones que le ha llevado a lograr, por el momento, dos carnés de artesano: cestería de junco e hilado de lana, logrando en este último caso salvar un oficio que estaba a punto de extinguirse.

También forma parte de agrupaciones folclóricas desde los 12 años de edad, como la rondalla Malpaís de la Corona, donde canta y se inicia con algunos toques de laúd, sin obviar su herencia familiar para jarear pescado en un pueblo de tradición marinera como Órzola. Aunque asegura que el mar nunca le ha tirado mucho.

Su padre contaba con pescadería propia y era costumbre que para conservar el pescado se procediera a esta práctica para el secado y salado de piezas de tamaño mediano, principalmente. Cada especie con la proporción adecuada de sal.

En su finca de Órzola, extrae su propia lana de su oveja Petra, nombre heredado del anterior propietario del animal, Pedro Núñez. También se ha introducido en el hilado de algodón, del que ya dispone de sus propias materias primas, recuperando para ello una especie autóctona de las islas orientales de donde obtener ese tejido natural. Lo siguiente, está convencido, será conseguir el carné de tejedor.

Santi ha preparado su participación en la Feria de Artesanía de Lanzarote con gran expectación: en esta edición estará dedicada al hilado. Será el responsable de ofrecer el taller de iniciación al hilado artesanal. No en vano, es el único artesano heredero de este oficio en la Isla, hasta el punto de que para obtener su carné de artesano se tuvo que recurrir a una prueba de vídeo para que un artesano foráneo pudiera evaluarle, ante la ausencia de una autoridad en la materia que pudiera certificar esta práctica en la propia Isla.

Defensor de las tradiciones, reprocha que se haya perdido esta enseñanza

Defensor a ultranza de las tradiciones, reprocha que se haya perdido la divulgación de los oficios artesanos en las enseñanzas curriculares o que Lanzarote carezca de un Museo Etnográfico de propiedad pública. Considera que son las instituciones las responsables de conferirle la visibilidad necesaria al trabajo artesanal.

Recuerda de su época escolar que era costumbre que las artesanas visitasen los centros escolares para divulgar estos oficios entre los más pequeños y garantizar el relevo generacional. Algo en lo que ahora intenta contribuir con su participación, cada vez que le requieren, en los centros docentes.

Las agrupaciones folclóricas tienen también su parte de responsabilidad para fomentar no solo el cante y baile, sino todo tipo de tradiciones en sus sedes. La también artesana Manuela Niz le introdujo en la cestería de junco.

En su casa no era habitual trabajar esta ni otra artesanía. Lo primero que aprendió fue a hacer empleitas con la señora Eugenia de Máguez que solía veranear en Órzola. De sus estancias en la octava isla aprendió además a elaborar la empleita para los sombreros gracioseros.

Su primer trabajo de artesanía fue una estera que quedó “toda cambada” y no servía para mucho, aunque sí conserva la que su instructora le confeccionó. Cuando ya se vio “suelto” en el oficio decidió obtener el carné de artesano.

Ha logrado recuperar el cultivo del algodón autóctono para sus trabajos

Para los no iniciados explica que la cestería se confecciona principalmente con paja de centeno y el junco se utiliza para coser la pieza. Sobre su iniciación en el hilado de lana, señala que, en una visita a Gáldar de la rondalla a la que pertenece, su curiosidad le hizo arrimarse a unas señoras que estaban hilando lana. Nada más verlas trabajar quiso participar. Lo instruyeron con lo básico, “lo demás fue prueba-error, hasta que me salió”.

Su primer huso se lo confeccionó un primo de su padre con dos trocitos de madera de un almendro. Ahora se emplea la lana de oveja como materia prima, pero también era costumbre recurrir a la de camello. Lo habitual es pelar a los animales de abril a mayo, antes de que empiece el calor. Sin embargo, lamenta que con motivo de su reciente convalecencia, Petra no haya podido tener la piel libre de pelaje, antes de comenzar el verano.

Recomiendan hacerlo con luna menguante, para que la lana salga más fuerte el año siguiente. Tras el esquilado, el pelo debe reposar colgado ocho o diez días al sol para purgarse y que desaparezca la grasienta lanolina. Luego vendrá el lavado, primero con agua caliente, más tarde, “en la orilla de la mar”. La sal, a pesar de dejar el tejido más “basto”, lo protege de las temibles polillas. Cuando se vaya a usar, recomienda lavarla una vez más con agua dulce a fin de evitar que se oxide con el empleo de los útiles, antaño de madera, hoy día metálicos.

Una vez hilada, la lana se empleará en la confección de diversas prendas. Al respecto, comenta que su siguiente paso será optar al carné de tejedor, una vez que tenga confeccionados los trabajos necesarios para conseguir la certificación.

Santi trabaja ahora en la confección de una manta. “No sé cuando la terminaré”, comenta. Lo habitual son las polainas para la vestimenta tradicional, mochilas y otros útiles que se pueden ver entre los participantes en las romerías, como en la de Los Dolores. “Aunque los cuerpos ya no están hechos para prendas que pican tanto, antes no había otra cosa”.

Otro uso para esta lana es la elaboración de almohadas. Antiguamente, el pelo de camello era uno de los que se destinaban a su confección. En materia de vestimenta, cree que Lanzarote es la “isla en la que peor se visten” para estos eventos tradicionales. Considera que “era una batalla perdida”, aunque cree que en la lucha ha venido a poner su granito de arena la campaña institucional de usos y vestimenta que se puso en marcha hace unos años por parte del Cabildo de Lanzarote.

Lamenta que la artesanía del hilado haya desaparecido en la Isla y hará todo lo que esté en su mano para difundir este oficio, al tener la responsabilidad de mantener el legado por ser el último artesano en la Isla. Fueron muchos los que tras conocer su trabajo le comentaron de antepasados que también se dedicaron a esta labor. Las prendas confeccionadas, jerséis o calcetines, se solían vender en el mercado de Arrecife entre los marineros que se enrolaban con destino a la costa africana.

Santi se ha hecho responsable de que la tradición no se pierda en la Isla. Las del hilado de lana y cestería de junco, junto a otras muchas en las que se ha instruido, como la confección de rosetas que aprendió de su abuela. Oficios que habitualmente estaban reservados a las mujeres de la casa, pero que teme se pierdan definitivamente si los jóvenes no son capaces de instruirse en ellos.

Todo ello lo compagina con sus estudios de Enfermería. Solo resta entregar el Trabajo de Fin de Grado para graduarse, que espera concluir para el próximo semestre. Reside en la antigua casa familiar. Le tocó en herencia la construcción terrera en Órzola de sus abuelos, que tras una rehabilitación logró habitar y convertir en su hogar. Allí comparte su día a día familiar con sus animales, muchos de ellos rescatados, como el burro Oto o las gallinas cluecas que recorren el campo, sin olvidar sus dos cabras de las que extrae la leche que beben en su casa o con la que elaboran su propio queso y su oveja Petra que le da la lana para el hilado.

En este rincón norteño a los pies del barranco de Valle Grande y arropado por el rumor de las olas, cultiva también el algodón autóctono para el hilado, de gran suavidad, y que a su hijo Pablo le gusta tener entre sus manos. Todo apunta a que podría perpetuar la herencia paterna.

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Santi es un joven de admirar y un guerrero muchas felicidades para el un beso desde cuba

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