Mubidisk: Lanzarote, en la élite de un deporte desconocido
El conjunto lanzaroteño ha disputado tres mundiales de clubes de Ultimate Frisbee, un deporte sin contacto y autoarbitrado que ya crea escuela
Jugar al frisbee es un deporte. O al menos lo es en países como Alemania, Francia o Estados Unidos, donde surgió originalmente el ultimate. Una disciplina que tiene su origen a finales de la década de los sesenta del pasado siglo y que en España aún no está reconocida como modalidad deportiva al no contar con las licencias suficientes.
El ultimate frisbee es un deporte muy peculiar pues se trata de un deporte sin contacto que además cuenta con la particularidad de ser autoarbitrado. Dos equipos de siete jugadores compiten en un campo de juego que tiene, a cada extremo, una zona de anotación o endzone. Se anota si un jugador recoge el disco en la zona opuesta.
El ultimate llegó a Lanzarote a principios de los 2000 de la mano de unos jóvenes estudiantes que habían probado el deporte en la Universidad de La Laguna, en Tenerife. Cuando regresaron a la Isla, mostraron las reglas a unos amigos y se fundó el Mubisk Lanzarote.
Entre los miembros fundadores de Mubidisk se encuentra Alberto Rodríguez, que actualmente continúa en el club y fue presidente hasta 2018. Rodríguez recuerda que en sus inicios entrenaban en la playa de El Reducto, pero “cada vez se hacía más difícil aparcar y muchos somos de Playa Honda así que nos acabamos viniendo”.
Gran parte de importancia en el desarrollo del club la tiene el torneo anual organizado por Mubidisk. Cada tercer fin de semana de noviembre, jugadores de toda Europa, e incluso, de diferentes partes del mundo vienen a Lanzarote para competir en el Coman Fruta Cabrones.
El torneo ya tiene fecha para este año, el 20 de noviembre, y que a su vez cumplirá su 20 aniversario. Hubo un año en el que no se celebró, 2020, por el Covid, pero sí que se llevó a cabo la edición de 2021.
“El primer año hicimos el campeonato sin saber bien jugar al frisbee, pero ya organizamos un evento y vinieron 80 personas de todos lados”, recuerdo Alberto, quien reconoce que “hemos aprendido un poquito rápido porque después teníamos que ir siempre a competir fuera porque aquí no había más clubes”.
Mubidisk es el único club español en participar en tres mundiales por equipos
Entre los viajes a los que se refiere Alberto se encuentran visitas constantes a la Península para disputar diferentes campeonatos de España y viajes internacionales que incluyen Ginebra, Gent, Ámsterdam, Praga, Lecco y Cincinnati.
Y no les ha ido nada mal. Mubidisk desde sus orígenes se instaló en la élite del ultimate frisbee nacional al cosechar numerosos podios y buenos resultados desde sus primeras participaciones. El primer gran éxito del club fue el subcampeonato logrado en la modalidad de playa en 2007 en Santander.
Tres años más tarde llegó la primera medalla en un torneo internacional, un tercer puesto en el G-Spot celebrado en Bélgica que precede a la victoria lograda en el Windmill Windup de 2012, un torneo sobre césped muy prestigioso a nivel continental celebrado en Ámsterdam y que reúne no solo a clubes de ultimate sino también a selecciones.
“Fue una experiencia increíble”, recuerda Rodríguez. “Le ganamos a la selección de Alemania el primer partido, en semifinales ganamos a la selección de Rusia y, en la final, a la selección de Francia”, añade. Unos combinados nacionales que un mes después competirían en el mundial celebrado en Japón. “No sé cómo, pero les ganamos a todos”, bromea.
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Tres veces mundialistas
Además, Mubidisk es, junto con el Guayota (Tenerife), el primer club español en participar en un mundial y el único que ha participado en tres ocasiones: Praga en 2010, Lecco en 2014 y Cincinnati en 2018.
La última edición fue en la que el club lanzaroteño tuvo mejor desempeño. En la primera edición en la que participaron, la que se celebró en República Checa, los `mubis´ acabaron en el puesto 43 de 48. En Italia ascendieron hasta el trigésimo primer puesto y en la última, en Estados Unidos, el país que vio nacer el deporte, finalizaron en el puesto 28.
“La verdad que fue muy bonito porque llevar un equipo de una isla tan pequeña hasta allá -Cincinnati- es difícil y estuvimos preparándolo tres años”, señala Rodríguez. Primero organizaron el campeonato de España en Lanzarote y lograron alzarse con el título que les otorgaba la plaza. Aunque lograr cuadrar las cuentas fue complicado. “Tranquilamente fueron 25.000 euros”, indica.
En 2012 fueron campeones de uno de los torneos más prestigiosos de Europa
De Mubidisk se desplazaron 20 jugadores para un torneo que duró una semana. “Siete días de hotel, comidas, la inscripción de cada jugador, que eran 300 dólares, el hotel era cerca de 400 dólares y aparte el billete. Todo esto por cada jugador”, resume Alberto. “En mi caso llevé a mis dos hijos y nos quedamos una semana más. También lo hizo más gente para aprovechar el viaje”, reconoce.
“El sitio era increíble”, describe Alberto, que añade que el torneo se jugaba en el estado de Ohio, en “explanadas gigantes y campos de la universidad”. Todo estaba “muy bien montado y organizado”, incluso el transporte que les llevaba del hotel hasta donde se celebraban los partidos.
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Factor diferencial
El ultimate frisbee se trata de un deporte que, si lo simplificamos a su mecánica, es parecido al rugby pero con la diferencia de que no existe el contacto y que tampoco hay árbitros. Esto implica que son los propios jugadores los encargados de hacer cumplir las normas que recoge el reglamento.
Para ello, los principales torneos internacionales exigen a los jugadores tener un título que certifica que se conoce el reglamento. “Se trata de un examen tipo test en inglés y con muchas preguntas”, indica Alberto.
“Te tienes que familiarizar con el reglamento que no es muy grande, pero te lo tienes que aprender”, recalca Rodríguez. También tienes que “saber hacer las llamadas o defenderte o justificar tu versión”, añade.
“Al final, es llegar a un acuerdo para seguir jugando”, resume Alberto. Al final del encuentro los equipos rellenan varios aspectos diferentes donde se puntúa al equipo rival en cuanto a contacto físico, conocimiento y uso de las reglas o control emocional. Como resultado, sale una puntuación y, cuando termina el torneo, el equipo con mejor valoración se lleva el premio al Espíritu de Juego (SOFTG).
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El futuro del club
En la actualidad unos 20 adultos conforman el primer equipo del club, si bien es cierto que en torno a unos 200 han vestido los colores de Mubidisk, según los cálculos del propio Alberto.
Entre los miembros activos del club se encuentra Tatiana Rodríguez. La colombiana lleva jugando desde 2013 y empezó en el club madrileño de Diskatus, pero lleva jugando siete años para los lanzaroteños, aunque hace tan solo tres que vive en la Isla.
Tatiana ha jugado tanto con el club como con la selección española. Ha jugado campeonatos de Europa, donde se proclamó campeona con la elástica nacional en Portimao. “Con esto de la pandemia se han cancelado muchos torneos importantes. Estaba este año el mundial de playa en Los Ángeles e íbamos a ir con la selección femenina absoluta, pero desafortunadamente se canceló”, lamenta y añade que “para el próximo año ya veremos si se hacen los europeos, pero hay que tener cautela”.
Jesús Ramos es otro de los jugadores en activo del club. Actualmente tiene 32 años y hace cinco se inició en el ultimate. “Empecé por mi novia que jugaba, probé y me enganché”, reconoce.
Ramos formó parte del combinado que viajó a Cincinnati a disputar el mundial de clubes. También ha participado en torneos en Holanda, Barcelona, Valencia pero, sin duda, lo que más le llamó la atención de este deporte desde los inicios fue el espíritu de juego: “La gracia del deporte es que sea autoarbitrado y el espíritu de juego. Es lo que me ha enganchado y también el ambiente en los torneos”.
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Una de las recientes incorporaciones al equipo es Sebastian Spiegel, de 29 años. Comenzó en su Berlín natal hace 10 años y con su club se ha llegado a proclamar campeón nacional en playa. Desde hace un año y medio reside en Canarias y en la actualidad se está preparando para los World Games, una competición que disputará con su selección nacional y que reúne los deportes o disciplinas que aún no forman parte de los Juegos Olímpicos. Sin embargo, con el fin de darle continuidad al equipo y que no desaparezca el Ultimate en Lanzarote, el propio Rodríguez, tras obtener el título de entrenador en 2018, montó un grupito de Minimubis con sus hijos y los de los diferentes miembros del club.
Estuvieron así dos años, hasta que el pasado verano abrió sus puertas y, a través de la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de San Bartolomé, ampliaron el grupo hasta los 30 niños que entrenan en la actualidad. Los Minimubis son el futuro de un club que se ha hecho un nombre a escala internacional en el ultimate y quizás sean los primeros en ver cómo su disciplina se convierte, al igual que en nuestros países vecinos de Europa, en un deporte.

















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