REPORTAJE

Los Centros: sin criterio para mantener unas obras de arte

Saúl García 4 COMENTARIOS 08/08/2014 - 08:24

Los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote han decidido contratar a un estudio de arquitectos tinerfeño para buscar dos soluciones que no han sabido encontrar: una para el montacargas de Jameos y otra para el nuevo aparcamiento en Timanfaya. El Cabildo ha dado muchas vueltas, o ha dejado pasar el tiempo, sin encontrar una solución adecuada. La entidad pública, habitualmente, recurre a la Oficina técnica del Cabildo o a empresas locales para redactar o ejecutar los proyectos de obras y el resultado, a lo largo de los años, es que en los Centros, que son obras de arte, además de restaurantes y lugares en los que se cobra entrada, se ha intervenido sin criterio, sin atender a su carácter artístico y, en definitiva, parcheando.

Con el paso de los años, los Centros de Arte, Cultura y Turismo se han ido quedando sólo con el último apellido y son noticia normalmente cuando sirven como arma arrojadiza entre el Gobierno y la oposición, como termómetro de la capacidad de gestión, por su convenio colectivo, sus luchas sindicales, sus cuentas, sus pérdidas o por una privatización que planea desde hace años. Poco se habla de su estado de conservación a pesar de que constituyen, posiblemente, el patrimonio arquitectónico más valioso de Lanzarote en el siglo XX.

El problema del montacargas de Jameos es el mejor ejemplo. Tras varios años de intervención en el Auditorio, se aprovecharon las obras para mejorar los camerinos y, de paso, hacer un montacargas. La empresa que ejecutaba las obras, como la mayoría de las que han intervenido, no tenía ninguna experiencia en intervenciones artísticas. El resultado fue un desastre absoluto: un agujero en la lava no autorizado y que, para arreglarlo, se hizo otro desaguisado: la caja del ascensor destacaba más que la obra de César Manrique. Así que ahora, tras la reunión de la Comisión paritaria formada por los Centros y la Fundación César Manrique, se ha decidido hacer una nueva obra para ocultar la caja del montacargas.

En los últimos años se han ido añadiendo elementos auxiliares y 'pastiches' de todo tipo

Esa comisión debe velar por el estado de conservación de los Centros pero durante muchos años o no se ha convocado, o no se han seguido sus indicaciones, o directamente se ha suspendido. En la plantilla de los Centros no ha habido un conservador, o un experto en arte, una figura que sí se ha incorporado hace poco, así que las obras de mantenimiento o de adaptación se han hecho sin criterio artístico. Se han ido añadiendo elementos a estas obras de arte con  un criterio sólo funcional, como si se tratara sólo de restaurantes. En el Castillo de San José, por ejemplo, se han ido añadiendo habitaciones en la parte de atrás por cuestiones operativas, como en el restaurante El Diablo, un edificio al que se le abrió expediente hace diez años para declararlo Bien de Interés Cultural y no se ha culminado.

Precisamente, GPY, el equipo de arquitectos contratados, destaca del restaurante en su anteproyecto sobre la organización de las visitas a Timanfaya que “la especial relación que establece el edificio con su entorno inmediato y con el paisaje natural, se ve en la actualidad negativamente afectada por la masificación y desorden que se produce en la zona de aparcamientos”. “Pero además de este impacto negativo externo -añade- el propio bien patrimonial ha estado sujeto a lo largo de los años a diversas intervenciones al objeto de actualizar las instalaciones en relación a demandas funcionales y normativas, que han devenido en algunos casos en impactos internos”. Y hablan de obras de ampliación en el área de servicios, instalaciones auxiliares o depósitos y recuerdan que en los Centros se buscaron soluciones experimentando con materiales y mezclas “cuya adecuada reposición requiere atención especial para su correcta ejecución”.

No se ha tenido en cuenta que las creaciones de Manrique son algo más que restaurantes

Sobre el montacargas de Jameos, tras encontrar una solución que el Cabildo no encontraba, dice que “la caseta del ascensor distorsiona la percepción del espacio libre entre la Casa de los Volcanes y la cúpula del Jameo de la Cazuela”. En resumen, que no pinta nada.

Durante años, los Centros se han percibido como una inmensa caja registradora y se ha olvidado su carácter artístico. Eso se nota en la falta de información sobre la obra en sí que se ofrece al visitante pero también en la ausencia de personal cualificado en la plantilla y en la forma de intervenir. En el Auditorio de Jameos, en doce años de obras, se han redactado más de veinte proyectos diferentes, troceados, y han intervenido un gran número de empresas y técnicos propios y ajenos al Cabildo, ingenieros o arquitectos que encuentran soluciones técnicas pero a veces no adecuadas para obras de arte.

Otro muro para tapar un depósito

En el Restaurante El Diablo se ha construido una especie de caseta pintada en negro para ocultar la instalación de un depósito en el techo. Esta intervención distorsiona la lectura de la imagen de conjunto. Se han hecho tantas reformas y ampliaciones que se ha modificado casi por completo la fachada sureste del edificio.

Cemento entre las piedras

Esta imagen corresponde al Castillo de San José. Dista mucho del mimo y el detalle que caracterizan las obras de César Manrique, que cuidaba hasta el último detalle. La solución para que las piedras no se salgan de la calzada fue la de echar cemento. En el Castillo, en la zona de servicios, también se le han ido añadiendo habitaciones, sin ningún criterio ni dirección artística.

Un muro de más

En el Mirador del Río se ha añadido un muro que sobresale, como se puede ver en la imagen, para ocultar a la vista algunos elementos auxiliares del restaurante. Se ha hecho lo mismo en otros sitios, como en Timanfaya. El caso es que ni la piedra es la misma ni se sigue la línea original. Se ha hecho sin más, porque se consideraba que se tenía que hacer.

Comentarios

¿ Hubo concurso publico para contratar a este estudio? ¿ que criterios se han seguido para la seleccion? ¿ se publicito ? ¿ Cuanto dinero nos cuesta a los vecinos ?. Todo igual , tirar el dinero una y otra y otra vez.
Da lástima como han ido echando a perder los Centros. Sólo puedo decir que los recuerdo con gran cariño. Ahora prefiero no ir… y menos a comer. Gracias por el reportaje
Brillante el artículo...sencillamente BRILLANTE
Muy buen artículo. Gracias

Añadir nuevo comentario