David Riebold demuestra con el jardín de su casa de Haría la belleza de las plantas locales e insta a las autoridades a fomentar su plantación: son hermosas y fáciles de cultivar
La vegetación es posible con plantas autóctonas
David Riebold demuestra con el jardín de su casa de Haría la belleza de las plantas locales e insta a las autoridades a fomentar su plantación: son hermosas y fáciles de cultivar
¿Por qué cultivar plantas autóctonas? Según David Riebold hay, al menos, cinco motivos. El primero: son fáciles de cultivar. Han evolucionado durante millones de años para adaptarse a las condiciones locales y toleran el viento, el calor y la aridez de Lanzarote mejor que la mayoría de las alternativas importadas.
El segundo motivo: son hermosas. “Plantadas en un jardín, protegidas de las cabras, las plantas nativas de Lanzarote pueden desarrollarse de forma espectacular, mucho más allá de los especímenes atrofiados que se encuentran en la naturaleza, en las formas más espectaculares”. El tercero y el cuarto: tienen propiedades medicinales y son una fuente de material genético potencialmente valioso. Y el quinto: son la base de un ecosistema único: “Cada especie de planta proporciona alimento y hábitat para una variedad de insectos o aves”.
En el jardín de su casa, en Haría, Riebold, que es profesor de ciencias en enseñanzas medias y máster en medioambiente forestal y agroforestal por la Universidad de North Wales, lleva varias décadas llevando a la práctica esos cinco puntos que explica en su propia página web, demostrando que la vegetación en Lanzarote no es una quimera. “El corazón verde de Haría”, lo llama.
Riebold lanzó el proyecto de reforestación de Montaña Aganada con neblinómetros y construyó su casa aprovechando lo poco que quedaba de una antigua pescadería. Fue plantando el jardín poco a poco y en él se pueden ver árboles como la palmera canaria, el acebuche, el lentisco o el drago y flores como la aeonium lancerottense, dos especies autóctonas de la familia de los espárragos, la convolvulus lopezsocasi, representantes de la familia de asteriscus, la caralluma buchardii, especies de lavándula, limonium, el romero marino, la correguela o la aeonium balsamiferum, con su flor amarilla, considerada como un manjar por las cabras. “Un experto local me dijo que tengo más de estos en mi jardín que en el resto del mundo juntos”, asegura.
En los últimos años y en varias ocasiones, el Consejo Insular de Aguas envió a trabajadores para destruir algunas de estas plantas, que están en la lista roja como especies amenazadas, porque sus dominios se desbordaban de su jardín y salían al barranco de Tenesía, que fue clave para que Riebold adquiera la casa, por ser un corredor para la vida silvestre, aunque asegura que se aprecian poco los barrancos en la Isla en ese sentido.
Apunta que sigue con su “obsesión solitaria por la maravillosa pero amenazada flora de esta isla” y teme que este año, o en breve, vuelva a ocurrir lo mismo. Cuenta que en una ocasión los trabajadores del Consejo entraron en su jardín mientras estaba fuera, cortaron un tarajal y arrojaron los esquejes “en una valiosa colonia de plantas protegidas de la lista roja”.
A lo largo de los años ha escrito varias cartas o correos electrónicos a los sucesivos alcaldes de Haría para que se valore el lugar, “en lugar de destruirlo” y para que se sustituya en el pueblo la “omnipresente” planta del dinero por especies locales protegidas. “Planté algunas plantas locales hace muchos años; florecieron durante mucho tiempo hasta que alguien se dio cuenta y las reemplazó con basura”, dice.
La vegetación en Lanzarote no es una quimera. Lo llama “el corazón verde de Haría”
Para Riebold, “el Ayuntamiento parece incapaz de decidir si quiere hacer algún esfuerzo por proteger la flora local o si quiere empezar a plantar especies autóctonas en las zonas que controla y animar a que las tierras que bordean nuestros barrancos se llenen de algunas de nuestras plantas raras”.
Y también cree que el propio Consejo de Aguas podría volverse “proactivo con la promoción de nuestras plantas locales alentando su introducción o protección junto a nuestros barrancos”. Dice que el que se encuentra entre Haría y Arrieta sería especialmente adecuado para esto.
“Mi jardín está en su punto máximo de atractivo en este momento. Puede haber jardines más verdes, pero no creo que haya ninguno que no esté regado y se especialice en plantas canarias”, dice. “Este jardín de vida silvestre demuestra las posibilidades que existen, especialmente en el norte de la Isla y que podrían existir en otras partes si las autoridades quisieran”, apunta. Cree que “las plantas locales son duras, se adaptan perfectamente a nuestras condiciones y, cuando se les brinda un cuidado mínimo, pueden lucir hermosas”.
David entrega sus excedentes de plantas a la tienda de al lado de su casa como regalo para los clientes y dice que “hay una aceptación constante”, pero cree, que si el Ayuntamiento tomara alguna iniciativa, “seguramente crearía más interés”. “La apreciación de la flora única de Lanzarote -asegura- parece haber disminuido en las tres décadas desde que llegué, pero los problemas persisten, como la biodiversidad, el estado de nuestra biosfera o la importancia de los árboles para combatir los eventos climáticos”.
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1 Alvaro Sáb, 28/05/2022 - 12:20
2 Sergio Sáb, 28/05/2022 - 12:31
3 Políticos Conejeros Sáb, 28/05/2022 - 14:14
4 Tierra Sáb, 28/05/2022 - 14:25
5 Carnen Sáb, 28/05/2022 - 15:33
6 Anónimo Sáb, 28/05/2022 - 16:30
7 Ventus Arborum Sáb, 28/05/2022 - 19:09
8 Eddie Dom, 29/05/2022 - 00:16
9 ALFONSO Dom, 29/05/2022 - 00:49
10 Juan Alberto Dom, 29/05/2022 - 08:46
11 Lolita Dom, 29/05/2022 - 14:52
12 Anónimo Lun, 30/05/2022 - 07:29
13 Anónimo Lun, 30/05/2022 - 07:31
14 Anónimo Mié, 01/06/2022 - 15:50
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