SECTOR PRIMARIO

La sal de Lanzarote busca su sitio

Janubio produce más de un millón y medio de kilos de sal marina y el sector solicita medidas para impulsar un cultivo tradicional que genera un paisaje único

Fotos: Manolo de la Hoz.
M. Riveiro 1 COMENTARIOS 13/11/2018 - 07:18

Janubio es el principal bastión de la industria salinera de Canarias, que lucha por la supervivencia con un marco regulatorio extravagante, que sigue considerando a ese condimento, fundamental en la gastronomía, un producto minero. En la actualidad, las Salinas de Janubio, cuyos orígenes se remontan a 1895, son las únicas que quedan en explotación en Lanzarote, una isla con una amplia tradición vinculada al mundo de la sal.

La empresa homónima, administrada por Carlos Padrón Lleó, produce y vende más de un millón y medio de kilos de sal al año, más del doble que las salinas de Fuencaliente, en La Palma, mientras apuesta por diversificar su gama de productos y desarrollar un ambicioso proyecto de centro de visitantes que afiance a este espacio natural protegido en la ruta turística insular.

La producción de las salinas está “mejor ahora que hace cinco o diez años”, destaca Padrón, quien subraya que “los números no mienten”. La empresa es “líder en producción y en ventas” de sal marina en el Archipiélago y ha apostado por una “implantación regional” de la mano del grupo Dinosol, propietario de la cadena de supermercados Hiperdino, y también cuenta con un distribuidor en Tenerife.

La diversificación de los productos es una estrategia clave: a las habituales bolsas de 20 kilos, un kilo y medio kilo se añadió en los últimos años el bote de flor de sal, muy pura y recolectada siguiendo técnicas tradicionales, rápidamente tras su cristalización.

También se han incorporado otros formatos que conjugan la gastronomía con el arte: bolsas de 100 gramos envasadas en pequeñas cajas que contienen siete obras distintas del artista César Manrique. Y en la cartera de nuevos productos se encuentra sal condimentada con otros sabores, un molinillo o convertir las salinas de Janubio en marca para camisetas, gorras o souvenirs.

“No podemos competir en precios con la sal de fuera, que se importa, pero sí en calidad, que es lo que ofrecemos”, destaca Padrón, quien recalca que la sal marina es “un producto reconocido” y apreciado. “Hemos recibido peticiones de pedidos de Italia, Francia o Alemania”, subraya el impulsor de la explotación de las salinas.

A la empresa se acaba de incorporar su hijo, Carlos David, una nueva generación de una familia dedicada a la sal: “Tengo 24 años y me han transmitido esta cultura”. En la plantilla, compuesta por 10 trabajadores fijos, la horquilla de edad va desde los 26 hasta los 62 años. En enero se jubiló el maestro salinero Modesto Perdomo, pero su conocimiento sobre la actividad salinera ha permanecido, a modo de legado, en sus antiguos compañeros.

“El mayor capital que tiene la empresa es el personal, que es de la zona y está muy involucrado”, recalca Carlos Padrón. En su horizonte no está abandonar la tradición familiar sino todo lo contrario: “Tenemos un compromiso con el cultivo de la sal, y nos debemos a nuestros clientes y trabajadores”.

Producto agroalimentario

Uno de los factores que servirían, según Carlos Padrón, para revitalizar las salinas en el Archipiélago, es que la sal fuese considerada un producto agroalimentario. En la actualidad, la normativa lo cataloga como producto minero.

La reivindicación ha obtenido el respaldo en tres ocasiones del Parlamento de Canarias, la última vez en 2016, ya en la presente legislatura. En la iniciativa aprobada se reclama el “cambio legislativo”, que compete al Estado, para que la sal marina artesanal que se produce en las Islas “deje de estar encuadrada en el sector de la minería y pase a formar parte del sector agrícola como producto agroalimentario, de tal manera que pueda acogerse el sector a ayudas públicas tanto agrícolas como las destinadas a los productos alimenticios”.

También se aprobó una batería de peticiones, desde el impulso a la promoción de la sal marina a firmar acuerdos para facilitar su venta o flexibilizar los trámites para la rehabilitación. El apoyo teórico en la Cámara autonómica no se ha materializado por ahora en una realidad.

Padrón destaca las similitudes con el sector vitivinícola asentado en un espacio natural protegido del valor de La Geria. “No hay más que ver cómo estaba hace 15 o 20 años el sector del vino en Lanzarote y cómo está ahora. Con las salinas podría suceder lo mismo”.

Centro de visitantes

El proyecto de centro de visitantes de las salinas de Janubio, diseñado por el premiado arquitecto Alberto Campo Baeza, está solo pendiente de un último trámite administrativo para que se pueda desarrollar.

Contará con una superficie de 1.500 metros cuadrados, con espacio para un centro de interpretación de las salinas, una tienda y un restaurante, una amplia zona de aparcamiento y una concepción “muy respetuosa con el entorno”, subraya Padrón. Su puesta en marcha supondría una “palanca económica” para garantizar la supervivencia en el futuro de una de las señas de identidad de Lanzarote.

Sin injerencias

“No vamos a admitir injerencias y especulaciones malintencionadas en contra de nuestro trabajo y la gestión propia de la empresa”. Así lo deja claro Carlos Padrón en relación a una propuesta que se ha planteado para constituir un ente mixto, con participación de instituciones públicas y entidades privadas, por la que aboga el arquitecto Alberto Luengo, pero para la que ni siquiera se ha contado con el parecer de la principal empresa salinera del Archipiélago.

“La mejor conservación posible para Janubio es tener en explotación las salinas, poner en marcha las medidas aprobadas en el Parlamento y que se pueda aumentar así el cultivo de la sal”, concluye Padrón.

Comentarios

¿ Ustedes saben que las salinas que se encuentra en Fuencaliente, isla de La Palma, es una familia procedente de Lanzarote y quién llevó las obras , también fue un conejero ?.

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