Es un tramo de apenas 4,7 kilómetros plagado de baches. La carretera LZ-58, que discurre de Masdache al Peñón, es probablemente el tramo en peor estado de la red de carreteras de Lanzarote. Los vecinos llevan años esperando por una solución. El consejero de Obras Públicas, Alfredo Mendoza, dice que están estudiando un reasfaltado en vez de un proyecto más amplio que dejó en la mesa su antecesor, Jacobo Medina.

A la entrada a la carretera hay un cartel que pone: “Atención, firme en mal estado”. Es un eufemismo. La vía está prácticamente destrozada. También se advierte la prohibición de circular a más de 50 kilómetros por hora. Con un vehículo normal, alcanzar siquiera esa velocidad se convierte en una tortura para el conductor.

La degradación de la LZ-58 no se ha producido de un día para otro, sino que ha sido progresiva a lo largo de los años. Los vecinos de la zona llevan años también reivindicando mejoras, por ahora sin éxito. Jesús Fernández es uno de los residentes que ha alzado la voz ante la mala situación de la carretera. Ha hablado con los últimos consejeros de Obras Públicas: “Antes nos decían que no se permitía un reasfaltado, sino que había que hacer un proyecto nuevo, y ahora que están estudiando un reasfaltado”.

“Lo ideal”, dice Fernández, “es que se haga una carretera en condiciones, con dos carriles y márgenes, porque hay partes por la que no pasan dos coches, pero en el fondo lo que ya queremos es que hagan algo, porque es urgente”.

“Una conducción cómoda”

El anterior consejero de Obras Públicas, Jacobo Medina, anunció el pasado mes de septiembre que la reforma de la carretera ya tenía proyecto y que las obras, que se prolongarían desde Masdache a La Vegueta, contaban con un presupuesto de unos 10 millones de euros, a financiar con el Fondo de Desarrollo de Canarias (FDCAN).

Ese proyecto implicaría mejorar el firme, la señalización y el balizamiento para cumplir con las condiciones de seguridad vial y “ofrecer una conducción cómoda”. Asimismo, se modificaría el actual trazado de la carretera “intentando minimizar expropiaciones y ocupaciones de terreno” y se llevaría a cabo el soterramiento de las líneas eléctricas.

Dos meses antes de ser destituido al saltar por los aires el pacto entre PSOE y PP, Jacobo Medina aseguraba que ya se habían solicitado los informes sectoriales tato al departamento del Plan Insular de Ordenación, como a Patrimonio y Medio Ambiente para, posteriormente, “enviar el proyecto al Órgano Medioambiental del Gobierno de Canarias para su aprobación definitiva”.

“Me preocupa el techo de la Cueva”

Desde noviembre, el consejero no electo de Obras Públicas es Alfredo Mendoza. “El proyecto está en proceso de revisión”, asegura. El inconveniente que aprecia es que en la zona se encuentra el espacio natural protegido de la Cueva de las Palomas (o Cueva de los Naturalistas).

Mendoza señala que para la ejecución de las obras del proyecto que encargó el Cabildo se contempla “el paso de maquinaria pesada”. “Me preocupa que pueda afectar al techo de la Cueva de las Palomas, que no sé si está para mucho baile”, dice el nuevo consejero. “Si alguien me certifica que no van a producirse daños, perfecto”, añade.

El responsable de Obras Públicas sugiere que la intervención por la que apuesta ahora el Cabildo es por un acondicionamiento menos “sobredimensionado”, una intervención similar a la que se está ejecutando en la carretera de Mozaga al Peñón. Para Mendoza hay dos aspectos claves: el citado de que no afecte a la Cueva y que se produzca una “integración en el paisaje del vial”.

Para ello, señala el consejero, será preciso elaborar un nuevo proyecto. El anterior, recuerda Jacobo Medina, costó unos 55.000 euros. Mendoza asegura que se redactaría por “personal propio de la Casa”, en referencia al Cabildo de Lanzarote, y que no se tardaría más de un mes en tenerlo listo. En cualquier caso, para la ejecución de las obras, no hay fecha.