MEDIO AMBIENTE

Cuernúa o colmillo de perro: un tesoro discreto y amenazado en Lanzarote

Ecologistas en Acción inicia una campaña para dar a conocer esta especie endémica, protegida y amenazada por la acción del ser humano

Saúl García 0 COMENTARIOS 22/06/2022 - 07:32

La caralluma burchardii es pequeña y no es fácil de ver. Se esconde en el terreno. No tiene un uso tradicional. No se encuentra en espacios naturales protegidos, no se la comen las cabras ni otros animales. La polinizan las moscas verdes. Además tiene varios nombres. En Fuerteventura la llaman cuernúa. En Lanzarote, donde solo quedan unos 7.000 ejemplares aproximadamente, aunque tampoco está claro, colmillo de perro. Y, para sumar dificultades, también ha cambiado su nombre científico. Ahora se llama apteranthes burchardii. Con esas características, es difícil que alguien se preocupe por ella. Y, sin embargo, tiene su prestigio.

Hace años ya fue la protagonista, cuando un grupo de vecinos del Charco del Palo alertó de que se iba construir una promoción inmobiliaria en un terreno donde abundaba. La urbanización era incompatible con su existencia. Los vecinos solicitaron respaldo a la Fundación César Manrique (FCM).

En 2006 se elaboró el documento de avance del Plan de Conservación del Hábitat de la Cuernúa y el botánico Wolfredo Wildpret, en las alegaciones encargadas por la FCM, decía que en aquellos lugares donde la vulnerabilidad de la especie era alta se debía proceder a una vigilancia y seguimiento de la población de una manera continuada”. Pedía, asimismo, la redacción de un plan de educación y sensibilización ambiental sobre el significado de las especies amenazadas en las poblaciones urbanas del entorno del hábitat potencial de la especie.

Entonces se solicitó a las instituciones la protección efectiva de las áreas donde aparecía esta especie vegetal, con los oportunos cambios en el planeamiento municipal e insular. Pasaron los años y no se avanzó mucho. Ecologistas en Acción acaba de iniciar una campaña con el lema Salvemos la cuernúa, para dar a conocer la especie. Dentro de esa campaña, los biólogos Jaime Gil y Marta Peña dieron una charla sobre ella en El Fondeadero de Puerto de Carmen y guiaron una salida al campo para conocerla y reconocerla.

Su buena o mala salud es una especie de termómetro del medio. “Todo lo mal que le vaya a esta planta es un síntoma de todo lo mal que le puede ir al entorno en el que está”, dice Jaime Gil. La campaña pretende concienciar y sensibilizar “para que se vea que los pequeños tesoros de Lanzarote pueden ser muy discretos”, según fuentes de la organización ecologista, que señalan que se está intentando completar esa campaña con un estudio sobre su fisiología y su comportamiento, con la colaboración de la Universidad de Praga, porque hay indicios de que pueden ser interesantes y únicos. Destacan la “importancia de ver qué o quién vive en los espacios que estamos ocupando con nuestras actividades porque hay ciudadanos invisibles entre nosotros”.

En Lanzarote, donde más abunda es en las conocidas como tierras de costa

La planta no se puede cortar, ni trasladar ni vender. No se puede hacer nada con ella, pero hay páginas en la Red que la venden, principalmente para coleccionistas. Gil señala que la idea es llamar la atención sobre sus amenazas. En realidad “cualquier actividad humana la pone en riesgo”: pasear al perro, salir al campo, los coches, las motos, los quads, salirse de los senderos..., pero también el acondicionamiento de solares para la construcción, la extracción de áridos, la apertura y ensanchamiento de pistas y caminos, el coleccionismo, las actividades deportivas al aire libre, los vertidos de escombros o el pastoreo.

Por eso es importante que se conozca en qué zonas está. Gil dice que, en cualquier caso, no se conoce bien cuál es su distribución porque los estudios se van haciendo sobre lo que ya se conocía y no se hacen nuevas prospecciones.

Costa

En Lanzarote, donde más abunda es en las conocidas como tierras de costa. Entre 2007 y 2010 se llevó a cabo el último seguimiento poblacional y se estimó en 9.421 en Lanzarote y los islotes, distribuidos en 16 poblaciones, de las cuales tres, el Charco del Palo, Malpaís de La Santa y Malpaís de Mala, albergan la mayoría.

También está presente en La Graciosa, en el Volcán de La Corona, Montaña Tinaguache, El Gurugú, Barranco de La Poceta y Costa de El Cuchillo, entre otros.

Gil y Peña advierten de que las instituciones deben tener especial cuidado con las autorizaciones para eventos. Por ejemplo, junto al Club La Santa hay poblaciones y se celebran varias carreras o entrenamientos. Piden que se puedan autorizar con el tiempo suficiente para que los agentes de medio ambiente marquen los caminos expeditos.

La planta se vende en la Red para coleccionistas.

Endemismo

La apteranthes burchardii es un endemismo canario y está incluida en el Catálogo Canario de Especies Protegidas, calificada como en peligro de extinción. Se reparte entre Fuerteventura, Lanzarote y La Graciosa, además de en Alegranza y Montaña Clara. También crece en Marruecos, pero es otra subespecie. La planta es perenne. Su tallo puede alcanzar los 35 centímetros y sus hojas son rudimentarias. Las flores se agrupan en la parte terminal de los tallos.

La corola es muy variable y puede presentar cuatro, cinco o seis lóbulos. Su coloración oscila desde un verde oliváceo hasta granate oscuro, pasando por marrón anaranjado y ocre anaranjado. El fruto está constituido por dos folículos fusiformes dispuestos a modo de cuernos de hasta 15 centímetros de largo. Las semillas están dotadas de una coma de pelos blancos que favorece su dispersión.

Burchard describió la cuernúa en Fuerteventura en el año 1913

Se describió en 1913 en Fuerteventura. Burchard era un botánico establecido en Tenerife. La encuentra en el Malpaís de La Arena, en La Oliva, y la envía a Alemania. Quien la describe es René Maire, que también describe como subespecie la de Lanzarote. En ambas islas, la proliferación de arenados en la posguerra, por pura supervivencia, o el cultivo de cochinilla, reducen el número de sus ejemplares. “Está más que justificado que su hábitat se redujera, si es para comer”, dice Gil.

“Garantizar la pervivencia de todas las poblaciones de la especie A. burchardii en Lanzarote, La Graciosa y los islotes constituye un auténtico reto, pues su vulnerabilidad es muy elevada; pero permitir su declive por meras acciones antrópicas evidenciaría nuestro fracaso como custodios de un territorio que ha sufrido ya demasiadas agresiones ambientales y paisajísticas”, señala el tríptico realizado por Gil y Peña para Ecologista en Acción.

Tres más

En la charla que impartieron estos dos biólogos dieron a conocer otras tres especies endémicas descubiertas en la Isla en los últimos años. Se tratade la Gymnosporia crytopetala, la Ononis catalinae y la Vicia vulcanorum, conocida como chinipilla. En el caso de la Gympnosporia cryptopetala, es una especie con muy contados ejemplares en la Isla. De hecho, tan solo hay siete contabilizados, aunque recientemente se ha encontrado alguno más en el Risco de Famara.

Los botánicos llamaron la atención sobre el efecto negativo que tiene la actividad de escalada en una de las localizaciones en las que se encuentra esta especie, en una roca en las inmediaciones de Órzola. La especie está siendo valorada por un comité científico para declararla en peligro de extinción.

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