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Brotes verdes en la escena local

El teatro amateur resurge con la consolidación de los grupos, la apuesta institucional y la actividad que se desarrolla en los centros educativos

Lourdes Bermejo 0 COMENTARIOS 22/04/2019 - 06:36

En las instalaciones del TEA se echa de menos el bullicio de los alumnos de todas las edades entrando y saliendo de las clases en el edificio vecinal de la calle Padre Claret (Arrecife). El pasado año, Salvador Leal cofundador de la escuela junto a Elena Guadalupe, decidió echar el cierre tras renunciar voluntariamente a la subvención del Ayuntamiento de Arrecife de 2018 por el impago de la de 2017, impago que sigue a día de hoy.

“Sin querer ser irónico, lo cierto es que renunciar ha supuesto un alivio tanto mental como económico, ya que, al menos, han desaparecido los apuros de tener que hacer frente a la seguridad social y las nóminas o a los recargos con fondos propios”, dice Salvador, que sigue pagando el crédito solicitado en su día para no acumular deudas con la Seguridad Social, lo que habría imposibilitado la recepción de ayudas públicas.

Leal reconoce que este trato le dejó “tocado y desilusionado”, pero quizá las palabras de su admirado José Sanchis Sinisterra (Premio Nacional de Teatro) le pusieron de vuelta en el camino. “Pasa a la resistencia”, le dijo el dramaturgo más representado de España. Y eso hizo. Actualmente, el TEA mantiene un grupo de adultos y otros cuatro de niños y adolescentes, aunque en su día llegó a haber una docena, con cuatro personas impartiendo clases.

Esta es la situación en la que se encuentra la hasta ahora única escuela pública de teatro que ha habido en la Isla y cuyo testigo no ha recogido ninguna administración, a excepción de Tías, a pesar de los pronunciamientos de apoyo por el anuncio del cierre.

El TEA es una de las vertientes de la empresa de Leal, que también mantiene la compañía de teatro Losotro’h, nuevamente la única profesional de Lanzarote. El resto de grupos que conforman la variopinta oferta escénica local es amateur o asociación cultural sin ánimo de lucro. Algunos de estos proyectos están consolidados, como es el caso de Somos, que dirige Esther Vázquez y celebra su décimo aniversario en las tablas, con una ingente producción, Actúa o Chéspir, que cumple ya nueve años en escena en los que ha estrenado veinte obras teatrales y una decena de espectáculos monográficos en espacios abiertos como La Recova o la Casa Ajey, de San Bartolomé, municipio que es sede del grupo.

“Cuando volví a la Isla desde Londres, donde había terminado mi formación en teatro musical, vi fundamental ofrecer una propuesta teatral distinta a lo que ofertaban las agrupaciones que existían en ese momento, más bien teatro costumbrista, con humor muy de aquí, aunque no necesariamente de autores canarios. Aunque es muy respetable, no era de mi gusto, así que formé, junto a otras personas, como mi hermano Javier, el grupo de teatro Chéspir”, explica José Manuel Clar.

Aunque nació centrado en el teatro anglosajón (se estrenó con El retrato de Dorian Gray, La ratonera y obras de Tennesse Williams) con el tiempo ha diversificado su oferta y, por la propia formación de su director, también ha producido musicales. Precisamente el teatro musical es una de las disciplinas que encuentra más “inconvenientes” para representarse en la Isla. “Desgraciadamente, los teatros de los que disponemos están obsoletos técnicamente. El Salinero no cuenta con un foso para la orquesta; en Tías no hay inclinación en el patio de butacas, así que el espectador de delante tapa al de atrás. Es evidente que se necesitan espacios dotados, que eviten que los grupos tengan que asumir el gasto de iluminación y sonido”, subraya Clar.


Representación de ‘Semillas’, a cargo de Siscu Ruz. Foto: Shelma.

Cabe recordar las históricas dificultades de grupos locales para acceder a la programación propia del teatro insular, sobre todo con grandes formatos, si bien recientemente se ha constatado un cambio en la línea, que está posibilitado a algunas compañías no profesionales de la Isla representar en el único espacio escénico público que existe en Arrecife.

A estas cuestiones técnicas se unen otras entre tablas. “Hay que luchar con el absentismo en los ensayos de los participantes en producciones tan grandes, ya que, al no haber profesionalización, resulta difícil compaginarlo con el trabajo y la vida privada. Sin embargo, “aunque comprometer tanto tiempo desgasta y cansa, es una realidad con la que hay que convivir. Si uno no tiene ganas de someterse a estas presiones, dejarlo es lo más inteligente. No obstante, todo el cansancio se desvanece cuando cae el telón y el público ofrece su reconocimiento en forma de ovación, como ocurrió en las recientes representaciones de Evita”, admite José Manuel Clar.

También hay que sopesar el coste que supone crear un espectáculo de esta magnitud para aforos tan pequeños, para una asociación sin ánimo de lucro “y que no percibe ayuda pública alguna”, lo que provoca que la mayoría de las veces “estemos en pérdidas”, aduce.

Apuesta pública

Sin un auditorio con las condiciones precisas, las salas de San Bartolomé y Tías, fundamentalmente, van supliendo las necesidades de las formaciones locales. La Sala Librada de Altavista, creada por Salvador Leal y que llegó a albergar durante siete años un festival de teatro independiente que fue reconocido entre los mejores de España, está cerrada al público por falta de plan de emergencias y accesibilidad.

Hace unos años se propuso desde el Ayuntamiento acondicionar un espacio escénico en el Centro cívico, aunque por un sorprendente cambio de opinión, se abortó el proyecto. En la actualidad se está adecuando el edificio de la asociación de vecinos de Altavista, donde se ubica la sala en la planta alta.

“Se ha cambiado la instalación eléctrica, pero en lo que respecta a la sala, no se ha hecho nada, aunque vino un técnico de la empresa concesionaria del proyecto a ver las necesidades”, explica Leal. Tampoco se ha puesto a disposición de los vecinos de Argana Alta el espacio adquirido por el Cabildo para dinamizar este barrio y en el que se anunció una ambiciosa programación de ocio y cultura, con talleres de teatro incluidos, que no ha arrancado.

Para el actor, licenciado en Arte Dramático y formador teatral Siscu Ruz, que imparte clases a adultos y niños en la Sala Cúrcuma de Arrecife, “existen en la Isla espacios muy apropiados para desarrollar actividades relacionadas con las artes escénicas”. Hay que tener en cuenta las dificultades de estos grupos, no ya para encontrar lugares de ensayo, sino para almacenar la utilería que se va generando en las distintas obras.

“Creo que la red de centros socioculturales podría tener una función interesante, dando cabida a los colectivos”, dice y pone como ejemplo las instalaciones existentes en Argana Alta, aunque se confiesa enamorado del universo de la producción no profesional. “Creo que el esfuerzo y la ilusión de ir creciendo poco a poco, superando escollos, tiene un encanto especial”, dice.


Actores de ‘El plan’, de la compañía Somos, en la función de El Salinero.

Algunos ayuntamientos contemplan acciones para el fomento teatral. Hasta el 7 de abril se desarrolló el programa de la Semana del Teatro de San Bartolomé, marcada este año por el homenaje de la escena lanzaroteña al querido Santana (Jesús Manuel Rodríguez Santana), quien iba a interpretar la obra El crédito, junto a Germán Barrios. Finalmente el personaje de Santana fue interpretado por Alby Robayna.

También Haría celebra en abril sus Jornadas de Teatro Encarnación Rodríguez. En mayo es el turno de Tías, con su recién nacido Certamen de Teatro Amateur, que se celebra del 6 al 12 de mayo. El director de la Escuela Teatro Tías y regidor del espacio municipal, Baltasar de León, agradece al Ayuntamiento que haya apostado por segundo año por esta iniciativa, dada la poca repercusión que tuvo el pasado año. “Cuesta muchísimo mover al público al inicio de una acción cultural como fue esta. Ni siquiera la propia gente del teatro de la Isla acude”, se lamenta.

Sin embargo, en la presente edición los organizadores se han visto “desbordados” por la demanda de grupos que quieren participar. Lo harán, finalmente, los colectivos del municipio: Lila García, Aficionados de Mácher y Cávea Cómica Teatro, y otros seis grupos de fuera, tres de otros municipios y tres de otras islas, que han sido seleccionados entre los cerca de veinte concurrentes. Se optará a diversos premios en metálico, otorgados por un jurado profesional, además del premio especial del público.

De León se siente orgulloso de la década que acaba de cumplir la Escuela Teatro, pionera en Lanzarote. “Hemos formado a varias generaciones, fundamentalmente ayudando a aplicar técnicas actorales a la vida cotidiana: expresión, corrección postural, control del carácter”, dice. Los niños de Tías han crecido familiarizados también con la sala de teatro, lo que supone ya un camino recorrido en el acceso a este arte escénica. “Y ello ha sido posible por el apoyo continuado que hemos recibido de todas las corporaciones de cualquier signo político en esta década”, subraya.

Respecto al panorama de los grupos locales, Baltasar cree que hay varios estratos, desde los grupos que se forman “simplemente para actuar en las fiestas” a los amateurs “con un enorme talento y mérito”, a los que, asegura, “les falta solo una chispa que eleve el trabajo a completamente profesional”. Se refiere a la aplicación de conocimientos sobre escenografía, iluminación, movimientos escénicos o vestuario, todos ellos aspectos de igual peso que el propio texto, que es, para algunos teóricos, solo un elemento más del montaje. “Una iluminación equivocada es capaz de estropear una obra”, indica De León.

Siscu Ruz refrenda las palabras de De León respecto al salto necesario en la escena local para elevarse de nivel y también suscribe la importancia de la formación teatral a edades tempranas, una tendencia hasta hace poco inexistente en Lanzarote y que está empezando a asentarse con diversas propuestas por las que apuestan los centros educativos.


Baltasar de León, regidor del teatro municipal de Tías, durante un acto escolar.

El propio Cabildo ha apostado por segundo año por el programa Amalgama, dirigido a alumnos de 1º de la ESO, desarrollando un programa de educación en valores y prevención del acoso escolar. Siscu explica que el proyecto Bullying Un, dos, tres, acción, que lleva a cabo a través de la compañía teatral Actúa7, sobre todo enfocado a alumnos de 6ª curso de primaria, está demostrando el poder del teatro como herramienta social “que funciona y remueve”, dice.

Por otra parte, aunque dentro de la faceta pedagógica, el actor se siente especialmente ilusionado con el que será el primer Festival de Teatro Escolar, una iniciativa del Área de Cultura del Cabildo, que abrirá las puertas de El Salinero “para que asistan como público todos los centros de la Isla, previamente inscritos, para disfrutar durante cuatro jornadas de ocho montajes teatrales de seis colegios y dos IES”, explica Siscu.

Las obras estarán dirigidas por un docente, al que también se le ha dado la formación adecuada. En la mayor parte de los casos, son los propios jóvenes quienes van eligiendo la temática de la obra a representar, partiendo de sus inquietudes. Los centros que ya imparten una actividad teatral, con texto, adaptan el tema a su propio mundo. “Un grupo está transformado El Quijote en la historia de un chico que enloquece jugando a Fortnite (un videojuego de batalla real), explica Siscu.

Si el cierre del TEA provocó un tsunami de adhesiones de exalumnos, hoy adultos, que crecieron en sus clases, la actual corriente pedagógica, por la que están apostando grandes profesionales del teatro en la Isla, dan a las futuras generaciones la privilegiada oportunidad de conocer este arte escénica por excelencia, una enfermedad de la que es imposible curarse en la vida.

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