“Vamos a tener verano en Lanzarote”. No solo climatológico sino también turístico. Así lo asegura el consejero de la Sociedad de Promoción Exterior (SPEL), Héctor Fernández, quien, no obstante, reconoce que la reapertura está siendo lenta y plagada de incertidumbre por cómo se van a comportar los turistas británicos, que conforman el principal mercado de la Isla y el termómetro que marca la temperatura del sector.

“Hay que acordarse de los meses de marzo y abril, en el peor momento de la pandemia de COVID-19, cuando muchos operadores daban la temporada por perdida”, señala Fernández, que prefiere ver “el vaso medio lleno” y ser “positivo”.

“Es verdad que desde el punto de vista cuantitativo va a ser el peor verano de la historia reciente de Lanzarote, que la comparativa interanual va a ser demoledora y que los parámetros van a estar muy alejados de lo que ha sido normal, pero va a haber verano”, insiste.

Fernández señala que este año se va a producir una “caída dramática” y que hay que pensar en “salvar el mayor número de empleos, que no caiga gente en la exclusión social y que los negocios no cierren”.

La programación de vuelos a Lanzarote varía prácticamente cada semana, pero ya en pleno julio las conexiones confirmadas muestran que la Isla va a contar en los próximos meses con 325 de los 585 vuelos semanales del año pasado, el 55,5 por ciento. Esta cifra incluye 123 vuelos regionales, 48 con la Península y 154 con países extranjeros.

En todo caso, los responsables turísticos de la Isla esperan que la apertura de rutas y el aumento de frecuencias se produzcan de forma paulatina y se consoliden de cara a la temporada de invierno.

La incógnita no radica tanto en el número de plazas aéreas a Lanzarote, sino en si los asientos se ocupan o se quedan vacíos. En los últimos días de junio y principios de julio los porcentajes de ocupación de los vuelos “no han sido muy altos”, pero “podían haber sido peores”. “Han estado llegando vuelos con una media de en torno a la mitad de ocupación”, indica Fernández. “Ha habido aviones con una veintena de pasajeros y otros casi completos”.

El mes de julio empezará a definir la tendencia, que se espera que mejore “conforme pase el verano y vayan abriendo más hoteles”. También el ocio complementario: el 7 de julio se organizó la primera excursión de turistas desde el 14 de marzo, cuando se declaró el estado de alarma.

Un factor clave, recalca el consejero de la Sociedad de Promoción Exterior, es comprobar “cómo se vence cierto temor que todavía puede haber a volar” y a las consecuencias de hacerlo.

El paso dado por el Reino Unido, que el 3 de julio eliminó la cuarentena de 14 días obligatoria a los pasajeros que procediesen de España, se confía que ayude a “estimular” la demanda del mercado británico y aumenten las reservas.

En contra juega el hecho del elevado número de casos registrados en el Reino Unido (más de 293.500, con 45.000 muertes), y que todavía a principios de julio estaba en más de 500 nuevos contagios por jornada; la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo sitúa dentro de los países con transmisión comunitaria de coronavirus y no en el grupo de casos aislados, como España.

El “poco turismo” que aterrizó en Lanzarote desde finales de junio, de origen británico e irlandés principalmente, se ha dirigido, en gran medida, a segundas residencias, villas o establecimientos de alquiler vacacional.

El turismo “colectivo” arranca a mediados de julio. El mes pasado, cuando empezaron a llegar vuelos, apenas había un par de complejos de apartamentos abiertos en Puerto del Carmen, otro en Costa Teguise y cuatro en Playa Blanca.

Según el listado de reapertura que maneja la Federación Turística de Lanzarote, el 1 de julio abrieron sus puertas 14 establecimientos alojativos, incluyendo alojamientos rurales. A lo largo del mes serán 43 los establecimientos operativos.

Apertura gradual

Aunque las previsiones “cambian casi cada día”, según señalan fuentes de la patronal, en agosto abrirían 16 complejos turísticos, en septiembre otros 12 y en octubre cuatro más. Medio centenar de establecimientos todavía tiene pendiente decidir su fecha de reapertura.

“La apertura será gradual, incluso dentro de cada establecimiento, por fases, y recuperando parte de las plantillas de los expedientes de regulación temporal de empleo, ajustando gastos al volumen de ingresos, que no será alto”, indican fuentes del sector.

En la Sociedad de Promoción Exterior ya piensan en la temporada de invierno, que es la “gran ventaja” de Canarias frente a otros destinos, como Baleares. “Es nuestra gran baza, donde tenemos mucha menos competencia”.