Dice que la última vez que estuvo en Lanzarote actuó en un festival en la playa junto al artista Carlinhos Brown. Ahora, con nuevo disco como Amparanoia, llega a Sonidos Líquidos este domingo en un formato acústico adaptado a los tiempos que corren. Está “deseando llegar”, pendiente, como todos, de lo que pasa en La Palma y con ganas de reencontrarse con el público.

-El nuevo disco, ‘Himnopsis Colectiva’, es muy festivo y se grabó poco después del confinamiento. ¿Estaba ya pensado así?

-Estaba la maqueta ya con la selección de los temas en febrero. En marzo empezaba yo una gira como Amparo Sánchez y con la banda nos íbamos a reunir en verano. Ya estaba el concepto del álbum y cuando pasó todo creí que era más importante que nunca seguir con el plan, grabar estos temas y sacarlo el 1 de enero de 2021 a pesar de todos los obstáculos.

-Siguen sin ser buenos tiempos para la música en vivo o por lo menos para los grandes conciertos con mucho aforo.

-Ya sabemos que es un año especial. Hemos podido presentar el disco con toda la banda en bastantes ciudades, y también hemos tenido que adaptarnos a diferentes formatos y hemos hecho conciertos de todo tipo. Este repertorio lo estamos tocando muy acústico también, que es lo que va a pasar en Lanzarote. Lo importante es poder encontrarse con la gente y que la música suene.

-Los temas son himnos “con descripción y propósito”. ¿Es un disco de autoayuda?

-(Ríe). Podría ser. La música ayuda, sana y nos eleva el espíritu, y estas canciones tienen la intención de compartir el momento en que estoy, que es lo que he hecho siempre, incidiendo más en la toma de conciencia, del poder que tenemos, lo importante del ahora, del origen, de la familia, el perdón... Era lo que quería transmitir, lo que quería contar y hay un libro que acompaña este álbum, Metanoia: guía práctica para la toma de conciencia, y sí, por supuesto quiero que sirva y que alguna canción pueda ser una tabla de salvación o una manera de ver las cosas de otra forma y que la gente se sienta mejor. Por eso hago la música, para que la gente se sienta bien.

-Es como una llamada a la unión porque nos necesitamos unos a otros...

-Hago referencia a ese estado hipnótico en que a veces vamos avanzado los seres humanos sin detenernos a revisar a ver si podemos hacer las cosas de otra manera, y ese piloto automático hay que romperlo e ir a ese despertar individual para que haya un cambio fundamental a nivel colectivo.

-Habla mucho de la vuelta a lo sencillo, a la familia, lo tradicional. La van a tachar de conservadora...

-Como ya me han puesto tantas etiquetas, no me preocupa. La familia es muy importante para mí, y hay un reconocimiento de mis ancestros, de dónde vengo, de por qué mi manera de ser es así y lo agradecida que estoy de haber formado parte de mi familia, porque tengo esta forma de ver la vida gracias a esa genética. La gente que me conoce sabe lo que quiero comunicar y mi deseo de que sirva a los demás, nunca desde el dogma. Que llegue como tenga que llegar.

-Y tiene muchas referencias al paso del tiempo. Incluso dice: “el tiempo es todo lo que tengo”. Eso con veinte años no pasa.

-Las reflexiones acerca del tiempo son por esto del piloto automático. No vemos el paso del tiempo como nuestro gran tesoro que debemos cuidar. Significa muchas cosas, desde de qué personas nos rodeamos hasta a qué lo dedicamos, si hacemos lo que nos gusta o no...

“Estamos tocando muy acústico, que es lo que va a pasar en Lanzarote”

-Uno de los himnos es un himno feminista. ¿Cómo van esos avances para la igualdad en la industria musical?

-Seguimos siendo minoría, pero como en otros sectores. Desde que empecé a cantar sí se nota ese cambio, hay más autoras de sus temas, técnicas, instrumentistas... No estamos en la igualdad deseada, pero estamos avanzando. Yo intento ver el vaso medio lleno y hay un avance y visibilidad muy diferente a cuando yo empecé, pero queda mucho por trabajar. Es una de las áreas donde estoy sensible y sirviendo de ejemplo. En Amparanoia somos casi todas mujeres en la banda y poder estar en un escenario con ellas puede servir de inspiración a mujeres jóvenes, y es la manera de que esto vaya tomando otra forma.

-Sigue habiendo resistencias, como la polémica generada por el cartel de Zahara. Parece algo de otro tiempo.

-Es que están pasando cosas que ni siquiera pasaban en otra época. Mira aquello de Las Vulpess o Robe Iniesta como Jesucristo en una cruz. Parece que hay un retroceso. Imagina las esculturas del Renacimiento vestidas… En el arte tiene que primar la libertad y el mensaje, lo que se quiera contar y a veces pasan estas cosas.

-Se van conquistando espacios, pero a las mujeres les cuesta más, ¿no?

-Lo vemos en todos los campos, que cuesta más a las mujeres, pero ahí seguimos. Para que vaya cambiando tenemos que respetarnos y cuidarnos como humanidad.

-Hay en el disco mucha influencia de la música latina, en cuyos países tienen al pop rock español como referencia, pero no suele ser al revés...

-Amparanoia es un grupo bastante latino. Nuestro reconocimiento fuera de España es grande. Bebemos mucho de Latinoamérica y también hemos jugado con la electrónica en otros álbumes, desde el año 2000 cuando nadie lo hacía. Siempre hemos experimentado, saliendo de estereotipos, pero hay toda la intención de tener estas canciones para nuestros fans de toda la vida con referencias a nuestro estilo aunque también hay temas diferentes como Mi genética o La despedida, que podrían ser de otra banda. Yo me siento con el poder de hacer lo que quiera y, si me gusta, incluirlo, porque creo que le va a gustar a la gente. Si hay algo es fusión, lo fronterizo, lo latino y del sur de Estados Unidos.