OTRA HISTORIA DE CANARIAS

Aeropuertos: las llaves maestras de nuestra internacionalización

Medio siglo después de su apertura al tráfico mundial, los aeródromos de Lanzarote y Fuerteventura vuelven a ser claves para el horizonte post COVID de ambas islas

Mario Ferrer 5 COMENTARIOS 28/06/2021 - 08:07

La distancia temporal que nos separa de las islas de Lanzarote y Fuerteventura de hace 50 o 60 años no es comparable a la distancia mental que nos aleja del ancestral sentido de aislamiento que tenía la población de esa época.

Ya solo las generaciones veteranas recuerdan lo que suponía plantearse un viaje hace poco más de medio siglo. Un traslado a Madrid conllevaba una semana de viaje, incluyendo varias escalas y distintos medios de transporte. Ir a Gran Canaria o Tenerife suponía una jornada de mar en los vetustos correíllos (denominación con la que se conocía a los barcos de vapor que atendían el transporte entre islas), que tan solo salían dos veces en semana y que en los periodos de temporales de mar daban muchos quebraderos de cabeza.

Todo ese mundo de largos plazos y otro sentido del tiempo quedó pulverizado por completo con la aviación moderna. Los aeroplanos de reacción, el turismo de masas y el progresivo abaratamiento de los vuelos hicieron de Lanzarote y Fuerteventura dos islas hiperconectadas, dos estandartes de la globalización turística que, de repente, se vieron cerradas por la pandemia. Ahora, ante lo que parece el inicio de la etapa post COVID, es buen momento para recordar el papel que los aeropuertos han jugado en nuestra historia reciente.

[Noticia relacionada: El aeropuerto, a debate: rechazo a ampliar la pista y críticas al “desarrollismo”]


Guacimeta, en 1956 y 2003. Foto: Ejército del Aire, cedida por el Cabildo.

Primeros aeródromos

Puede parecer paradójico, pero la historia de la aviación tiene un inicio muy marítimo, ya que los primeros aeroplanos que se vieron por estas islas fueron hidroaviones que amerizaron en las bahías de Arrecife y Puerto Cabras. Era la época de los pioneros de la aviación y, tanto hidroaviones españoles, como la mítica Patrulla Atlántida en 1926, como otros pilotos europeos -en 1919 amerizó en la bahía de Arrecife el francés Lefranc y en 1924 lo hace un avión de la compañía francesa Latécoère en aguas de Puerto Cabras- recalaron varias veces por unas islas que también contaron con campos de auxilio para las Líneas Aéreas de Postales Españolas (LAPE): en Fuerteventura aterriza uno de ellos en 1934, convirtiéndose en el primer avión terrestre que pisa la Isla.

Fue hace 80 años, el 24 de julio de 1941, cuando aterrizó el primer avión terrestre en el aeródromo militar de Guacimeta (se llegó a pensar en hacer una base aeronaval en El Río), en la zona donde hoy se encuentra el aeropuerto internacional César Manrique-Lanzarote. Quizás llamar aeródromo a aquel llano medianamente aplanado y a las mínimas instalaciones militares de los primeros años sea demasiado generoso.

Como en Lanzarote, la primera isla no capitalina en tener pista de aterrizaje, el origen del primer aeródromo oficial de Fuerteventura también fue militar, el que se abrió en Tefía en los años cuarenta. Ese carácter militar se reforzó con la Guerra Civil y una primera fase de la posguerra, muy pendiente de un posible ataque del bando de los Aliados durante la II Guerra Mundial.

Guacimeta no se abrió a la aviación civil hasta 1946, como hizo Tefía en 1952. No obstante, ese mismo año se decidió construir un nuevo aeropuerto para Fuerteventura en la zona de Los Estancos, que continuó teniendo una dirección militar hasta 1967. Además, en Jandía el empresario Gustav Winter construyó hasta dos pistas de aterrizaje, la segunda de ellas con intención de potenciar las posibilidades turísticas de la zona, pero no llegaron a fructificar como aeródromos estables.

En los primeros años, los enlaces con Guacimeta y Tefía eran escasos. Hasta 1954, el aeropuerto de Lanzarote no contó con un servicio diario (excepto los domingos) a Fuerteventura, Gran Canaria y Tenerife, y viceversa, con enlace para Madrid el mismo día, pero las infraestructuras eran aún muy modestas, tanto, que los temporales de viento y sobre todo las lluvias provocaban su cierre durante largos periodos de tiempo, debido a que la pista de aterrizaje aún no estaba asfaltada y el terreno humedecido provocaba la anulación de los vuelos. Por ejemplo, en 1959 el aeropuerto estuvo tres meses cerrado para reparar los daños producidos por las fuertes lluvias de ese año. Por ese motivo, nada más llegar a la presidencia del Cabildo de Lanzarote, José Ramírez se planteó la urgente necesidad de asfaltar la pista de aterrizaje.

Con el turismo

El nuevo panorama turístico que empezó a vivir España a partir de los años sesenta aceleró los cambios en los aeropuertos de Lanzarote y Fuerteventura, que inicialmente vivían pendientes de los vuelos chárter turísticos de un solo día que se hacían desde Gran Canaria o Tenerife. Había que modernizar estos aeródromos y prepararlos para un mayor flujo de pasajeros.

En 1965 se puso en funcionamiento el primer tramo de pista de aterrizaje asfaltada en Lanzarote y en los siguientes años se fue ampliando. En 1967 se adjudicó la construcción de una nueva terminal y se abrió al tráfico aéreo nocturno, demostrando un desarrollo que quedó definitivamente confirmado con la apertura al tráfico internacional en 1970, lo que conllevó la creación de una nueva terminal. Mientras tanto, en Fuerteventura se volvió a abrir un nuevo aeropuerto, el tercero y definitivo, en El Matorral, que se inauguró en 1969, para abrirse a las conexiones internacionales en 1973.

A partir de este momento, los aeropuertos han sido las principales vías de entrada de la radical transformación que vivieron ambas islas a raíz de la explosión turística. Una metamorfosis económica, territorial y poblacional que se aceleró en los años ochenta, dejando rápidamente obsoletas terminales de aeropuertos que se habían previsto para que permanecieran por décadas. En pocos años se pasó de manejar unos pocos cientos de miles de pasajeros al año a registrar varios millones anuales.

El crecimiento fue exponencial, consiguiendo cada vez más conexiones internacionales y mayor número de pasajeros año tras año, hasta el comienzo de la gran crisis en 2008, cuando se produjo una suave bajada. Sin embargo, los números volvieron a crecer de nuevo hasta la llegada de la pandemia en marzo de 2020, cuando se volvió a un régimen de vuelos que hacía décadas que no se veía.

Habrá que ver qué depara el futuro en el terreno de la aviación y el turismo. En Lanzarote, algunas voces han planteado en los últimos años la necesidad de una ampliación que se antoja muy difícil por la escasez de espacio, frente a la amplitud con la que cuenta el de Fuerteventura.

Imágenes


Imagen del fotógrafo Emilio Cabrera Martinón. Amerizaje en Arrecife que Agustín de la Hoz fecha en 1920. Fondo Agustín de la Hoz. Fotografía cedida por el Archivo Municipal de Arrecife.


El concorde aterrizando en Lanzarote en 1986. Fotografía cedida por el grupo de comunicación Lancelot.

MUSEO AERONÁUTICO DE LANZAROTE

En 2005 se inauguró uno de los espacios expositivos más peculiares y menos conocidos de la isla: el Museo Aeronáutico de Lanzarote. Propiedad de Aena, este centro tiene el gran valor de aprovechar las antiguas instalaciones que estuvieron funcionando desde 1946 a 1970, lo que permite al visitante pasear por la primera terminal de pasajeros, el área de facturación, la sala de comunicaciones y meteorología, los jardines o la torre de control de un edificio con aires de la corriente arquitectónica ‘neocanaria’ de la época y que también posee distintos murales, incluyendo uno de Manrique.

Pero el Museo Aeronáutico de Lanzarote es sobre todo interesante para hacer un recorrido por la historia de la aviación en la Isla en su más amplio sentido: infraestructuras, economía, sociedad, tecnología... El centro tiene una amplia y atractiva oferta informativa que mediante una muy destacable colección de fotografías históricas y dispositivos multimedia (pantallas táctiles, proyectores, etcétera) permite conocer más sobre los primeros vuelos, las distintas terminales, capítulos llamativos o los datos actuales del aeropuerto.

Comentarios

La ampliación se antoja exagerada pero una mejora en las instalaciones que mejore además el acceso peatonal de Playa Honda al aeropuerto viene fenomenal, el aeropuerto debe ser un lugar donde la gente que espere no se aburra, que impresione al viajero nada más bajar del avión, un lugar cómodo, seguro, bonito. Ampliar la pista a vista de lo que ha pasado de momento no es necesario ni se debería porque el turismo tiene un límite mínimo y máximo en la isla, la isla no está preparada para acoger más turistas y no hablo por las camas sino por las deficientes infraestructuras públicas y entretenimiento para los visitantes.
La ampliación se antoja exagerada pero una mejora en las instalaciones que mejore además el acceso peatonal de Playa Honda al aeropuerto viene fenomenal, el aeropuerto debe ser un lugar donde la gente que espere no se aburra, que impresione al viajero nada más bajar del avión, un lugar cómodo, seguro, bonito. Ampliar la pista a vista de lo que ha pasado de momento no es necesario ni se debería porque el turismo tiene un límite mínimo y máximo en la isla, la isla no está preparada para acoger más turistas y no hablo por las camas sino por las deficientes infraestructuras públicas y entretenimiento para los visitantes.
Ponen las imágenes del aeropuerto viejo porque el nuevo es igual en todos lados!
Puede mejorar el aeropuerto. Actualmente, el Aeropuerto de Lanzarote está optimizando la pista y aumentando la entrada y salida del edificio del aeropuerto. La pista del aeropuerto especial es extremadamente tosca.
La ampliación no es exagerada es necesaria, ampliar la pista es necesario, más por seguridad que por recibir pasajeros asi como el edificio en general. La isla tiene un límite de turistas y de personas residentes que se sobrepasó hace tiempo, hay que parar la creación de hoteles y casas. Y referente a infraestructuras públicas haganse la idea de que no harán hospital nuevo, auditorio u otra cosa que sea para mejorar lo que hay.

Añadir nuevo comentario