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“Un hombre, un anzuelo”: Los atuneros defienden la sostenibilidad de la pesca lanzaroteña y piden aumentar las cuotas

“Cada vez nos ponen más trabas. Es como si quisieran que desapareciera el sector pesquero”

Foto: Manolo de la Hoz.
María José Lahora 1 COMENTARIOS 12/09/2018 - 08:18

Aquilino Arrocha, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores y propietario del ‘Ave María Segundo’, con capacidad para 25 toneladas de pescado, se encuentra en el puerto preparando su siguiente salida tras las jornadas de descanso correspondientes para compensar los 23 últimos días en alta mar junto a los once tripulantes del buque, como el joven patrón Esteban que, tras seguir el sabio consejo de su armador, optó por dejar la cubierta y ascender al puente.

Tras una cuidada formación en la Escuela de Pesca para obtener el título y mucha dedicación es desde este año el patrón del ‘Ave María’, donde lleva trabajando once años. Aquilino solo tiene palabras de elogio para este joven, dice que no es habitual encontrar trabajadores tan volcados y que desde el principio mostró su voluntad por aprender el oficio.

Esteban comenta que el oficio de marinero le viene de familia aunque en su caso empezó tarde después de trabajar en la construcción. Confía en poder estar otros 20 años más en el mar. “Pero cada vez nos ponen más trabas. Es como si quisieran que desapareciera el sector pesquero. Nos limitan con las cuotas y cada vez las exigencias son mayores, cuando nosotros pescamos a caña”, defiende.

El buen ambiente entre la tripulación del barco es fundamental. El ‘Ave María’ ha incorporado este año a un nuevo tripulante procedente de otra pesquería. “Los primeros viajes cuando no se conoce el oficio, uno está como perdido, pero nosotros estamos para enseñar y en nuestro trabajo una vez que lo aprendes, luego es sencillo, porque siempre es lo mismo”.

Junto a Esteban, que a pesar de llevar en el ‘Ave María’ once años “es uno de los más nuevos”, Aquilino ha contado entre su tripulación con personal de confianza que incluso se ha jubilado con él. Durante todos estos años ha vivido todo tipo de experiencias en alta mar, como cuando se encontraron un cadáver.

El peor momento fue el que vivió al ver arder la sala de máquinas del barco que se encontraba cargado de pescado procedente de África. Fue a finales de la década de los noventa. “Me pegué fuego y un tío mío también”, rememora ahora más pausadamente con el paso de los años. También ha estado varias veces a punto de encallar, “pero más por despiste que por las condiciones meteorológicas”, junto a las otras muchas que ha tenido que dedicarse a extraerse anzuelos a sí mismo y a su tripulación.

En su experiencia de asistente de primeros auxilios ha tenido incluso que atender a un marinero con la pierna rota y hasta el médico le felicitó por colocar otra vez la rótula en su sitio, comenta orgulloso. Una de las ventajas para la tripulación lanzaroteña es que los marineros de Arrecife cuentan con un salario mínimo además de “trabajar a la parte”.

Así lo establecieron los armadores a fin de garantizarles unos ingresos en temporadas de baja producción, como la que han venido sufriendo hasta el momento. Aquilino habla de 72.000 euros de pérdidas en salarios, pero confía en que lo que resta de campaña pueda estabilizarse.

Sin embargo, insiste en que la situación es preocupante. “Hemos pensado hasta en tres ocasiones amarrar los barcos, pero hemos decidido seguir porque muchos no tendrían paro y es triste dejar a la gente abandonada”.

Sobre el atisbo de esperanza de que el sector pueda recuperarse una vez que vuelva a pasar la pesca por aguas cercanas, comenta que sí es cierto que suele volver a ver “manchas” por octubre y noviembre, pero que sin embargo la cuota de atún blanco ya está agotada.

A nivel nacional son en torno a 15.000 toneladas las permitidas, explica, pero los compañeros del País Vasco han capturado el mayor grueso. “Me alegro por ellos, pero nosotros nos vemos descolgados. Me consta que desde el Gobierno de Canarias, el consejero de Agricultura y Pesca está en conversaciones con otros países para que los barcos artesanales en esta época podamos escapar”.

Aquilino y su tripulación defienden esta pesca sostenible y artesanal. “Un hombre, un anzuelo”. Es la base de este sistema de captura que caracteriza a los atuneros lanzaroteños, el arte se utiliza únicamente para cebo vivo.

“El problema es que la Unión Europea entiende por artesanal barcos pequeños y los nuestros son grandes”. Ahora, el sector se plantea poder contar con una flota de menores dimensiones. “Tenemos barcos de hasta 200 toneladas y suponen mucho gasto. Con barcos de 22 o 24 metros con capacidad para 30.000 toneladas sería lo recomendable”, explica Andrés Cedrés, gerente de Optuna.

El ‘Ave María Segundo’ se encuentra repostando, Aquilino Arrocha aprovecha la coyuntura para denunciar que el único puerto de Canarias que no cuenta con un tanque para combustible es Arrecife.

“Y no lo estoy pidiendo para los barcos grandes, sino como patrón mayor de la Cofradía de Pescadores para los de menor tamaño”. Comenta el riesgo que supone para estas embarcaciones de menor calado, cuyos propietarios están trayendo el combustible en sus propios vehículos.

Comentarios

Pues a los atuneros en Tenerife les muy bien y pagan el doble. ¿porqué será?

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