SECTOR PRIMARIO

Un año difícil para el sector pesquero de Lanzarote

Los atuneros de Lanzarote cifran en 84.000 euros las pérdidas por armador en una campaña en la que tan sólo se ha capturado una cuarta parte de lo esperado

Fotos: Manolo de la Hoz.
María José Lahora 0 COMENTARIOS 11/09/2018 - 07:44

‘Ave María Segundo’, ‘Cima de Oro’, ‘Izar Alde’, ‘Monte Arballu’, ‘Santuario de Barquereño’ y ‘Zeruko Erreguiña’ son los seis atuneros que quedan de los 23 que conformaban la flota de Lanzarote, aunque están acompañados en la actualidad de embarcaciones de menor eslora en puertos como La Graciosa o Puerto del Carmen.

“Ha sido un año difícil para el sector atunero lanzaroteño”, señala Andrés Cedrés, gerente de Optuna, Organización de Productores de Túnidos y Pesca Fresca. Primero por las cuotas impuestas para el atún rojo. “Estamos luchando por que Canarias tenga su cuota reconocida históricamente”, explica.

Preparan un plan para presentar en octubre para que se le otorgue la cuota que le corresponde avalada por estudios del Instituto Oceanográfico y de la Consejería de Agricultura y Pesca del Gobierno canario y que elevaría a 500 las toneladas permitidas frente a las 250 que se imponen y que este año se pudieron elevar a 350 gracias al fondo de maniobras.

Asimismo, confían en que la próxima campaña pueda comenzar antes con lo que podría extenderse desde febrero, en lugar de marzo como ha sido este año, hasta el 30 de mayo, de forma que se rentabilice al máximo la pesquería del atún rojo.

Otro de los escollos para el sector este año ha sido que la pesca no siempre pasa por las mismas islas y las temperaturas no han sido las idóneas para poder pescar en aguas canarias. Los atuneros lanzaroteños han tenido que surcar otras aguas fuera del Archipiélago, lo que representa un gasto añadido para los armadores.

Así, se han dirigido a Azores, donde tienen permitido pescar a una distancia de 100 millas disponiendo de un permiso especial. También han navegado hasta Madeira donde se han turnado para “hacer alguna mancha” y atraer a los túnidos, pero que no ha sido suficiente para alcanzar los niveles de años anteriores.

Las cuentas no cuadran. Hasta julio se habían alcanzado en Optuna 230 toneladas de las más de 1.000 que deberían haber desembarcado en Arrecife por esas fechas y que se traducen en 84.000 euros de pérdidas para cada armador.

Sin embargo, las aguas canarias parece que vuelven a dar sus frutos ante el aumento de las temperaturas y los bancos de peces se alcanzan a ver más cerca de la Isla en una campaña que podría extenderse hasta diciembre.

Aún así, las cuotas de atún blanco ya están alcanzadas y ahora la vista está puesta en la captura de atún listado, la especie más económica. La esperanza es que en las salidas que restan hasta final de la campaña “al menos puedan compensarse los gastos”, explica Andrés Cedrés, quien cree que deberían poder transformarse las embarcaciones actuales por otras de menor eslora que permitan traer 30.000 kilos de pescado, pero abaratar los gastos y el mantenimiento.

Andrés Cedrés recuerda la flota de 23 atuneros que había antiguamente en Puerto Naos. Fue a partir de 1999 cuando empiezan los problemas para el sector. En ese año Marruecos optó por explotar sus propios recursos pesqueros y decidió no renovar el acuerdo de pesca con la Unión Europea, lo que supuso un duro golpe para el sector pesquero canario.

Para cuando en 2005 se decide volver a firmar el acuerdo con el país alauita ya era tarde, se había esquilmado el caladero marroquí y a los armadores les coincidió con la época de jubilación. En las Islas se primó el desguace de los atuneros, y tan sólo quedaron los jóvenes con ganas de seguir adelante y que se han mantenido a flote, como el también patrón mayor de la Cofradía de Pescadores, Aquilino Arrocha, que se arriesgó a continuar con el ‘Ave María’. “Me he dedicado toda la vida a esto. Qué voy a hacer si no”.

La pesquería de los túnidos (tuna, bonito y listado) representa el grueso de las especies con más capturas en Lanzarote, en torno al 75 por ciento. La producción de pesca fresca en la Isla en 2017 tan sólo en pelágicos superó las 1.800 toneladas por valor de 3,5 millones de euros, aunque ya supuso un descenso de la cuantía capturada con respecto al año anterior.

Junto a crustáceos, demersales y moluscos, la pesca fresca en Lanzarote alcanzó en 2017 las 2.252 toneladas por un valor de 5,7 millones de euros, según los datos de la Viceconsejería de Pesca del Gobierno de Canarias.

De Arrecife a Mercamadrid

Al caer la noche, el ‘Cima de Oro’ atraca en Puerto Naos con veinte minutos de adelanto sobre la hora estimada. Porta en sus bodegas un cargamento de túnidos, pero sin embargo no es oro todo lo que reluce. Principalmente, la pesca ha sido de atún listado, en torno a 30.000 kilos, cuyo precio en el mercado es bastante inferior a la “tuna”, de la que ha pescado unos 3.000 kilos. El valor del rayado, como también se le conoce, es de poco más de un euro el kilo.

En el puerto esperan las familias ansiosas por recibir a esos tripulantes que han pasado enrolados una veintena de días, así como algunos amigos con los que celebrar el regreso a tierra. La descarga del pescado se realiza en las cubetas que Optuna 42 tiene preparadas en la nave con agua y hielo para mantenerlo en la cámara a la temperatura óptima.

Sobre la marcha y, siempre que es posible, se va empaquetando para conservarlo en la cámara de fresco. Los trailers de frescos se irán llenando hasta alcanzar los 13.000 o 14.000 kilos de capacidad con destino a la Península. Los jueves se embarca el cargamento de túnidos en el buque de Armas rumbo al puerto de Huelva, donde arribará al día siguiente por la noche con lo que el sábado el atún de Arrecife ya estará en Mercamadrid.

La otra opción es embarcar la carga los sábados por la noche con destino a Cádiz, muelles que alcanzarán en la mañana del lunes para que la carga llegue a Mercamadrid esa misma noche y salir a la venta a la mañana siguiente.


Andrés Cedrés. 

El barco es la mejor opción de transporte del pescado capturado por los atuneros lanzaroteños. Comenta Andrés Cedrés que antaño se enviaba la producción en cargueros o aviones combi que transportaban carga y pasajeros, pero con el tiempo se han ido decantando por el mar.

La predilección por el transporte marítimo frente al aéreo no sólo es cuestión de abaratamiento de costes. Explica el gerente de Optuna que en la actualidad el transporte aéreo no está teniendo el resultado esperado. Así señala que han tenido problemas con la compañía Iberia, que le ha llegado a dejar incluso el cargamento en tierra o ha provocado la rotura de cajas en la manipulación de los portes.

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