Desde la sala de espera del Hospital Molina Orosa, pacientes y acompañantes comparten su angustia, resignación o indignación. Cada historia es una radiografía del servicio

“¿Que cómo funciona Urgencias? Espere que le cuento”
Desde la sala de espera del Hospital Molina Orosa, pacientes y acompañantes comparten su angustia, resignación o indignación. Cada historia es una radiografía del servicio
“¿Que cómo creo que funciona el servicio de Urgencias?”. Francisco se endereza en la silla y coge aire antes de empezar a responder, como si llevara horas, o años, esperando que le hicieran esa pregunta. Y con un gesto similar responden muchos de los pacientes que una mañana de lunes aguardan en la sala de espera del Hospital Molina Orosa. Si algo tienen allí, es tiempo.
Según la última encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), publicada el pasado mes de febrero, la media de espera en España para ser atendido por un médico en Urgencias es de 50 minutos. En Lanzarote, un día cualquiera, la mayoría de los pacientes habían superado ya con creces ese plazo, y seguían esperando. Lo confirman mirando sus pulseras -las que les pusieron al llegar, con sus datos y la hora de entrada-, porque algunos han perdido ya hasta la noción del tiempo.
Para Cristian, la espera supera ya las dos horas. Reclinado sobre su pareja, intenta buscar postura en las rígidas sillas de la sala de espera. Una que mitigue el dolor. “Me cuesta mucho respirar”, alcanza a decir. Las circunstancias hacen que sea el menos hablador de la sala, pero apunta que la última vez que tuvo que acudir a Urgencias, hace unos meses, estuvo seis horas esperando solo para que lo viera el médico. “¿Cómo llevo la espera? Fatal”.
Francisco, sin embargo, en esta ocasión está como acompañante, y tiene mucho que contar. A sus espaldas tiene dos operaciones de cáncer, problemas en la columna y una pérdida de visión que él achaca a una posible catarata, pero que aún no tiene diagnóstico, porque lleva ocho meses esperando una revisión. Pero ese día, la paciente es su pareja.
Ella también tiene una placa y un tornillo colocados en la espalda y se levantó con “una parálisis total”, quizá fruto de un pinzamiento de un nervio. Francisco explica que llamó a una ambulancia y tuvieron que sacarla de casa en camilla; pero al llegar al hospital, estuvo hora y media esperando en un box para que la viera un médico. “Me acaba de mandar un mensaje diciéndome que por fin le han pinchado algo para el dolor”. En ese momento aún esperaba una radiografía, mientras Francisco seguía mascando su indignación en la sala de espera.
“Creo que le damos prioridad a muchas cosas que no la tienen. Pagamos impuestos, pero no vemos los resultados. Si hay dinero para todo lo demás, debería haber dinero para tener buenos médicos y buenos medios”, reclama. Se refiere a todas las veces que ha tenido que salir de la isla para recibir tratamiento - “para todo lo que me he operado he tenido que salir de Lanzarote”-, pero también a las listas de espera y, por supuesto, al servicio de Urgencias.
“Si viene una persona en camilla, no la pueden tener hora y media sufriendo”
“Yo estuve esperando cuatro horas con una herida abierta solo para que me atendieran. Me decían que no me preocupara y que no me iba a pasar nada, pero si me hubieran cosido en el momento, no hubiera necesitado ni anestesia, porque tenía la zona dormida. Pero si tardan cuatro horas para atenderme, ya tienen que anestesiarme y la herida nunca se va a curar igual”. Y en el caso de su pareja, lo mismo: “No te digo que la atiendan en dos minutos, pero si viene una persona en camilla, no la pueden tener una hora y media sufriendo. No estamos hablando de animales, que hasta los animales tienen derechos, estamos hablando de personas”.
La espera más angustiosa
Liset también está en la sala de espera como acompañante, y lleva casi 20 horas de angustia. Su marido sufrió un fuerte golpe en la cabeza la tarde anterior, que le dejó media cara paralizada. Llegaron a Urgencias a las seis de la tarde y afirma que hasta las nueve de la noche no lo atendieron. Una hora después, le notificaron que lo iban a dejar ingresado en observación. Además de la parálisis, tenía una rotura interna en el cráneo y un pequeño derrame.
“Solo pido saber cómo está mi marido, porque estoy con un nudo en el estómago”
Sobre las 11 de la noche le dejaron pasar a verlo, pero desde entonces no ha vuelto a tener noticias. “A las dos de la madrugada me fui a casa para ducharme e intentar descansar un poco y ahora he llegado a las nueve de la mañana, pero va a ser la una y todavía no he podido verlo. Y no me dan noticia de nada. Me acerco a preguntar y lo único que me dicen es que espere. Solo pido que me digan algo, porque estoy aquí con un nudo en el estómago”.
Al principio al menos podía comunicarse con su marido a través de mensajes de móvil, pero a él se le acabó la batería y se hizo el silencio. Liset lleva en el bolso su cargador, pero aún no ha podido dárselo. Primero le dijeron que podría pasar a verlo a las 9.30, pero no fue así. Después que a las 12, que es la hora oficial estipulada para las visitas en Urgencias por las mañanas. Ahí sí llegó a acceder a la zona de boxes, pero se encontró con que su marido no estaba. Se lo habían llevado al otorrino, porque al parecer estaba sangrando por el oído. Cuando el personal de boxes la vio, le dijo que no podía estar ahí, y la mandaron de vuelta a la sala de espera.
“Ayer por lo menos había una señora muy atenta que entraba, investigaba y luego salía y te decía algo, pero la de hoy ni se mueve. Te dice desde la silla que esperes y ya está. No hace ni por llamar. Hay como 10 enfermeros ahí parados hablando, pero nadie te dice nada”, lamenta conteniendo las lágrimas.
Mientras tanto, por la sala de espera de Urgencias ha visto pasar de todo en dos días. El domingo por la noche, sobre todo, muchos niños pequeños, que afirma que esperaron hasta cuatro horas para que los viera el pediatra. “Un padre se acabó llevando a su hijo porque no le atendían”, señala. Ya el lunes, al regresar al Hospital, se encontró a un amigo que llevaba allí desde las seis de la mañana. “Tenía los ojos en sangre, era como si tuviera candela en los ojos. Ahora está dentro esperando en otra sala, pero todavía no lo ha visto el médico”, cuestiona Liset, cuando el reloj marca ya las 12.45.
La pequeña Rafaela
Rafaela tiene poco más de un año y por fin se ha quedado adormilada en los brazos de su padre, que poco antes daba vueltas por la sala con ella en brazos. La niña tiene fiebre alta y dificultad para respirar. Para ambos, el peregrinaje había empezado tres horas y media antes, en el Centro de Salud de Titerroy. Su padre, Daniel, explica que allí “le dieron prioridad por ser pequeñita”, pero aún así pasaron 40 minutos esperando para que la exploraran. Le dijeron que “estaba asfixiadita”, que se le habían acumulado “mocos en los pulmones” y le dieron tres aerosoles. Al ver que no mejoraba, la derivaron al hospital.
“La chica de triaje dice que no tiene tanta gravedad como nos dijeron allí, pero que el médico la va a explorar mejor”. De momento llevan ya una hora en la sala de espera. “Yo entiendo que las cosas van lentas, pero creo que en Lanzarote la sanidad pública va demasiado lenta”, apunta Daniel, recordando otras experiencias. Su padre, que falleció hace unos meses, tuvo que acudir un día a Urgencias “porque estaba muy asfixiado” a causa de su enfermedad, y pasó casi una hora en la sala de espera.
Escarlata, indignada
Escarlata también se revuelve en su silla al preguntarle por el servicio de Urgencias. Esta vez ha acudido sola, por un dolor de cadera que se había agravado la noche anterior; aunque hubiera preferido no hacerlo después de su última experiencia. Fue dos semanas atrás, con su hijo de seis años, porque los dos tenían fiebre, dolor de garganta y problemas para respirar. “A mí me faltaba el aire y me dolía todo el costado de la fuerza que tenía que hacer”.
Escarlata puso una reclamación, pero pocos pacientes lo hacen: solo el 0,12%
Llegaron a las 16.30 y llevaban tres horas esperando cuando decidió acercarse al mostrador para reclamar. “Me dijeron que yo acababa de llegar y les tuve que enseñar la pegatina con la hora”. Media hora después llamaron por fin al niño con la pediatra. Después, un enfermero la llamó a ella, para “hacerle una radiografía del hombro”. Cuenta que decidió seguirle sorprendida. Cuando en la zona de Rayos le preguntaron qué hombro le dolía, respondió que ninguno. Al parecer, la habían confundido con otra paciente.
La mandaron de nuevo a la sala de espera, otra hora más, con el niño. Cuando la vio el médico, casi cinco horas después de llegar, le dijo que le tenía que hacer analíticas y un cultivo de orina por si fuera una infección; y que los resultados tardarían otra hora. “Ahí ya dije: No. Es de noche, estoy aquí con mi hijo pequeño que tiene que comer, tengo dos niños más en casa y yo no puedo seguir esperando”. Finalmente, la solución fue hacerle las pruebas y remitir los resultados al médico de cabecera. Firmó el alta voluntaria y después puso una hoja de reclamación “por la espera, por la atención y por la desorganización”.
Pocos pacientes lo hacen. Según la Gerencia de Servicios Sanitarios de Lanzarote, entre enero y mayo se registraron 37 quejas del servicio de Urgencias, lo que supone un 0,12 por ciento del total de personas atendidas. Y a lo largo del pasado año se registraron un total de 80 quejas entre los 74.124 pacientes que acudieron al servicio.
La paciencia de Ángela
Ángela y Antonio son en ese momento las personas de más edad en la sala y han ido a acompañar a otro de sus hermanos, que tenía la rodilla muy hinchada, “como si se le hubiera llenado de líquido”, y no podía caminar. Ángela dice que esperaron “una horita” para que lo atendieran, pero su hermano la corrige: llegaron a las 8.30 y estuvo en la sala de espera hasta las 11. Ángela mira el reloj y sonríe: “El tiempo se pasa volando y no me he dado cuenta. Es que no queda otra. De nada vale ponerte nerviosa”.
Saben que a esa hora le hicieron una radiografía y después una analítica, pero a las 12.15 todavía seguía dentro. “Los tiempos aquí son largos. A esa pareja de ahí todavía no la han llamado y llevan aquí la tira”, añade Antonio. Se refiere a una pareja joven que tienen justo enfrente, Martina y Matías. Al verlos, no hay duda de que la paciente es ella, porque lleva más de hora y media acurrucada en la silla con una manta.
Tiene fiebre alta y una infección en la garganta, y espera con resignación. “Venir al Hospital es saber que tienes que esperar”, afirma. En su caso no es habitual que tenga que acudir al médico, pero sí recuerda que hace poco su padre tuvo que ir a Urgencias y afirma que pasó ocho horas en la sala de espera. “Yo creo que por las tardes y las noches es peor. Cuando he venido por la mañana es más rápido, pero por las tardes y noches te puedes pegar esperas por encima de cuatro horas”, añade Matías.
Ángela, que lleva ya cuatro horas en esa sala esperando a su otro hermano, es más comprensiva con el sistema. Ella coincide con uno de los argumentos que da sanidad para justificar la espera: los pacientes hacen un mal uso del servicio de urgencias, acudiendo por cosas que debería resolver el médico de cabecera. “Con una gripe, paracetamol y unos días en tu casita y punto. Yo soy muy fuerte y no soy de venir a Urgencias”.
Visiones opuestas
En el lado opuesto -tanto de la sala como de esa opinión- está Juan, que cree que es el propio sistema el que te “obliga” a acudir a Urgencias. Por un lado, porque el médico de cabecera o el pediatra pueden tardar días en recibirte. Por otro, por algo tan simple como tramitar una baja. “Si cojo un virus de estómago y estoy con vómitos y diarrea, lo único que me van a decir es que ingiera líquido y suero, y eso ya lo sé yo, pero tengo que ir a Urgencias para que lo haga constar en un parte, para después ir a mi doctora para que me dé la baja del fin de semana”. Y lo mismo con sus hijos: “Muchas veces tengo que llevarlos al médico sabiendo que yo lo puedo gestionar en casa porque necesitan un justificante para el colegio”.
“Con suerte el médico de cabecera te da cita en 10 días, pero yo estoy enfermo ahora”
Es con los niños con los que más ha tenido que visitar el servicio de Urgencias, porque sufren problemas respiratorios. Con la pequeña llegó a pasar más de ocho horas en Urgencias en una ocasión. “Tuve que ir a casa a buscar un biberón”, recuerda de aquella espera. Pero sobre todo, le indigna que en su centro de salud no haya más flexibilidad para conseguir una visita con el pediatra cuando los niños tienen una urgencia. Él pertenece al consultorio de Costa Teguise y en más de una ocasión ha acudido pidiendo que le hicieran un hueco en la agenda. “Me dicen que está muy lleno y que vaya a Urgencias a Valterra. Si insistes te dicen que te pongas ahí a esperar, y entonces veo que no hay nadie. Me ha pasado varias veces y me toca las narices”, cuestiona.
En esta ocasión ha acudido solo a Urgencias del Hospital, tras sufrir una luxación en el dedo, y se lo toma con resignación. “Me han dicho que hay un montón de gente y sé que saldré ya por el mediodía. Creo que los servicios públicos son deficitarios, así que me mentalizo y ya está”, afirma. En su trabajo ocurre lo mismo: “Yo soy policía y tenemos la mitad de la plantilla que deberíamos tener. ¿Qué servicio podemos ofrecer así al ciudadano?”.
Un mes sin diagnóstico
Mayuret lleva una hora esperando y también se lo toma con filosofía, porque cree que su caso no es tan urgente como otros. “Cuando uno viene al médico tiene que tener paciencia”, afirma. Sin embargo, sí cuestiona, y mucho, el conjunto del sistema sanitario. De hecho, si ha tenido que volver a Urgencias es porque lleva más de un mes con un fuerte dolor en el pie y sin un diagnóstico. “Se me hincha y con el cambio de temperatura me duele muchísimo y no puedo mover bien los dedos”, explica.
Su médico de cabecera le dijo que podía tener un origen reumatológico o neurológico. Y dado que en Neurología la lista de espera es muy superior, empezaron por Reumatología. Catalogaron su caso como urgente y consiguió cita rápido, pero la reumatóloga encargó una resonancia y todavía está esperando que le hagan la prueba. Cuando tiene un pico de dolor, no le queda otra opción que regresar a Urgencias. “Hoy he venido porque también tengo una trombosis y quería descartar que sea algo más grave”.
En su opinión, el verdadero problema está en las listas de espera -tanto para especialistas como para las pruebas-, y en atención primaria. “Urgencias está saturadísimo porque los médicos de cabecera tampoco tienen herramientas. Y además pides una cita y te la dan para la semana que viene. Luego vas a Urgencias y te pelean porque dicen que eso no es una urgencia, pero entonces, ¿dónde vas?”.
Al respecto, desde la Gerencia de Servicios Sanitarios afirman que las citas con el médico de cabecera se están dando con una media de espera de entre dos y tres días. Sin embargo, los pacientes que aguardan en Urgencias no coinciden con ese plazo. Pertenecen a distintos centros de salud de varios municipios, y en el mejor de los casos sí hablan de esperas de tres días, pero la mayoría afirma que llegan a una semana, a dos o incluso en ocasiones a más de 20 días. “Si el niño está con 39 y medio de fiebre, vomitando y no me está comiendo, yo no puedo esperar una semana, tengo que traerlo a Urgencias para que le den algo”, sentencia Esmeralda.
La misma opinión comparte Francisco, que pertenece al centro de salud de Titerroy. “Con suerte te dan cita en 10 días, pero señores, si yo estoy enfermo ahora, dentro de 10 días igual me he tomado 10.000 cosas que no tenía que tomarme y una de ellas me ha solucionado el problema. O me he creado otro con lo que me he tomado por fuera”. Por eso están todos allí. Mirando sus pulseras saben con precisión a qué hora llegaron, pero no saben a qué hora saldrán.
Un total de 4.299 pacientes se marcharon el pasado año del servicio de Urgencias del Hospital Molina Orosa sin haber llegado a ser atendidos. “Si tienes dolores, allí esperando te pones peor”, afirma una de ellas, que llevaba cinco horas en la sala de espera cuando decidió marcharse. En su historial de paciente, figura “fuga” como motivo del alta. “Cuando un paciente se va de Urgencias sin haber recibido el alta por el médico, los facultativos dejan constancia en el informe de que esa persona ha abandonado el Servicio de Urgencias sin haber sido atendido completamente. En estos casos, figura como motivo del alta el de fuga”, explican desde la Gerencia de Servicios Sanitarios de Lanzarote. En 2024, estas altas por “fuga” fueron un 5,6 por ciento del total de 74.124 pacientes, y en lo que va de año suponen ya el 5,8 por ciento.
En cuanto a los tiempos de espera en Urgencias para ser atendido por un médico, afirman que en 2024 fue de 105 minutos y que actualmente está en 78 minutos -es decir, una hora y 45 minutos y una hora y 18 minutos, respectivamente-, mientras que la media en España es de 50 minutos, según último informe de la OCU, que denuncia una “preocupante falta de recursos en la sanidad pública”.
“Desde hace más de un año se vienen implementando medidas para reforzar los equipos sanitarios que atienden el Servicio de Urgencias”, señalan desde la Gerencia de Lanzarote, detallando que actualmente cuentan con un equipo compuesto por 40 médicos, 72 enfermeras, 38 técnicos de cuidados auxiliares de enfermería y 35 celadores.
Además, subrayan que la atención por parte del equipo de triaje sí es “prácticamente inmediata”, con una espera “de menos de 10 minutos” para la valoración inicial. “Los casos de gravedad como un infarto, un paciente politraumatizado o una fractura no tienen tiempo de espera y son vistos por el personal médico al instante”, aseguran. Sin embargo, eso implica que para los “casos no vitales” o que catalogan como “menos graves”, se supera con creces esa media de espera, como confirma la realidad de los pacientes en la sala de espera.
Respecto al tiempo total que los pacientes pasan en urgencias -incluyendo también la atención médica, las posibles pruebas y la espera de los resultados o de tratamiento-, el informe de la OCU lo cifra en tres horas y 17 minutos. En Lanzarote, en 2024 se situó en cinco horas y ocho minutos.
Comentarios
1 Uno que pasaba Mié, 11/06/2025 - 08:17
2 Lo importante Mié, 11/06/2025 - 11:55
3 El Chacho Mié, 11/06/2025 - 12:25
4 USUARIA. Mié, 11/06/2025 - 12:41
5 Indi Mié, 11/06/2025 - 15:56
6 Lanzarote Mié, 11/06/2025 - 16:50
7 Perro Flauta Mié, 11/06/2025 - 20:02
8 Algo falla en s... Mié, 11/06/2025 - 20:07
9 Toño Perera Jue, 12/06/2025 - 07:53
10 Levi Jue, 12/06/2025 - 08:12
11 Conejero Jue, 12/06/2025 - 17:37
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