1 COMENTARIOS 25/04/2022 - 08:27

Aunque sea importante el cómo, lo relevante es el qué. El buen desempeño en un ayuntamiento se mide más por la calidad y cantidad de los servicios que ofrece que por el hecho de dónde saca el dinero. Aunque también sea relevante. No es lo mismo perdonar impuestos a quien puede pagarlos y después pedir un crédito que pagan todos los vecinos, que gravar adecuadamente, encontrar financiación por otros medios o tener empresas públicas que den beneficios. Como tampoco es lo mismo pedir un crédito para construir una obra innecesaria que hacerlo para dar un servicio esencial. O pedir 27 millones con el fin de “ahorrar” para un solar que no los vale y acabar pagando intereses a diestro y siniestro.

En la última década, la deuda de los ayuntamientos ha descendido considerablemente, pero lo ha hecho a costa de dejar de prestar algunos servicios. La Ley de estabilidad presupuestaria obligaba a los ayuntamientos a destinar el dinero no gastado a ingresarlo en el bando para reducir deuda pública. Tampoco permitía ampliar la plantilla pero sí contratar a empresas privadas para dar esos mismos servicios. De manera que, cuanto más dinero del presupuestado para una partida determinada se quedaba sin gastar, más dinero iba a sufragar la deuda.

Después ha pasado lo que tenía que pasar. Que los ayuntamientos han presumido de reducir la deuda, aunque no fuera su intención e incluso aunque fuera fruto de una mala gestión o de una mala previsión. Una mala praxis se convierte en un buen anuncio.

Dos ejemplos. Teguise anunció la semana pasada, a lo grande, que había alcanzado la deuda cero. Para el alcalde, Oswaldo Betancort, este hecho se convierte en “un antes y un después en el municipio. Nunca mejor dicho, porque ahora lo que hará será, con toda lógica, volver a endeudarse. Y entonces acabará presumiendo de lo contrario. De hecho, ya lo reconoce: “El presente y futuro de Teguise con sus cuentas depuradas significará seguir proyectando y diseñando el municipio que queremos, tocar todas las puertas que podamos para solicitar financiación y tener un expediente limpio y buena solvencia para hacer frente a las necesidades y demandas de nuestras vecinas y vecinos”.

El otro caso es Tías. Otro más con deuda cero, igual que Yaiza. Y el alcalde presumió de ello en el último pleno, en abril, en el que aprobó el presupuesto para este año, un presupuesto de 33 millones de euros, “perfectamente estructurado”, según el alcalde.

A pesar de esa perfección se aprobó una modificación presupuestaria para destinar 100.000 euros de gastos corrientes a la gestión de la piscina municipal. Es posible que en su momento, cuando se comenzó a tramitar la construcción de la piscina, alguien presumiera del modo de financiación. Es posible, pero de lo que aún no ha podido presumir nadie es de cómo gestionarla, porque lleva diez años construida y no han dado con la tecla.

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