Marcial Riverol

Pues que no quede nadie

Fernando Clavijo, aspirante a la presidencia del Gobierno de Canarias por Coalición Canaria, imputado por un juez por prevaricación, fraude, tráfico de influencias y malversación, en el ejercicio de sus responsabilidades públicas, ha sido apoyado por los miembros de su partido que se han mostrado “como una piña”.

Según el candidato, Paulino Rivero le ha manifestado “que todo esto es una locura y que si por lo que se deduce del auto se puede imputar, no queda nadie, ni empresarios, ni políticos, ni dirigentes sindicales, ni periodistas”. Muchos compañeros le han trasladado su apoyo, y Clavijo señala que “todo el mundo se ve reflejado en el auto y no salen de su asombro” (C7 de 5 de noviembre).

No me preocupa la culpabilidad o inocencia de Clavijo en este punto, sino la actitud que parece mostrar el entorno del candidato, cargos públicos, entre otros. Quitarle hierro al asunto, pues “no son por corrupción, sino por temas administrativos” (Fernando Bañolas), me parece que sí es de extrema gravedad en el contexto en que nos situamos, la cosa pública, sean espectadores o protagonistas.

“Buscar trabajo a un sobrino en paro”, desde el cargo que se ocupa en una administración no sólo es reprobable sino que justifica perfectamente una imputación, y me parece que la alegría que demuestran en Coalición Canaria, “porque no ha metido la mano en la lata del gofio”, es una muestra palmaria de que efectivamente algo anda mal en el panorama público. Quitar importancia es lo que se viene haciendo desde hace décadas, y considerar que a un sobrino hay que ayudarlo desde la concejalía, desde  la consejería, o desde la presidencia, es la constatación de que, quien lo afirme, carece de legitimidad para el ejercicio de un cargo público. Porque al sobrino de nadie, puede enchufársele, ni ser objeto de recomendación, si lo hacemos desde un sillón público, porque atenta contra la igualdad de oportunidades de los sobrinos del resto del pueblo, entre otras consideraciones, que no tienen un alcalde cercano que los aúpe. Y está por ver a cambio de qué prebendas.

Restarle importancia, como parece que hacen, es la demostración de que venían haciéndolo, y por tanto sus opiniones favorables a la falta de gravedad de los actos de Clavijo los deja en igual o peor lugar que al imputado. Que un periodista coloque al sobrino de una amiga carece de la menor importancia, pero sí la tiene el que desde un cargo de representatividad que supone ser concejal, o alcalde,  se actúe de esa forma.

Ni Fernando Bañolas, ni Paulino Rivero, Ni David De La Hoz (“no tiene nada que ver con el enriquecimiento personal ni desvío de fondos para el partido”) ni los compañeros de partido, ni Manuel Fernández, desde el PP (“los hechos no parecen tener una extrema gravedad”), o Francisca Luengo, desde el PSOE (“no parece un tema de llevarse algo a su casa”), que le han echado una manita en lo de la imputación, ni el propio Clavijo, me merecen el más mínimo respeto, si efectivamente se han posicionado desde la tibieza que supone quitarle importancia a los asuntos privados que se hacen desde el ejercicio de lo público. Porque quedan bajo sospecha de que alguna vez lo han visto, o lo ha propiciado o sugerido. De todo esto, de todos ellos, y de las componendas públicas estamos poniéndonos hasta los bajos.

Se han retratado. Los muy torpes han enseñado el plumero y, por ello, como parece que dijo el mismísimo Sr. Rivero, pues que no quede nadie. Y que el cortijo salga a subasta, añado yo.    

Comentarios

Primero , no es un sobrino de Clavijo sino de la persona que le llama. Segundo, ni desde el cargo que ocupa ni desde ningún otro cargo puede ser delito buscar trabajo a alguien en una empresa privada.
Lo que me asombra es que usted se sorprenda y diga "se han retratado"...Dónde vivía todos estos años/décadas? No lo defiendo pero esto es y ha sido así siempre!!!!! No es de un partido, por favor!! Por eso nadie lo ataca
Clavijo = corrupto dimisión ya. Pa' su casa. Si no lo pagarán en las urnas. Al tiempo….

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