Juan Cruz Sepúlveda

En el decimo aniversario del colegio de Costa Teguise: un centro “sietemesino”

La actividad  frenética y desenfrenada que se llevaba a cabo en Lanzarote en los comienzos de este siglo: construcciones de hoteles, complejos alojativos turísticos y residenciales, hacían un efecto llamada de mano de obra procedente de otras comunidades, de la unión europea y de países extracomunitarios, a ello, consecuentemente, le sigue, la potente  oferta de puestos de trabajo en el sector servicios.

Las escasas infraestructuras educativas existentes se ven desbordadas ante el nuevo escenario. La fuerte demanda de plazas educativas  imposibilita una planificación racional. La escolarización sobrevenida supera ampliamente a la escolarización de crecimiento  natural.

La localidad de Costa Teguise,  por aquel entonces, con apenas  tres mil residentes, sin infraestructuras públicas de ninguna índole y con cerca de trescientos alumnos censados, tenía su centro de referencia en la localidad cercana de Tahiche. Según el ayuntamiento, tomando como dato sus nuevas licencias otorgadas, la creación de nuevas zonas residenciales, la proximidad a la capital, la ampliación del cercano centro penitenciario y la casa cuartel de la guardia civil de la localidad, aconsejan ante la dirección general de infraestructura educativa, que se acometa una actuación urgente encaminada a disponer de un centro escolar en esta localidad.

Terminaba el año 2003, los presupuestos de la comunidad autónoma en proceso de elaboración y las autoridades educativas perfilaban el “Plan Sur” para la activación urgente de construcciones  escolares en zonas de desarrollo turístico de Canarias. En Costa Teguise, a priori, se parten de varios problemas: no hay asignación presupuestaria,  no  hay propiedad de suelo ni lugar calificado para poner a disposición de la Consejería de Educación y luego iniciar todo el procedimiento administrativo posterior: elaboración de proyecto, licitación, sacar a concurso, adjudicación de obra, proceso de construcción  (18 meses, mínimo), recepción de obra y amueblamiento, total, cuatro largos años, en el mejor de los casos.

Visto los antecedentes, la Administración,  plantea una fórmula novedosa, desconocida y que de entrada acumuló todo tipo de resistencias: “una construcción escolar Industrializada”.  Se efectúa una visita a Cataluña para ver el comportamiento “in situ” de estas construcciones, asisten la federación de padres y madres de Lanzarote y Fuerteventura, ayuntamiento y profesionales de educación. Las conclusiones aportadas no son del todo convincentes, pero las necesidades y los tiempos apremian y el propio ayuntamiento  acepta la nueva fórmula y se convierte  en  promotor.

En  abril de 2004, se presentaba el proyecto del Nuevo Colegio de Costa Teguise en el hotel Beatriz, ante la comunidad educativa, empresarios y otras autoridades, se presentaba un nuevo concepto de colegio; el por entonces decano del colegio de arquitectos era el autor del proyecto y responsable de la dirección de obra. Un centro con 18 unidades, 12 de primaria y 6 de infantil, con comedor, biblioteca, gimnasio, dependencias administrativas y otros. Canchas deportivas descubierta y todo ello sobre un entramado de cimentación en obra civil,  zonas ajardinadas y vallado de todo su contorno. Ese mismo día el ayuntamiento comunica que el suelo está pendiente de ultimar con la empresa  “Masar Canarias” una parcela de 18.000m/2 en las proximidades de “Aguaparc”.

En mayo entran los tractores en el terreno y se inician trabajos de desmonte y adecuación y al finalizar este mismo  mes el Consejo de Gobierno de Canarias, realiza la autorización del gasto cercano a los cuatro millones de euros.

A finales de junio se acomete el acta de replanteo del suelo y se inicia la colocación de las bases de la obra civil. Paralelamente  se comienza  labor de elegir a un director-a para el futuro centro. El perfil que se pide es bastante complejo: tipología de centro, construcción, ubicación, zona de influencia y sobre todo lo difícil y complejo de iniciar un centro de nueva construcción y este en particular, con unos extras añadidos. Creo que la elección de la directora fue certera y determinante, desde los inicios supo dar agilidad al entendimiento y mediación con toda la comunidad educativa, con la administración educativa, municipal y sobre todo en configurar equipos de trabajo, dialogar  y obtener buenos resultados académicos, además de  colocar al centro como referente en ideario educativo en la isla y Canarias y lo que es más importante, la continuidad y perdurabilidad actualmente del proyecto de dirección,  tras  ser testigo de una generación completa de alumnos y alumnas salidas de las aulas de este centro.

En agosto, ante una fuerte expectación mediática, llegan los primeros módulos escolares procedentes de Sevilla, en transportes especiales y con medidas excepcionales de tráfico, van llegando, para su ensamblaje, los respectivos módulos. Aquí se produce el primer problema en la programación de los envíos desde Sevilla, problemas con las subcontratas y otros detractores.

En Septiembre, dentro de toda la complejidad de los comienzos de cursos, en aquellos momentos, en la isla (más de doscientos alumnos de matricula sobrevenida), en Costa Teguise,  la situación se presenta más enrevesada:  la construcción del centro se ralentiza y hay casi 100 alumnos de infantil y otros cientos  y tantos de primaria y se opta por comenzar el curso escolar 2004-05  en el centro de Tahiche  y los otros en el Alfonso Spinola de Teguise, tras un amago fallido de escolarizarlos en horario de tarde en el centro citado en primer lugar.

De esta manera segregada en dos localidades y a base de transporte escolar, esfuerzos del claustro y dirección y de padres, se  inicia la andadura accidental en la búsqueda de la atípica normalidad.

Para octubre la obra adquiere un ritmo deseado y se comienza a vislumbrar el “nuevo estilo de esta construcción”,  la empresa  presenta una agenda de fin de plazos,  en la llegada de los módulos para su ensamblaje, accesorios específicos para la construcción. Los  exteriores e interiores del edificio van tomando forma.

Con la llegada del mobiliario, se fijan los últimos días del primer trimestre, para la presentación definitiva del nuevo centro a alumnos, padres y profesores. Por fin, tras una meteórica y accidentada construcción, es presentado el CEIP Costa Teguise en sociedad,  era finales de diciembre y a la vuelta del día de  Reyes del 2005, se reinicia el curso en el recién estrenado centro.

A partir de ahí, el centro  ha crecido curso a curso en alumnado, en proyectos de mejora, en innovación, nunca las características del edificio han condicionado para nada su buen funcionamiento, se ha contextualizado  en su interculturalidad y ha impregnado carácter a las generaciones formadas. Por eso, hoy, diez años después, repasando las hemerotecas, olvidadas las resistencias, incomprensiones y presiones, nos  quedándonos con lo positivo de la fructífera labor que ha ejercido este centro educativo,  el  importante   rol que ha jugado  en el tejido social de la localidad de Costa Teguise. Felicidades. Muchas felicidades a toda la comunidad educativa.

* Ex director insular de educación

Comentarios

Muy buena memoria tienes Juan. Buen artículo. Felicidades!!!!!

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