Antonio Lorenzo

Don Polo Díaz

Hace unas semanas, con motivo del Día del Libro, el Ayuntamiento de Arrecife incluyó en el programa de actos, la presentación de la reedición del libro Espontáneas del poeta lanzaroteño don Leopoldo Díaz Suárez y, en un acto previo, tuvimos la oportunidad de congratularnos personalmente de que, unos minutos después, se presentará el ansiado libro. Nuestra sorpresa fue que, al salir del acto nos comunicaron que la presentación se había suspendido por ciertas dificultades surgidas y que, al parecer, hasta el momento han sido insalvables.

Don Polo, como se le conocía popularmente, creo que, junto con don Antonio Zerolo, han sido los más importantes poetas de nuestra isla. Pero Zerolo, de quien los Sabandeños medio han recitado o cantado aquello precioso de “Desde la cumbre bravía, / hasta el mar que nos abraza, / no hay tierra como la mía, / ni raza como mi raza”, desarrolló su obra en Tenerife, a donde se trasladó muy pronto, y don Polo fue fiel a su isla. Ahora, gracias a Mario Ferrer, hemos conocido su faceta de también periodista y director de periódicos.

El poeta nos ha dejado un retrato romántico del Arrecife a lo largo del pasado siglo, con frases como “damero de blanca sal”, “iglesia con un solo campanario” o “dos castillos en franca decadencia”. Su producción, en parte inédita, ha ido mucho más allá de lo contenido en la vetusta edición de Espontáneas de 1934, agotada hace muchas décadas y de la que, por gentileza familiar, disponemos de una fotocopia. Una parte de esa obra inédita, que tuve la ocasión de que me mostrara allá por los años 50 del pasado siglo, durante una breve instancia en el Hospital Insular, donde todavía era su administrador, al parecer, por negligencia, se perdió definitivamente. Tengo entendido que la nueva edición se limita exclusivamente al contenido de la hace tanto tiempo agotada, y es una verdadera lástima que no incluya la parte inédita o publicada en la prensa, que realmente existe.

En mi época de estudiante me sentía orgulloso que un lanzaroteño, Antonio Zerolo, tuviera su monumento en la entrañable Plaza del Adelantado de La Laguna. Arrecife, tan parco en monumentos a sus hijos ilustres, pienso que debe aumentar su patrimonio cultural con un busto de don Leopoldo Díaz Suárez en una de sus calles.

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