SOCIEDAD

Yussef Martín, becado por la asociación Mercedes Medina: “Elegir estudiar Trabajo Social tiene un punto revolucionario”

El joven es uno de los 10 becados este año por la asociación educativa Mercedes Medina

Yussef reside en Playa Honda, donde lleva unos años emancipado. Foto: Adriel Perdomo.
Lourdes Bermejo 2 COMENTARIOS 21/10/2020 - 07:09

Es bailarín de kizomba, jugador de rugby y, a pesar de su juventud, 21 años, tiene mucha vida a sus espaldas. Yussef Martín, uno de los diez estudiantes de Lanzarote que ha becado este año la asociación educativa Mercedes Medina, dice haber tenido una revelación sobre su futuro en el lugar más inesperado -“la puerta de una discoteca”- y asegura que, en su elección de cursar la carrera de Trabajo Social hay mucho de vocación, pero también el “punto revolucionario” de quien ha sido cocinero antes que fraile.

Yussef Martín es uno de los 10 becados este año por la asociación educativa Mercedes Medina. A pesar de su juventud, se muestra maduro en una conversación que trasciende los temas que serían esperables en alguien de su generación.

El joven, de padre lanzaroteño y madre melillense, cumple con algún cliché millennial: es bailarín de kizomba, disciplina de ritmo afrohouse, que se baila en pareja y combina varios estilos como la passada, la saida o la tarraxa y jugador del Lanzarote Rugby Club. “El deporte me aporta la tensión y el trabajo en equipo y el baile, la expresión”, explica.

Dice estar “emocionado” con la beca Mercedes Medina. “No solo por haberla conseguido, cuando no esperaba poder competir en notas o situación económica, sino, sobre todo, por el trato que nos dan. Me siento muy acompañado en todo el proceso de entrada a la Universidad, siento que pertenezco a una familia”, dice Yussef.

Sin embargo, y aunque habla con determinación sobre su futuro universitario, no siempre lo tuvo claro: “En realidad quería ser piloto de avión. El Ejército no me llamaba y mi familia no tenía dinero para pagarme los estudios privados, así que le dije a mi padre: ‘no te preocupes, me pongo a trabajar mientras pienso qué quiero hacer’”.

Con 16 años abandonó el Bachillerato y pasó por “todo tipo de empleos”, fue camarero, segurita, incluso carpintero. Hasta que una noche, en la cola de entrada de una discoteca en El Cuadrilátero de La Laguna, tuvo una revelación. “Unos chicos finlandeses intentaron colarse. Les llamé la atención e hicieron como que no me entendían. Les dije: ‘No se preocupen que se lo digo en inglés’. Hablo con soltura porque en el equipo de rugby lo practicamos mucho. El portero se fijó en mí y me preguntó cómo es que hablaba así. Y nos quedamos charlando un buen rato. Este chico, que hoy es mi amigo, fue muy inspirador. Aunque tenía ya 30 años y dos hijos, estaba estudiando para la Ebau y ahora está en segundo de Medicina. Para mí, fue importante que alguien me valorara de aquella manera, que me encontrara algo especial. Me preguntó por qué no aprovechaba el idioma para hacer Turismo o Filología...”.

Finalmente, volvió a matricularse en Bachillerato de ciencias sociales. Coincidió con la marcha de sus padres a Melilla y su consiguiente y obligada emancipación, que lo llevó a recurrir a los servicios sociales, un servicio, sin embargo, que lo defraudó. “De hecho fue esta experiencia la que me hizo decidirme por estudiar Trabajo Social. En mi caso, los servicios sociales no fueron competentes. No veo permisible el actual sistema de ayudas, por serios motivos”, sentencia.

En su decisión de dedicarse a ayudar a los demás está su “compromiso”: “Por supuesto que elegí Trabajo Social porque me gusta, pero en la elección hay un punto revolucionario”, asegura. “Cuando acabé el Bachillerato, me visualicé con 30 y con 60 años. Me dije: ¿Te ves trabajando en la Bolsa con traje y corbata, dando clases de inglés o ayudando a la gente? Lo tuve claro”.

Ancianos y migrantes

Yussef señala dos campos en los que le gustaría centrarse, los ancianos y los migrantes en situación irregular. Con los primeros, que han sido los mayores damnificados por la pandemia, el joven está especialmente sensibilizado. “No soporto que sean los grandes olvidados de nuestra sociedad. En la anterior la crisis económica, recurrimos a ellos para que mantuvieran a la familia, después los aparcamos en residencias, muchas veces sin siquiera volver a visitarlos y, ahora, en plena pandemia, les ponemos en riesgo con nuestras conductas irresponsables”, dice.

En cuanto a los migrantes, Yussef, por su apariencia física, de rasgos árabes, ha sufrido en propia carne lamentables situaciones “claramente racistas”, empezando por algunas de sus propias profesoras en la ESO: “Una me llegó a decir: ‘Tú eres de ahí abajo ¿no?’ No entendía. Pensé que se refería a Playa Honda, que es de donde soy”, cuenta.

Su actividad deportiva en el rugby, que lo ha llevado a competir en varios países, le ha puesto delante la realidad que se vive en distintas sociedades europeas, donde Lanzarote, por comparación, no sale demasiado bien parada. “Aquí me preguntan si soy de Marruecos. En Francia, si soy marsellés”, cuenta, como anécdota de un país que lleva décadas de ventaja en la convivencia con ciudadanos franceses de pleno derecho, procedentes de antiguas colonias y protectorados.

Yussef señala “la desinformación” como principal causa del rechazo social que se genera en algunos ámbitos contra el extranjero que llega a Canarias de forma irregular: “Ocurre también que somos una sociedad ombliguista: ‘nos quitan el trabajo y las ayudas’... Es un debate que no aporta nada”, subraya, para señalar los prejuicios contra el moro, “si no se trata de un futbolista de primera división o un jeque”.

“Además, en una proporción muy elevada de los casos, quienes llegan a España no pretenden quedarse aquí. Somos lugar de paso. El sueño europeo no somos precisamente nosotros”, asegura este joven que, por su vinculación con Melilla, ha conocido de primera mano casos extremos de migrantes que arriesgan sus vidas en viajes convertidos en auténticas tragedias.

Yussef empieza sus estudios universitarios, lo que suele ser también el punto de partida de la vida adulta que, en su caso, enfocará a ayudar a los demás: “No creo que pueda erradicar todos los problemas del sistema social, pero voy a poner toda mi energía en ayudar a lograrlo”, sentencia.

LA BECA MERCEDES MEDINA LLEGA YA A 10 ESTUDIANTES

En esta novena edición de las ayudas que la asociación Mercedes Medina Díaz otorga a alumnos universitarios con escasos recursos económicos y buen expediente académico, “se ha hecho un esfuerzo para llegar de las iniciales seis convocadas hasta las diez becas”, explica el portavoz de la entidad, Juan Cruz. Los becados este curso son: Gabriela Benavidez (Medicina), Paola Andrea Botina (Enfermería),Yussef Martín (Trabajo Social),Jéssica Hernández (Biología), María José Hernández (Nutrición humana y dietética), Natanael Martínez (Ingeniería Informática), Selena del Carmen Pérez (Medicina), Joel Reyes (Física), Kiara Sánchez (Ciencia e Ingeniería de Datos) y Tamara de la Torre (Veterinaria). Desde la Asociación se desea “mucha suerte para un nuevo curso que se presenta incierto y cargado de imprevistos” y se agradece su implicación a particulares y grupos empresariales colaboradores, como CICAR, Taba Control, Bodegas Vega de Yuco, Spar Lanzarote, Restaurante Villa Toledo y Chacón.

Comentarios

Todo un héroe. Van a hacer falta muchos trabajadores socialistas dada la deriva. Habrá que repartir la nada entre cada vez más.
Manu, deja ya de poner tonterías....

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