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Sumud Flotilla, diario de a bordo: “Por cada persona que se embarca hay muchas miles que lo harían de corazón”

José Luis recogió en un cuaderno de bitácora los desafíos de un mes de navegación con el objetivo de abrir un corredor humanitario a Gaza

Myriam Ybot 4 COMENTARIOS 09/10/2025 - 12:09

Uno de los españoles participantes en la Flotilla a Gaza compartió, a través de un grupo de Telegram, las emociones, sensaciones y desafíos del viaje en su misión de abrir un corredor humanitario y transportar alimentos. Estos son algunos de los retazos del cuaderno de bitácora de José Luis a lo largo del mes de navegación, mientras en tierra se sucedían los acontecimientos y se multiplicaban las acciones de apoyo al pueblo palestino.

“Buenas tardes, familia. Os escribo desde Barcelona, donde estamos terminando de preparar la salida de la Flotilla a Gaza. Imagino que la mayor parte de vosotras sabéis sobre esta acción, que surge desde la sociedad civil como movimiento global de indignación contra el genocidio y en solidaridad con el pueblo palestino. Hay personas de muchos países trabajando para poner a punto los barcos y una cantidad enorme de gente del Estado y de Catalunya dando soporte material. Salimos el 31. (…) Sabemos que por cada persona que se embarca hay muchas miles que lo harían de corazón. (…) Lo que está ocurriendo en Gaza nos está ocurriendo a todas. La humanidad, su esencia más auténtica, está siendo cuestionada. No podemos consentirlo”.

Con estas palabras, José Luis da comienzo, el 26 de agosto, a un diario de navegación que le acompañaría durante las largas horas de guardia, receptáculo de optimismo, testigo de incertidumbre y crónica de los sucesos internacionales.

En las jornadas previas, los integrantes de la Sumud Flotilla o Flotilla de la Libertad se preparan para romper el bloqueo ilegal de Israel y afrontar el reto de llevar ayuda humanitaria a Gaza por mar, con simulacros de asalto e interceptación en aguas internacionales. Entre sus filas, una joven residente en Lanzarote, Goretti, se convertirá en bandera de las movilizaciones en Arrecife, promovidas desde hace dos años por el dignísimo y ejemplar colectivo Lanzarote con Palestina.

El calendario avanza. El 30 de agosto, día anterior a la salida, las emociones están a flor de piel y así se percibe en el diario de José Luis: “Estamos en la víspera de la salida y la bandera palestina ondea en decenas de barcos. Desde uno de ellos se escucha un canto melancólico. Muchas de las personas palestinas no han podido pisar su tierra nunca, por haber nacido ya en el exilio impuesto por la más perversa colonia que ha producido Europa.(…)”.

La organización de esta particular caballería marina, al rescate de una comunidad en proceso de exterminio, no es sencilla. Los medios son escasos y el activismo no provee de conocimientos mecánicos ni de navegación; la puesta a punto de las baqueteadas embarcaciones, cedidas para la misión, se presenta complicada. Como anécdota que corre de boca en boca, la presencia en el puerto de Barcelona del Bribón, barco de regatas del rey emérito, Juan Carlos I, que, quién sabe por qué vericuetos, ha pasado de competir en aguas mallorquinas a participar en la acción humanitaria.

La salida

Es uno de septiembre y el diario recuerda así esa jornada inicial: “Ayer fue un día tremendo, después de una mañana de estrés en la que el Bribón se negó a arrancar y tener su tripulación que cambiar de embarcación. El lugar estaba abarrotado de gente, alguien habló de 20.000 personas. La salida fue espectacular. (…) Nunca, y he estado en muchas manis, he visto a tanta gente gritando tanto y durante tanto rato, la energía sólo bajaba en algún momento para volver con más fuerza. Impresionante, emocionante y, también, algo de lo que últimamente estábamos muy necesitados: ilusionante. Creo que el sufrimiento del pueblo palestino se ha convertido en la línea roja que ha hecho que se movilicen personas que antes no lo hacían. Millones de personas de todo el mundo y de distintas culturas están sintiendo unión ante un hecho abominable, y esto nos trae de vuelta un sentido de humanidad compartida. Palestina, pero también muchos otros pueblos oprimidos, tanto en el norte como en el sur global, miran con esperanza este momento histórico. No podemos dejarlo pasar, el precio será demasiado caro”.

“Millones de personas de todo el mundo y de distintas culturas están sintiendo unión ante un hecho abominable”

Desafortunadamente, el clima no acompaña y un temporal devuelve a parte de la flota a puerto. El dos de septiembre, tras quedar el velero Sirius en dique seco, José Luis se embarca en el Oyster Lady: “Somos cinco tripulantes de cuatro nacionalidades, incluida una hawaiana independentista. Un equipo increíble. Hemos hecho piña y volveremos a salir rumbo a Túnez, donde ya hay gente preparando más barcos. Hay otros que buscaron refugio en Mahón. Y algunas embarcaciones se adelantan ya con mecánicos y electricistas a bordo, para participar en la preparación de los barcos que se incorporan”, anota.

Las horas de espera para retomar la singladura ofrecen el marco ideal para la reflexión; son momentos de introspección que producen pasajes bellísimos en el cuaderno de navegación: “Es como si toda mi vida empezara a cobrar sentido ahora: Por esto okupé casas, por esto estudié Sociología, por esto nunca la ejercí, por esto he trabajado de técnico de sonido, por esto fui a vivir al campo, por esto aprendí terapia Gestalt, por esto hice tantas cosas que, hasta ahora, no habían cristalizado y parecían no tener sentido. Nunca me sentí tan vivo, nunca sentí tanto que estaba donde tenía que estar y que daba y recibía lo que otras personas aportaban, con alegría y amor”.

En ruta

Finalmente, una semana después del calendario previsto, el ocho de septiembre, una parte de la Flotilla, incluido el Oyster lady, reinicia la odisea, metáfora que, a la vista de los acontecimientos, y de lo que irá sucediendo, resulta más que ajustada. El viaje, tal y como recomienda Kavafis en su inmortal poema, se convierte en fuente de disfrute y puente de conexión con la naturaleza: Cuando emprendas tu viaje a Ítaca/pide que el camino sea largo,/lleno de aventuras, lleno de experiencias.

Y así sucede: “Un barco de vela es como un organismo. En medio del mar, te sientes pequeño, vulnerable, a merced de tremendas fuerzas: las olas, el viento, el inmenso mar. Llevamos ya 15 horas desde que dejamos de ver la tierra de Mallorca detrás de nosotras. Son las cinco y media de la mañana y estoy en turno de timón y vigilancia. Una libélula nos ha acompañado parte del camino, no sé si querrá abandonar este cruel continente o, simplemente, darse una vuelta. (…). Os he relatado antes sobre toda la belleza de la navegación a vela. Ahora toca la otra parte. Nuestro barco está mayor y tiene un montón de achaques que van apareciendo, dando sorpresas. Uno tiene que ver con el gasoil, una fuga del depósito que nos ha tenido con un olor desagradable y con el suelo resbaladizo hasta que llegamos a Pollensa. Allí lo limpiamos a fondo”.

“Somos muchos, la parte sana de esta humanidad que lleva en silencio demasiado tiempo”

El nueve de septiembre se produce el primer ataque con drones a embarcaciones atracadas en Túnez, una acción intimidatoria que se suma a la preocupación por el estado de la Flotilla, que navega con cierta dispersión, y la impredecibilidad del Mediterráneo y su particular meteorología. La entrada de ese día alterna la reclamación de ayuda internacional con los momentos placenteros que regala el periplo: “Lo realmente grave es que el ataque está acompañado de la amenaza de la entidad sionista de arrasar completamente Gaza. Pedimos a todas las personas que aún puedan conmoverse, que salgan a las calles y, por todos los medios necesarios, obliguen a sus gobiernos a cortar relaciones, imponer sanciones y bloquear todo vínculo con el único estado genocida de Oriente próximo. Desde la Flotilla hasta todos los rincones de Gaia, todas somos Palestina (…). Acabamos de ver un grupo de delfines, que desde antiguo han sido un buen augurio para navegantes, y así lo tomamos, incluso cuando sabemos que los sionistas han bombardeado en Qatar la sede de Hamás”.

Un día después, y a lo largo de tres jornadas, el Oyster lady permanece en el puerto de Sidi Bou Said, una pequeña instalación deportiva de la capital de Túnez. El barco ha quedado separado del resto y necesita alguna reparación, un tiempo precioso que la tripulación aprovecha para descansar. Las noticias que llegan desde España son alentadoras y encuentran reflejo en el relato de José Luis: “Madrid ha sido escenario de algo histórico. Miles de personas han entrado en el circuito de la Vuelta a España y han obligado a cancelar la última etapa, al grito de “que viva la lucha del pueblo palestino”. Hoy no hubo podio ni medallas. El final de La Vuelta lo escribió el pueblo”.

De nuevo en el mar

“Estos últimos días han sido una prueba de paciencia. Nos dijeron de cambiar de barco y nos fuimos al Meteque, que está impecable, todo funciona y tiene espacios más amplios. También hemos pasado de cinco a diez personas y ampliado -¡más aún!- nuestro horizonte cultural. Al inglés, idioma oficial del Oyster Lady, se ha añadido el árabe, el francés y el castellano”. El 16 de septiembre la nueva tripulación cruza el ecuador del viaje desde el sur de Sicilia, con rumbo al grupo de cabecera de la Flotilla. Serán quince jornadas hasta Gaza, la etapa más exigente de la travesía y la más expuesta, en grado creciente a medida que se acerquen. Comienzan las maniobras ante posibles ataques de drones e intercepciones: Los gritos de emergencia (fuego, agua y persona al agua), se darán en inglés. Las instrucciones son precisas: eludir el contacto físico, visual o verbal con los comandos, mantener las manos en alto y evitar cualquier gesto brusco.

“Sentimos ya cerca el desenlace e intentamos tomar conciencia. El mundo sigue poniendo sus ojos en Gaza”

Entre el 19 y el 22 de septiembre, la navegación es tranquila, entretenida por las prácticas frente a abordajes y la conversación. También para el análisis de las razones que han movilizado a la Flotilla, la apertura del corredor humanitario y el traslado de alimentos, asunto central que no se pierde de vista pese a las sospechas de infiltración, los drones incendiarios, las constantes averías o las noticias de los bombardeos cada vez más cruentos sobre Gaza: “No oculto que sentimos algo de preocupación. La perspectiva de ser acusados de terrorismo y pasar meses encarceladas no me atrae. Pero ahora siento también una gran responsabilidad; para llegar hasta aquí han sido hechos grandes esfuerzos, y la decisión, en todo caso, será colectiva. De momento navegamos a vela en este Mediterráneo que, pese a las innumerables guerras que ha presenciado, ha sido siempre elemento de conexión y comunicación. Y en esta lucha contra el genocidio que está librando la humanidad, tiene mucho que hacer y que decir”.

El 23 de septiembre se han reunido todas las naves de la Flotilla, en un espectáculo que José Luis describe con sentimiento: “Dejo de escribir para contemplar la puesta de sol y la belleza de navegar rodeado de veleros con sus velas desplegadas. Es una imagen romántica”. Y continúa con el día a día: “Según Al Jazzera, que nos acompaña en uno de los barcos, ahora entramos en zona amarilla, en la que puede haber más posibilidades de intervenciones sionistas. Pero sabemos que estamos donde hemos elegido estar, que os llevamos con nosotras y que estamos siendo parte, por fin, de un levantamiento popular como deseábamos desde hace tiempo. La huelga en Italia ha sido espectacular”.

La respuesta israelí ante el impacto mundial de las distintas acciones no se hace esperar. Mensajes cortos, como disparos de metralla, se emiten esa noche desde el grupo de Telegram a los cientos de personas inscritas en el canal: “Ataque de dos drones sobre barcos de la Flotilla”. “Estamos con los chalecos y alerta”. “Seguimos alerta. No hay daños por ahora”. “Sustancias y detonaciones”. “Un barco atacado ahora mismo”. “Ha mandado un mayday”. Ya en la madrugada del 24 de septiembre, las noticias se tornan tranquilizadoras: “No ha vuelto a haber incidentes”. “Seguimos navegando”.

En la nota del diario de ese día, cohabitan la desilusión y la esperanza: “Estamos en las costas de Creta, después de haber sufrido un ataque terrorista por parte de Israel en aguas controladas por la Unión Europea, sin que nadie, ni persona ni institución, se haya pronunciado. No esperábamos otra reacción por parte de los poderosos. La esperamos de vuestra parte, de parte de los millones de personas que forman los pueblos, la gente corriente”.

Reacción gubernamental

El 25 de septiembre marca un punto de inflexión en el transcurso del viaje, con la inesperada decisión de los estados español e italiano de desplazar fragatas de acompañamiento a la Flotilla. Las posturas se dividen y el enfrentamiento interno amenaza la misión humanitaria. José Luis se manifiesta así: “La generosidad que hemos vivido tiene que ser puesta ahora al servicio del todo. Ni la seguridad individual ni el heroísmo individual nos van a servir para nada si este impresionante movimiento se diluye entre divisiones y reproches”. Finalmente, la asamblea y la rueda de prensa en Creta despejan las dudas y se pone en claro la intención de la misión: la apertura del corredor humanitario y el fin del genocidio.

La salida de Creta, el 27 de septiembre, viene marcada por el abandono de personas, la entrada de otras, los cambios de barcos y tripulaciones, los parones para reparaciones de urgencia y la tranquilidad que aporta la escolta militar durante un lapso breve de tiempo, pues las fragatas no van a entrar en aguas palestinas; lo que hace prever que las potenciales intercepciones se realicen más cerca de Gaza de lo previsto. Pese al escenario de incertidumbre, la bitácora en Telegram mantiene el tono optimista, tal vez por su tarea de hilo conductor con las familias y amistades que siguen la crónica con el alma en un puño: “Llevamos el corazón ligero. Me siento seguro dentro de este conglomerado nunca visto de gente de tan diversas procedencias y culturas. Me siento seguro con el capitán y la tripulación, orgulloso de estar en este movimiento del que todas formarnos parte. Somos muchas, y, por supuesto, somos la parte sana de esta humanidad que lleva en silencio demasiado tiempo”.

Estamos llegando

En la noche del 29 de septiembre, la Flotilla alcanza la línea de 150 millas náuticas hasta la costa de Gaza y las tripulaciones se ponen en alerta máxima. El diario de navegación describe la atmósfera de tensión: “A partir de ahora las guardias se hacen más estrictas. Nos hemos entrenado, tenemos los procedimientos de seguridad claros y nos sentimos bien acompañadas. Eso sí, si nos interceptan perderemos comunicación y se lanzará la alerta internacional. Sabemos que hay manifestaciones convocadas para el sábado y una huelga de estudiantes el jueves. Trump y Netanyahu han lanzado su Plan de Paz para Gaza, que parece una broma macabra, diseñado para ser rechazado y aprovechar la excusa para continuar la masacre. No podemos permitirlo. Ahora más que nunca Palestina nos necesita. Las calles tienen que gritar lo que grita en nuestros pechos: ¡Libertad para Palestina! ¡Parad el genocidio!”.

“El Plan de Paz para Gaza parece una broma macabra, diseñado para ser rechazado y que continúe la masacre”

Avanzan las jornadas ya sin el acompañamiento de las naves italianas y española, en un clima de nerviosismo pero con decisión y convencimiento. El uno de octubre se reporta un aviso: “Están aquí, pero seguimos. Las olas nos empujan. El Mediterráneo está con nosotras”. Un día después, a 110 millas náuticas y 22 horas de navegación está Gaza. Es el momento del balance, del repaso a lo vivido: “Sentimos ya cercano el desenlace e intentamos tomar conciencia. El mundo sigue poniendo sus ojos en Palestina. Y de todas formas, pase lo que pase, hemos llegado. (…) Llegar hasta aquí ha sido una heroicidad, sólo posible gracias al trabajo de innumerables personas de todo el mundo. No podemos continuar como hasta ahora, como si no importase que un pueblo esté siendo borrado del mapa. No podemos. Y Palestina nos enseña el camino, que pasa a continuación por África, la de las mil culturas, la cuna de la humanidad; por la América Latina de venas abiertas, por todos los lugares del mundo en los que seguimos consintiendo la barbarie”.

Horas después, Israel inicia la interceptación y abordaje armado de los veleros y el secuestro de sus tripulaciones. Llegan los últimos mensajes antes de la interrupción de las comunicaciones: “Seguimos esperando en cubierta, con los chalecos salvavidas y viendo como nos están rodeando desde lejos”. “Alma y Sirius han sido interceptados. Adara lidera la Flotilla”. “Alma y Sirius, abordados”.

Comentarios

Mejor que deje la lírica porque van a seguir apareciendo evidencias que ni ayuda humanitaria, ni corredor humanitario ni milongas. La paz no llegará por ellos, ni por el izquierda: los ha adelantado por la derecha, si esa innombrable por algunos, que es la que logrado que se firme un acuerdo de paz en una guerra el tipo más patán del planeta, el hombre amarillo. Y aquí queremos seguir con la matraca.
Gracias Myriam, conmovedor, precioso, gracias por traladarnos a este medio parte de lo que pasa en algunas redes sociales
Trump no ha conseguido que se firme un acuerdo de paz, lo han logrado la presión de todos. El señor naranja usa y utiliza su poder a su antojo y cuando cree él que le viene bien y puede sacar tajada. Ojalá se llegue a un buen acuerdo por todos, especialmente los palestinos, que son los peor parados en todo esto.
Luego si se hace lo mismo por los de aquí somos fachas neonazis así va el mundo

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