Sembrando trabajo sostenible
Con un nivel de empleabilidad del 80%, el PFAE de jardinería demuestra las ventajas de una mayor cualificación para crear masa verde que combata la desertificación
Es el segundo año que se desarrolla el Plan de Formación en Alternancia con el Empleo (PFAE) Tías en Verde y el Albergue de Tegoyo rebosa vida e ilusión, gracias al impulso desarrollado por el alumnado y la motivación lograda por un equipo directivo formado por el economista Jaime Cabrera al frente del programa, el pedagogo César Cañada en la función de coordinador pedagógico, y los docentes Matías Hernández, licenciado en Ciencias Ambientales, y Francisco Patxi Artacho, ingeniero agrónomo.
La mayoría de los 15 participantes en el proyecto son personas desempleadas de larga duración. Para muchas de ellas ha supuesto adquirir conocimientos y práctica en un sector totalmente nuevo para el que están convencidos que tienen un futuro laboral. No en vano, el nivel de empleabilidad del curso “es bastante elevado”, según destaca el director Jaime Cabrera. El 80 por ciento del alumnado-trabajador de la anterior edición se encuentra actualmente en activo tras haber logrado los certificados de profesionalidad, tanto de actividades auxiliares en viveros, jardines y centros de jardinería como el de instalación y mantenimiento de jardines y zonas verdes. Lo que demuestra que se trata de un sector con alta demanda donde escasea el personal cualificado y titulado.
También se dota a los participantes del carné de manipulador de productos fitosanitarios para el tratamiento de plagas que junto a las enseñanzas en poda de palmeras capacita al alumnado para trabajar en proyectos como el que se ha puesto en marcha para luchar contra la Diocalandra frumenti que afecta al palmeral de Lanzarote o el de recuperación de hábitats degradados y conservación de especies autóctonas en las Cumbres de Famara.
Los conocimientos adquiridos van más allá del mantenimiento de jardines y zonas verdes. El alumnado se ha formado además en diseño de espacios naturales y conservación de los mismos reduciendo al mínimo el consumo de agua. Para ello se ha ofrecido un enfoque diferente al tradicional tendente al empleo de especies autóctonas con el objetivo de lograr jardines más sostenibles. “Utilizamos recursos del propio medio para combatir la degradación de los espacios públicos”, señalan los docentes del programa. “La combinación de especies ornamentales con el empleo de plantas nativas contribuye a la conservación de la biodiversidad local, reduciendo el uso de recursos hídricos, fomentando que los jardines sean más resistentes y sostenibles, y creando masa verde para luchar contra la desertificación”, añaden.
“Utilizamos recursos del propio medio para combatir la degradación”
Han llevado a efecto estas prácticas en los espacios públicos municipales de Tías, principalmente el albergue de Tegoyo, que luce una mejor imagen, así como otros entornos del municipio, como demuestra la puesta en práctica de la formación en diseño de jardines ejecutada en Puerto del Carmen, como el desarrollado en el Mirador de San Antonio donde han ejecutado un proyecto con plantas nativas y otras especies que se adaptan a la zona, tales como cactus.
Además han intervenido en espacios privados gracias a la colaboración del Grupo Martínez, y desarrollado otras acciones sostenibles con la aportación del Grupo Chacón, como el taller de papel-semilla dentro del proyecto Chibusque que permite transformar el papel reciclado en un germen de nueva vida para la proliferación de plantas nativas. Han contado también con la donación de un centenar de árboles a través de la empresa de Santander West Packaging para ayudar a “crear masa verde” en el municipio.
Han desarrollado incluso un ensayo experimental para la regeneración de césped a través del empleo de una planta nativa que permitiría reducir el consumo de recursos hídricos. En este proyecto se ha llevado a cabo la comparación y comportamiento entre la hierba Cenchrus ciliaris L y el césped convencional en las instalaciones de Villas Alondras del Grupo Martínez. También está en marcha un bosque comestible gracias nuevamente a la aportación del Grupo Chacón que ha donado los primeros árboles frutales para el merendero de Tegoyo.
“No solo han aprendido las habilidades para ser jardineros de forma práctica y teórica, sino que han trabajado ya durante once meses que es una experiencia laboral sólida”, explica Matías Hernández. “Se trata de trabajadores versátiles cuyas habilidades son adaptables al sector de la restauración ecológica por el tema de la recolección de semillas y producción de plantas, plantación a gran escala de plantas nativas y además están preparados para la realización de ensayos experimentales de productos innovadores que, normalmente en la jardinería no se realiza, como la creación de papel-semilla, o ensayar un césped con plantas nativas”, defiende.
Salvar el palmeral
La motivación con la que se trabaja en este proyecto se refleja también en otros participantes como Dani. En el vivero del Albergue de Tegoyo ha desarrollado un proyecto pionero en germinación con semillas de palmera que confía en aplicar en su próximo contrato laboral. Una iniciativa que permitirá la replantación de esta especie autóctona que se encuentra en la actualidad en riesgo por la plaga de la Diocalandra frumenti, que ha proliferado principalmente en zonas de estrés hídrico.
Dani, que defiende el buen trabajo en equipo realizado en el vivero de Tegoyo, lleva en el sector de la jardinería desde hace más de cuatro años, a falta de conseguir la titulación que acreditase sus conocimientos. Su meta es dedicarse de lleno a la jardinería con una mejora en relación a los anteriores puestos de trabajo desempeñados. Para ello ha podido profundizar en proyectos de germinación como el realizado en el PFAE Tías en Verde.
Es un sector con alta demanda donde escasea el personal cualificado
“Aquí es donde aprendes realmente a llevar a efecto las técnicas aprendidas. Así es como hemos conseguido un alto nivel de germinación con las palmeras, del 98 por ciento, gracias al método empleado consistente en poner cada semilla procedente de la propia palmera en remojo durante cuatro días, tras este periodo se envuelven, de diez en diez, en un papel de aluminio, y a las dos semanas tienes un 98 por ciento de germinación, un nivel alto que no se había visto nunca, solo en el vivero de Tegoyo. De 340 semillas que se germinaron florecieron 320. Si esto ocurre con una de las semillas más duras de germinar como es la de la palmera, puede hacerse con cualquier planta, como el flamboyán”, explica. Habrá que esperar unos dos meses para que esos nuevos brotes puedan replantarse, añaden los técnicos.
Si algo han demostrado docentes y alumnos de este PFAE es que el palmeral de Lanzarote aún puede salvarse, como ya se hizo cuando fue atacado por el picudo rojo. Las acciones pasan por controlar la plaga actual, con prácticas como la endoterapia vegetal, un método terapéutico de tratamientos fitosanitarios de plantas leñosas y palmáceas que consiste en la inyección del producto fitosanitario y/o sustancia nutricional directamente en el sistema vascular de la planta y sobre el que ya han trabajado los participantes en el programa.
El siguiente paso es ser consciente de que la palmera solo debería replantarse en zonas húmedas. La experiencia demuestra que la gran densidad de palmeras plantadas anteriormente ha provocado la proliferación de la plaga de la Diocalandra entre esos mismos ejemplares. “Estéticamente quedaban muy bien, pero al final no se logran objetivos como la de producir sombra. En un futuro, la palmera tiene que adaptarse solo a determinados puntos de la Isla”, sostienen los técnicos. Los docentes abogan por el empleo de otras variedades herbáceas para el futuro. El éxito para la creación de nueva masa verde que perdure en el tiempo es la combinación de especies, sostienen. Gracias al PFAE Tías en Verde se han plantado en los jardines del municipio 800 nuevas plantas, el doble que en la anterior edición.
Unos tablones informativos confeccionados por el alumnado con madera reciclada procedente de palés en desuso informan al visitante de las características de estas plantas y sus nombres científicos.
Futuro laboral
Entre el alumnado participante se encuentra Érika, de 47 años. Emocionada, relata el gusto que le ha cogido a trabajar al aire libre después de haber desempeñado puestos de camarera de pisos. No duda en que, de tener que elegir, se decantaría por la jardinería. “Me gusta más la jardinería que dedicarme a la limpieza. Me da mucha satisfacción el contacto con la naturaleza y poder embellecer los espacios desaprovechados con las propias plantas que hemos germinado. Además, ahora tengo dos puertas abiertas para encontrar empleo”. Valora, además, que el paso por el PFAE cuente como experiencia previa a la hora de volver al mercado laboral.
Servando tampoco había conocido hasta entonces esta área laboral. Ahora quiere crear su propia empresa de servicios de jardinería. “Yo creo que voy a ponerme como autónomo después de lo aprendido y con el futuro que existe en el sector”. En el PFAE, el alumnado ha contado con la colaboración de la Cámara de Comercio y la Confederación de Empresarios de Lanzarote (CEL) para desarrollar competencias en emprendeduría que le permitan poner en marcha estas iniciativas.
En el PFAE han participado una quincena de alumnos y alumnas.
“Si las personas que participan en el plan están motivadas lo demás viene solo”
Asimismo, han podido poner en práctica sus habilidades de liderazgo desempeñando funciones como responsables de equipo que les dota de la capacidad para liderar grupos de trabajo y han simulado su propia empresa. Otra parte importante del PFAE es el acercamiento a las empresas de manera que el alumnado-trabajador pueda conocer las opciones laborales de las que dispone.
Pili es una de las veteranas y lleva ya un tiempo en el sector de la jardinería o agricultura, ha sido de las últimas en incorporarse al PFAE, pero no es tan optimista como el resto con respecto a la posibilidad de encontrar empleo. “Creo que la edad es un hándicap para conseguir un puesto de trabajo”.
Luisa asegura que no tenía experiencia previa en jardinería, pero agradece la oportunidad que se le ha prestado de conocer y formarse en el sector en el que espera seguir trabajando. “Jardineros en Lanzarote siempre hacen falta. Tenemos oportunidades laborales”, señala.
Aranzazu, de 20 años de edad, es la benjamina y joven promesa de la jardinería. Tras la ESO estudió auxiliar clínico de Veterinaria, por lo que el PFAE de Tías ha sido su primera toma de contacto con el sector, también su primera experiencia laboral. “Si me dan la oportunidad me gustaría seguir con las plantas”, dice. Le ha gustado especialmente el taller de papel-semilla como método para reutilizar un residuo como el papel para germinar nueva vida.
Una de las claves del plan formativo ha sido la “motivación” entre el alumnado-trabajador que no procedía de sectores como la jardinería o la agricultura por parte del equipo directivo, según destaca el coordinador del programa, César Cañada. “Si las personas que participan en el plan están motivadas lo demás viene rodado”.
Carteles hechos con palés reciclados.
Plantas nativas
El alumnado-trabajador ha llevado a cabo la plantación de jardines en Tegoyo utilizando plantas nativas con el propósito de embellecer este espacio público y fomentar la creación de refugios y fuentes de alimento para la fauna autóctona, incluyendo lagartos, insectos y aves.
Se han recolectado semillas de plantas autóctonas previamente presentes en los jardines de Tegoyo, las cuales han sido limpiadas y almacenadas adecuadamente. Estas semillas se han utilizado para la multiplicación de plantas nativas mediante siembra en el invernadero. Adicionalmente, se han propagado tarajales a través de esquejes.
Las plantas cultivadas en el invernadero se han desarrollado hasta alcanzar un tamaño óptimo para su trasplante en exteriores. Posteriormente, el alumnado ha llevado a cabo la plantación en los diferentes parterres, combinando diversas especies de acuerdo con la disponibilidad y la idoneidad para cada espacio específico.
Otra tarea que han desarrollado es ensayar técnicas de plantación de plantas nativas en laderas con gran inclinación, contribuyendo al embellecimiento del paisaje y a la mitigación de la erosión y la desertificación en las zonas costeras de La Tiñosa.
El alumnado ha llevado a cabo también la plantación de especies autóctonas resistentes a las condiciones de extrema aridez, como veroles (Kleinia neriifolia) y tabaibas dulces (Euphorbia balsamifera). Para ello, se realizaron pequeñas excavaciones en diferentes puntos de la ladera con el fin de crear superficies horizontales adecuadas para cada planta, mejorando además el suelo mediante la adición de materia orgánica.
Tras la plantación de los veroles y las tabaibas, los hoyos fueron cubiertos con piedras, una práctica destinada a reducir la erosión causada por el riego y a minimizar la evaporación del agua, teniendo en cuenta las altas condiciones de insolación características del lugar.
También se ha procedido a evaluar la efectividad del uso de plantas nativas en la conservación y estabilización de taludes. Para ello se llevó a cabo la plantación de tres líneas de ejemplares autóctonos en dos taludes resultantes de la excavación en Tegoyo. Las especies seleccionadas fueron tomadas del invernadero, priorizando aquellas con mayor capacidad para generar cobertura del suelo y así contribuir a su protección.
Para la plantación, se realizaron pequeñas excavaciones en distintos puntos de las laderas, creando superficies horizontales que facilitaran el establecimiento de las plantas. Además, el suelo fue enriquecido mediante la incorporación de materia orgánica, lo que favorece tanto el desarrollo inicial de las especies como la retención de humedad y nutrientes en el terreno.
Con la colaboración del Grupo Chacón, el PFAE Tías en Verde ha desarrollado un innovador proyecto para la creación de papel-semilla, que permite que un folleto o una tarjeta de felicitación germine posteriormente en la tierra. Para ello al papel reciclado se le incorporan semillas de plantas nativas como la barrilla, de manera que si este se pierde dé origen a nueva vida vegetal, o bien, sirva como medio para la propia plantación en el hogar, una vez que el papel ya ha cumplido su uso.
Se trata del proyecto Chibusque, un ensayo experimental mediante el cual el alumnado ha producido un nuevo producto a través del uso de papel reciclado, integrando semillas de plantas nativas durante el proceso. Según explica el equipo directivo del PFAE Tías en Verde, el papel-semilla tiene potencial para múltiples aplicaciones prácticas, como folletos informativos para administraciones o empresas, y etiquetas de precios en ropa, entre otros usos. “Su característica distintiva es que, una vez utilizado, puede ser plantado en lugar de ser desechado, promoviendo así la sostenibilidad y el reciclaje activo”. Tras la elaboración del papel-semilla, se llevaron a cabo pruebas de germinación en el propio vivero de Tegoyo para evaluar la viabilidad de las semillas integradas en el producto.
Uno de los más ilusionados con el proceso es Jorge Juan, confiesa que las plantas no le gustaban hasta que conoció el trabajo que desempeñan en el PFAE. Además, ha podido experimentar la producción de un producto natural con el aprovechamiento de los desechos de papel. Precisamente, este alumno-trabajador procede del sector de la industria del reciclaje de papel, también ha sido agricultor y ha trabajado en un empresa de recogida de residuos orgánicos, por lo que espera que pueda aplicar en el futuro las enseñanzas y capacidades adquiridas en materia de jardinería y sostenibilidad que tan buenos frutos ha dado en materia de aprovechamiento de los recursos.
Jorge Juan explica el proceso de elaboración del papel-semilla: “El papel reciclado, tras triturarse en la picadora, se lleva a un balde de agua para posteriormente pasar por un tamiz donde quedará la pulpa que se coloca en una tabla para su posterior prensado. Tras la elaboración de las láminas se adhieren las semillas de plantas autóctonas, principalmente barrilla, con la intención de que el producto pueda plantarse y germinar posteriormente”.
Para llevar a cabo el proyecto, el alumnado-trabajador ha procedido a la creación de su propio banco de semillas con la dotación de tres secaderos de las propias plantas que han crecido en el albergue de Tegoyo. Asimismo, se han realizado las pruebas de germinación necesarias que garanticen el éxito del producto.
Comentarios
1 Anónimo Mar, 18/02/2025 - 13:41
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