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Natanael, el becario que aspira a ser experto en ciberseguridad

La Asociación Mercedes Medina ha apoyado ya a medio centenar de jóvenes alumnos de Lanzarote en una década

Rubén Montelongo 5 COMENTARIOS 07/08/2022 - 09:31

Alrededor de medio centenar de jóvenes lanzaroteños han formado parte ya del programa de becas de la Asociación Mercedes Medina, que se desarrolla desde hace más de una década. Uno de los becarios del colectivo es Natanael Martínez Morales, un joven arrecifeño que se acaba de graduar en Ingeniería Informática por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y que seguirá formándose en su gran pasión: la ciberseguridad.

Natanael estudió en el colegio Mercedes Medina Díaz, centro que recibe el nombre de la misma asociación de la que es becario. El antiguo colegio ahora se denomina IES en Altavista. Recuperar la memoria de Mercedes Medina (1914-2002) es una de las batallas de la asociación, fundada en 2011 y que preside Juan Cruz. Las becas del colectivo han ayudado a salir adelante a jóvenes con inquietudes, especialmente en momentos de crisis económica.

Desde pequeño, a Natanael siempre se le dieron bien los estudios. Iba algo más adelantado que el resto de compañeros y, reconoce que se dedicaba a distraerlos. En el IES Arrecife -hoy IES Las Maretas- tampoco tuvo grandes problemas. “Descubrí nuevas amistades que intentaban llevarme por otros caminos, pero siempre tuve claro que quería seguir formándome y mi sueño era la universidad”, señala.

A Natanael siempre le gustaron los ordenadores y “cacharrear” con los dispositivos. En la enseñanza secundaria, buena parte de los conocimientos sobre informática se centran en manejar programas básicos de ofimática. Un profesor del instituto le vio con ganas y potencial, y le empujó a adentrarse en la programación. “Fue ahí donde adquirí de verdad el gusto y la pasión por la informática”, destaca. Además de aprender de manera autodidacta, dedicaba su tiempo libre al fútbol, en el equipo de su barrio, el Altavista CF, y al inglés, un idioma que domina.

El salto a la universidad reconoce que le fue “bastante bien”. Al principio le costó adaptarse, pero dice que siempre ha sido de “dar el cien por cien”. “Si sentía que necesitaba dedicarle más tiempo para cumplir con mis exigencias estaba dispuesto a hacerlo”, explica.

En Ingeniería Informática es muy común ver los primeros días de clase aulas repletas de alumnos que, al poco tiempo, se van vaciando. “Es un impacto ver en el primer curso tres aulas llenas con 70 alumnos cada una y, a la semana siguiente, quedar la mitad o incluso menos”, señala Natanael. “En ese momento te preguntas si eres distinto o si dentro de una semana también vas a abandonar”.

Al llegar al tercer curso, Natanael escogió la especialidad de Tecnologías de la Información, más enfocada a la seguridad informática. Fue entonces cuando descubrió la Asociación Mercedes Medina y solicitó una beca. Este año ha terminado la carrera, con un trabajo de fin de grado que buscaba además ser práctico. Consistía en configurar una red de una pequeña o mediana empresa, garantizando “un sistema de seguridad alto sin tener que realizar una inversión significativa y sin disponer de conocimientos muy avanzados”.

Con la pandemia de Covid, explica, las empresas “necesitaron digitalizar su negocio de forma muy rápida” y el teletrabajo cobró auge, lo que a su vez generó “un sinfín de nuevas vulnerabilidades” de seguridad. Hay ocasiones en las que los ciberdelincuentes buscan un beneficio económico, pero “muchas veces lo hacen por ego, por encontrar un fallo y dejar su huella”.

Natanael no busca agujeros de seguridad en infraestructuras reales si no que más bien lo hace en “entornos controlados” como pueden ser “máquinas virtuales”, de forma que pueda seguir aprendiendo, pero “sin cometer un delito”, comenta entre risas.

Las prácticas le llevaron temporalmente por otros caminos, como el desarrollo web y las conexiones entre bases de datos y servidores, pero la parte positiva es que siempre trabajó “en proyectos reales como el de Dielca”, una empresa que se dedica a instalaciones eléctricas.

Tras graduarse, le llegó una oferta de empleo pero ha preferido cursar un máster en ciberseguridad en la Universidad Carlos III de Madrid. “Tengo muy claro que quiero seguir formándome porque este campo es muy dinámico y tienes que seguir aprendiendo”, señala.

“En mi carrera impacta ver aulas llenas y a la semana quedar la mitad de alumnos”

Una vez terminado el máster, son varias las alternativas que surgen, como la posibilidad de realizar un doctorado en un campo de estudio relativamente joven y en constante evolución. Natanael reconoce que no se lo ha planteado aún: “Ahora mismo, una vez terminado el posgrado, surgen un montón de oportunidades y bastante interesantes”.

El teletrabajo, considera, “es el futuro”. “Tus oportunidades aumentan exponencialmente, ya que puedes residir en Lanzarote y trabajar para una empresa internacional”, apunta. Beca diferente La ayuda de la Asociación Mercedes Medina no es una beca al uso. “No es solo una ayuda económica, la asociación interactúa con los alumnos y le hacemos un seguimiento de cómo les va, tanto en su adaptación como en el plano académico”, apunta Juan Cruz, que preside el colectivo desde 2014 y que antes fue director insular de Educación.

Los becarios de la Asociación Mercedes Medina envían un informe de su situación de forma trimestral. El primer pago les llega antes de comenzar el curso, lo que supone un alivio. Otras becas, como la del Ministerio de Educación, la del Gobierno del Cabildo o ayudas del Cabildo y el ayuntamiento, se entregan una vez comenzado el curso o incluso cuando ha finalizado.

Comentarios

Todo un orgullo.
Eso es lo tienen que hacer los Políticos invertir en estos jóvenes y buenas ofertas para que se queden en su país España.Que falta nos hace.Viendo el patio.
Otro talento listo para exportar.
Suerte chavalote
Da gusto ver que ciertos jóvenes lo tienen claro: apostar por ellos y dedicarse a lo que de verdad les gusta, agradeciendo las ayudas que se les prestan. La asociación Mercedes Medina es un ejemplo a seguir y deberían existir más como ella, que lamentablemente hacen falta porque no siempre las becas llegan a tiempo y dan para todo y todos.

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