El colectivo ecologista Arca Ibérica califica el proyecto de construcción de una nueva playa artificial en Costa Tegusie, promovido por Mercantil Touring Europeo, la sociedad propietaria del Hotel Gloria Palace de Mogán, como “un atentado medioambiental”.

Esta asociación, que también se personó como acusación particular en el caso del Proyecto Castor (el depósito submarino de gas natural) ha presentado alegaciones ante el Ayuntamiento de Teguise contra el proyecto.

El colectivo asegura que llevarlo a cabo supondría “el sacrificio de un espacio público y natural a favor de un interés privado” y dice que no está justificado porque es “de inutilidad pública, amenaza al ecosistema marino y submarino, contraviene las excelencias por las que la Isla fue declarada Reserva de Biosfera e inhibe otras formas de turismo como es el de buceo”.

La asociación también pide a la Demarcación de Costas de Canarias que no apruebe el expediente de solicitud de concesión de dominio público marítimo terrestre del proyecto presentado por el Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Javier Escartín García.

En sus alegaciones dice que debe recordarse cuántos núcleos marineros ha demolido el Ministerio de Medio Ambiente en Canarias, como Cho Vito, con el pretexto de que se encuentran en dominio público marítimo terrestre. “En Costa Teguise -señala la asociación- son ya múltiples los hoteles y apartahoteles que surcan su litoral en sustitución del paisaje costero natural”.

Los ecologistas piden a la Demarcación de Costas que no autorice el proyecto, que supone “el sacrificio de un espacio público y natural a favor de un interés privado”

Además, asegura que “resulta imprudente aceptar nuevas plazas hoteleras sin estar garantizado el recurso hídrico suficiente” y considera que “el espacio rocoso objeto de intervención en el anteproyecto es de típica orografía volcánica irregular y contiene un rico ecosistema de vida submarina alojada en sus oquedades”.

En su opinión, con la arena depositada para la playa artificial el citado ecosistema “quedaría sepultado y moriría. Ello significaría un atentado medioambiental imperdonable contra la biodiversidad submarina del predio afectado”.

“La deposición de la arena para la construcción de la playa artificial acabaría con las aguas cristalinas del arrecife del que se trata debido a los sedimentos que provocaría”, concluyen las alegaciones.