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Las promesas que nunca llegan a Argana Alta

Las asociaciones y colectivos se hartan de las carencias que arrastra el barrio, que fue objeto de promesas incumplidas en las últimas elecciones, hace más de dos años

Saúl García 0 COMENTARIOS 16/09/2021 - 06:55

Algunos llevan papeles, carpetas, escritos registrados al Ayuntamiento, documentos, borradores escritos a mano y hasta la Constitución... Son vecinos de Argana Alta, miembros de varios colectivos del barrio, que quieren dejar claro su descontento, como otras tantas veces, con la situación de la zona, con la falta de dotaciones, infraestructuras, servicios e inversiones, pero sobre todo quieren recalcar lo poco que se parece esta realidad, con un grupo de gobierno que lleva ya gobernando dos años en el Ayuntamiento de Arrecife, con la que dibujaban los mismos partidos que lo conforman durante la última campaña electoral en la que Argana Alta se convirtió en uno de los escenarios de las promesas.

“La alcaldesa no ha cumplido con las expectativas que nos hizo ver en la campaña electoral, proyectos hay muchos, pero no se ha hecho nada”, dice Ricardo Ballesteros, del colectivo Argana Viva. Argana no necesita más parches. Es un barrio con más de 10.000 habitantes, tantos como suman juntos los municipios de Haría y Tinajo, y, sin embargo, tiene pocas dotaciones y aún menos mantenimiento.

Se convirtió en uno de los escenarios de la batalla electoral en las últimas elecciones locales, más por la convicción de que se trata de un electorado aún no cautivo que podía decantar la victoria con unos pocos miles de votos, que por la convicción de que necesite una transformación radical. Todos los partidos se volcaron en Argana. El entonces presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, llegó a presentar el proyecto Argana + Alta, que acabó cristalizado en la compra de un local en los márgenes del barrio que utilizaba un club de gimnasia y que hoy lo sigue utilizando. Poco más. Dos años después, el barrio sigue igual, lo que significa que está peor.

“En 2020 presentamos 198 escritos en el Ayuntamiento y este año ya hemos presentado 60 y lo único que nos contestan es que están en ello”, dice Ballesteros, que cree que todo sigue tal cual lo dejo la anterior alcaldesa. “Astrid Pérez nos dijo que ella iba a apostar por el barrio, porque Argana se merece ser tratada igual que el resto de barrios, pero aquí parece que no se reinvierten nuestros impuestos”. Y añade: “Ella utilizó mucho Argana para sus mociones y, mejor que ella, nadie sabía todas las necesidades del barrio”.

Alrededor de una mesa, en una sala dentro del fallido edificio del pabellón de deportes, los vecinos, representantes de varias asociaciones, como Argana Viva, la asociación ‘Manos que no dais, qué esperáis’, el colectivo vecinal Aldey Galguen o en nombre propio, van desgranando los proyectos que no llegan. Enumeran: se había prometido arreglar el parque infantil junto al pabellón deportivo y crear unas nuevas canchas de deportes. Sigue pendiente el centro de salud, con problemas con el terreno elegido, que los vecinos no se creen que sean tan complicados de solucionar. “Se pueden hacer modificaciones puntuales del Plan General para un supermercado, ¿pero no para un centro de salud?”, se preguntan. También apuntan la propia apertura del pabellón y del proyecto de Bioesquinas o los Caminos del Agua, que no se han llegado a desarrollar.

Y entre las carencias que aún sufren: no hay cajero automático, no hay mantenimiento de aceras y calles, el depósito del agua del barrio sigue en mal estado. Señalan que las arquetas de Endesa, Canal Gestión o Telefónica están levantadas y que, en lugar de arreglarlas, el Ayuntamiento paga un seguro de accidentes. Creen que hay carencias graves en limpieza y seguridad. También han desaparecido, por la vía del Covid, los dinamizadores que llevaban a cabo actividades para niños en el pabellón.

El proyecto Argana + Alta se limitó a la compra de un local que solo usa un club

Recuerdan que hubo un proyecto de adecentamiento integral incluido en el Plan de barrios de 2008 que era de cuatro millones de euros y que no se hizo. Tampoco hay un transporte público eficiente. Dicen que la Línea 2 no ha vuelto a pasar por el Hospital Doctor José Molina Orosa y que se habló de que pasaría alguna de las líneas que va a Puerto del Carmen, pero que no se han puesto en marcha.

Frente a esto, el gobierno municipal les ha prometido un proyecto de reforma, por parte de la Concejalía de Juventud, para crear unas salas para colectivos con un coste de 157.000 euros que nadie ha pedido y nadie cree necesario. “No han contado con nadie”, señalan. Todos coinciden en que el derribo del antiguo centro sociocultural para transformarlo en el actual pabellón deportivo, aún cerrado, supuso un considerable salto cualitativo hacia atrás. En aquel centro había canchas deportivas y salas de reunión para clubes deportivos, murgas o asociaciones.

En una esquina del nuevo pabellón, que sirve de almacén, se prometió destinar una superficie de unos 400 metros cuadrados a sedes para esos colectivos y nunca se hizo. “El teleclub funcionaba bien, dinamizaba el barrio, se organizaban actividades y fiestas”, recalca Candelaria. “Nos robaron el centro sociocultural”, dice Reyes, de Argana Viva. “Si no hay alternativas, ni canchas ni ocio ni nada, ¿qué van a hacer los jóvenes?”.

Reclaman proyectos para adolescentes, más charlas en los institutos sobre drogas e incluso plantear la posibilidad de que se construya un instituto de Formación Profesional en el barrio. “Todo lo que tiene Argana es esto”, dice refiriéndose al pabellón cerrado, Candelaria, que junto con Marjorie, forma parte de la asociación ‘Manos que no dais’.

Seguridad

“Hemos hablado con los dos cuerpos de Policía, la Local y la Nacional, y todos dicen que no tienen efectivos”, asegura Ricardo Ballesteros. “Nos dijeron que hiciéramos una denuncia colectiva para que haya más presencia”.

“Hemos hablado con los cuerpos policiales y nos dicen que no tienen efectivos”

Comenta que la Policía ni siquiera cumple las competencias que tiene, como el control de las terrazas, y que en el barrio preocupa que los delitos “estén cambiando” y que se puedan formar pandillas de jóvenes que se dediquen a la delincuencia, mientras que por las tardes, las noches y los fines de semana “no se ve un solo coche de Policía.

“En la calle Tajaraste -señala una de las vecinas- todas las noches llaman a la Policía, siempre pasa algo, están chillando en el parque o roban o estropean los coches y nunca viene la Policía”. También apuntan que se producen botellones o rallyes de coches en la calle Sabine Berthelot y que se llama a la Policía “y no aparece”.

Vivienda y urbanismo

Frente a todo esto se quejan de la poca atención que reciben por parte de la alcaldesa, que siempre les deriva a los diferentes concejales cuando quieren reclamar alguna mejora. “Ella se quita los problemas de encima, ni nos recibe”, aseguran. Y apuntan otro problema más, el de la vivienda, cuyos precios de alquiler apenas han bajado.

Reyes señala que la única solución es construir más viviendas sociales, porque, “para mucha gente, no vale de nada que bajen los precios a 300 euros si cobran 450, así no hay acceso a la vivienda de ninguna manera”. Siguen vacías u ocupadas muchas casas en manos de entidades bancarias y nadie se ha molestado en ir a negociar con los bancos para buscar una solución, según dicen.

“NO HAN PENSADO EN LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD”

“Cuatro rebajes en cuatro esquinas”. Así resume Lucía Ballesteros el trabajo que se ha hecho en movilidad en el barrio. Lucía tiene una hija con un cien por cien de discapacidad y dice que la accesibilidad es un problema grave en Argana Alta. En casi todas las calles del barrio, los postes que sostienen los cables de la luz están en medio de la acera. Es imposible caminar varias calles sin tener que bajar a la calzada porque a esa dificultad se le suma que hay tramos sin acera, que nunca se llegó a construir.

“Mi hija puede caminar un poco, aunque agarrada, pero por el barrio no puede ir por ningún sitio. De mi casa a la esquina, no puedo ir con ella, no es estable”, señala Lucía, que pide que se respete el plan de accesibilidad. Los vecinos consideran que para acceder al centro de Arrecife hay que traspasar barreras urbanísticas, como los puentes que enlazan con el barrio.

“No han pensado en las personas con discapacidad y no podemos esperar porque su realidad es un presente continuo”, asegura Lucía, que dice que no hay una igualdad real. También destacan los penosos accesos para llegar a esos puentes. “Para salir y para entrar, la única manera es ir en coche”, resumen. Creen que la zona comercial que se ha generado a la entrada del barrio con varias grandes superficies, no hace que mejoren las condiciones de vida de los vecinos.

En cuanto a la movilidad, señalan que a esa zona “también hay que ir en coche” y sin embargo temen que con la apertura de otro gran supermercado, ya en construcción, se genere un caos de circulación. Señalan que, o transforman la calle Tenderete en una calle de un solo sentido o se va a colapsar el tráfico. “Dicen que van a poner aceras de 2,6 metros y no hay sitio para eso, se va a colapsar más”, apunta Andrés Medina, que recuerda que también había una promesa de inversión para la calle Tenderete desde el año 2014 y que no se ha ejecutado. “Va a haber problemas”, sentencian.

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