A FONDO

La referencia para valorar la obra de César “no puede ser la imagen actual de la Isla”

El catedrático Francisco Galante, que prepara una publicación con aportaciones de más de 30 miradas sobre la obra de Manrique, considera que “su utopía se ha desmoronado”

Saúl García 11 COMENTARIOS 14/08/2022 - 08:41

“Para valorar la obra de César Manrique, la referencia no puede ser la imagen actual de Lanzarote porque su utopía se ha desmoronado debido a los fatuos intereses, tanto de políticos como de especuladores”, destaca Francisco Galante, catedrático de Historia del Arte, director de la Cátedra Cultural César Manrique de la Universidad de La Laguna y miembro del Consejo Asesor de la Fundación César Manrique.

El catedrático está preparando la edición conmemorativa del centenario del nacimiento del artista estructurada en dos tomos en el que participan, además, una veintena de especialistas europeos y americanos. Está previsto que la publicación se presente en unos meses en la Universidad de La Laguna y, posteriormente, en los Jameos del Agua. “Ojalá que una vez publicada la edición se superen en breve sus contenidos, pues es preciso contar con más voces y con nuevas perspectivas para enriquecer su obra y su ideario”, dice.

La reflexión crítica de Galante la pronunció en su conferencia César Manrique. Prácticas artísticas en el territorio. La vigencia de su obra y pensamiento. Le acompañaron en la mesa la rectora de la Universidad de La Laguna, Rosa María Aguilar Chinea, reciente Medalla de Oro de Canarias, y Pedro Hernández, profesor de la Escuela Universitaria de Turismo de Lanzarote, que actuó de moderador.

La rectora destacó que Manrique posee la Medalla de Honor de esa universidad y que, recientemente, a petición de un grupo de alumnos, se bautizó al Aulario de Guajara con el nombre del insigne artista lanzaroteño. Para Rosa Aguilar, “César representa los valores de todo universitario, porque puso su conocimiento al servicio de la sociedad para intentar mejorarla”, y por esa “fusión entre arte y vida, que se da pocas veces”. “Su legado pervive y se transmite de generación en generación”, aseguró.

El profesor Galante dice que con César aprendió a educar su mirada: “Me enseñó una nueva mirada del mundo”. Asegura que el principal virus del planeta es el hombre, que lo está destrozando. “No se puede recuperar un deterioro tan grave y atroz, pero sí el mensaje del artista que aportaría una mayor agudeza crítica de nuestra supervivencia”.

Para Francisco Galante, el universal creador desarrolló “una obra compleja y profunda, difícil de analizar”. “Fue el primer artista español activista, el primer artista que se preocupó por la ecología cuando no existía este término y el primer artista canario que tiene una dimensión universal”, destaca. Además, “fue defensor de los derechos humanos y de género y animalista en una época en la que apenas se hablaba de estos asuntos”.

Galante resalta que “César Manrique fue una voz incómoda para los políticos y los empresarios especuladores, a quienes tildaba de mafiosos y de tiranos”. Galante subraya que César ya se preocupaba por el territorio desde los años 50 del siglo pasado, coincidiendo con la expansión de Arrecife. Desde entonces, aparecen textos en la prensa en los que advierte que la ciudad se convertiría en un estropicio, “y hoy es una marabunta arquitectónica y de mal gusto que ahoga a la bellísima bahía de Arrecife”.

Para Galante, Lanzarote es un ejemplo “que no hay que seguir porque los políticos y especuladores se han preocupado de aniquilar la imagen de Manrique”. “Tras su fatídico fallecimiento, varias instituciones públicas lo declararon hijo adoptivo o predilecto, y ahora utilizan la figura de Manrique como a un objeto manipulable”, añade. “A César no solo se le debe tributar en la conmemoración de su centenario, sino que su alcance debe ser mucho mayor: el respeto continuo y permanente de su legado. Hacer valer su memoria, hoy más que nunca en esta crisis global y civilizatoria”.

Imagen antigua del Parque Ramírez Cerdá. Foto: Fundación César Manrique.

El Parque Ramírez Cerdá es “una gran obra mutilada” de César en Arrecife

El profesor cuenta que cuando viaja a Lanzarote intenta escabullirse “del bullicio generado por las masas de turistas” y resalta “cómo se ha interpretado indebidamente al desarrollo turístico de la Isla, y en general de Canarias, en base a modelos acidulados e ingratos que ocasionan una presión insostenible para los usuarios del territorio”. “Tenemos que ser conscientes de las incidencias negativas de este fenómeno. Manrique siempre permaneció muy atento a estos asuntos”, explica.

“El paisaje es uno de los elementos singulares que César adoptó como referencia. Hubo una comunión muy estrecha entre el artista y la naturaleza, ambos forman parte de un todo. Los bancales y otros sistemas agrarios están presentes en su obra. Los recuperó e interpretó en una gramática arquitectónica muy original. También tomó como referencia la arquitectura tradicional que la valoró en una monografía crucial, Lanzarote, arquitectura inédita”, subraya.

Trayectoria

En su conferencia, el profesor Galante expone una gran cantidad de imágenes de las obras de César Manrique. Comienza por sus primeros murales, en los que se centra en las faenas agrícolas y pesqueras, en las que está influido por la vanguardia plástica de Canarias representada por los artistas de la Escuela Luján Pérez y por una dicción picassiana.

Galante diferencia “las intervenciones del artista en la naturaleza en relación a las propuestas de Néstor Martín Fernández de la Torre, a quien le interesaban proyectos parciales, muy interesantes. César, por el contrario, dibujó una isla, un vasto proyecto que alteró sustancialmente todo un territorio, aunque las referencias subyacen, precisamente, en el mismo territorio”.

Imagen actual del Parque Ramírez Cerdá. Foto: Adriel Perdomo.

“César percibió que la Isla se iba a convertir en una farándula de turismo barato”

Para el profesor Galante, Manrique no es un artista del Land Art, pues las obras de esta tendencia son, en general, contundentes y efímeras, causando un gran impacto en el paisaje, además de ser más tardías. “Muy al contrario, las obras de César tienen carácter de permanencia y están plenamente integradas en la naturaleza”.

El catedrático repasa las intervenciones de César en Arrecife: en la Plaza de Las Palmas o en el Hospital Insular, donde coloca el pavimento escalonado emulando las ondas de las olas del mar. En opinión de Galante, la gran obra de Manrique en la capital es el Parque Ramírez Cerdá, “una gran obra mutilada”, donde experimenta con una serie de elementos que después trasladará al Jardín de Cactus. “Arrecife fue un laboratorio de experiencias”, resume.

También alude al Parque Islas Canarias: “En este lugar no pervive absolutamente nada de la obra de César. Es un espacio burdo y espantoso”. Galante señaló las consecuencias negativas que sufrió el artista por oponerse al Plan General de Arrecife de 1968, “que planteaba modelos arquitectónicos y urbanos realmente aterradores. Este desaguisado urbanístico aún subsiste”.

La vuelta

Después, tras la estancia de César en Madrid, primero, en París durante unos meses y, por último, Nueva York, el profesor Galante se centra en la “utopía” de Manrique. Se refiere al proyecto de construir junto a Pepín Ramírez, presidente del Cabildo entre 1960 y 1974, una nueva Lanzarote, bajo la idea de la recuperación de paisajes, de lugares degradados.

Para Galante, arquitectónicamente, el Mirador del Río es su gran obra, con valores propios de la arquitectura, aunque en lo que hace referencia a la recuperación de lugares degradados destaca la de los Jameos. El catedrático analiza la intervención en el Jardín de Cactus, con elementos de arte pop mezclados con referencias vernáculas o esculturas cinéticas... Dice que es un jardín que sirve para educar y César “creía en la cultura, en que un pueblo sale del ostracismo si es educado, si tiene cultura”. También se refiere a los jardines del Hotel Salinas, cuya presencia hoy es una “triste realidad”, donde se ha perdido la esencia del lugar.

Y habla de la creación de El Almacén, un centro de activismo cultural, intelectual y artístico y un lugar de encuentro, con “un eco, salvando las distancias, a The Factory, creada por Andy Warhol”. Otra obra para la posteridad sería su casa en Taro de Tahíche, “un lugar donde la arquitectura parece pertenecer a las entrañas de la tierra. La ventana de su estudio, donde el paisaje se introduce en la vivienda, resume la relación entre naturaleza y arquitectura, que es el gran dictado de Manrique. Su casa constituye la metáfora de su gran obra ya que existe una proyección del sujeto (Manrique) con el objeto (la casa), entre su mentalidad para intervenir y la obra que realiza”.

Altruista

Galante destaca el carácter altruista de César en sus intervenciones en el espacio público de Lanzarote, por las que no percibió honorarios. Dice que “ningún artista ha tenido tanto reconocimiento popular. En este sentido, fue un artista con una gran vertiente social. Cuando fallece, la carretera está flanqueada por campesinos y pescadores arrojando flores. Eso es arraigo popular”.

El catedrático subraya que “César percibió que Lanzarote se iba a convertir en una farándula de turismo barato. Lanzarote sigue siendo una isla con atractivos. Tenemos que despertar. Nuestras voces no pueden estar acalladas. Tenemos que asegurar y dar valor al amplio legado de Manrique, porque su voz clama más que nunca y su pensamiento tiene vigencia absoluta”.

Comentarios

Y tanto que se ha desmoronado... una isla sobrepoblada, masificada y que sigue creciendo turísticamente cada año que pasa, donde su población prefiere organizar un rally... a la conservación del ecosistema natural de la isla donde viven, no merece otra cosa que dejar de ser Reserva de la Biosfera y tener lo que se merecen, que no es más que una isla destruída por como dice el artículo, la especulación y el interés de unos pocos.
Actualmente, tanto el nombre de César Manrique, como la etiqueta de Reserva de la Biosfera, y lo que personajes como Astrid Pérez y Dolores Corujo convierten en palabrota, la sostenibilidad, sirven para un sólo y único propósito: HACER CAJA. Mientras, la FCM se concentra en mirarse el ombligo. En batallas de conservación del medio ambiente, ya ni está ni se le espera. Triste.
...y ya queda menos para que el PSOE saque la banderita de Manrique en las próximas elecciones, olvidándose que en 4 años no han hecho nada por el paisaje y el medio ambiente de Lanzarote!
Quizás en su época fue un visionario, alguien que tuvo la oportunidad de crear en un lienzo en blanco como era Lanzarote entonces, en su visión de lo que les gustaría que fuera la isla, y así lo hizo. De hecho a día de hoy se mantiene su legado , cabe destacar que a día de hoy sería imposible que otro artista pudiera realizar un obra parecida,no en estilo si no en magnitud, ya que por un lado la legislación no lo permite, ni su propio legado, que si en un día nos dio alas hoy nos las corta. El si buscaba ese turismo de calidad, ese al que casi nadie podemos acceder pero todos reclamamos como si fuera la solución a todos nuestros problemas, esa visión que tenía de turismo de calidad que su proyecto de jameos del agua ,integraba un hotel, que no se acabó realizando. Si que jameos es muy bonito y da gusto pasear por allí, pero hacer un hotel con piscina donde se encuentra el famoso cangrejo único y que no paramos de defender.....a día de hoy si quisieras realizarlo sería taladro de terroristas ecológico....pero eran otros tiempos.
Tengo 60 años y llevo toda la vida escuchando lo mismo : la isla afeada y su esencia destruida , y es verdad , principalmente por los lugareños que son capaces de matar a su madre con tal de construir en suelo rústico o a la orilla del mar. Esta es una isla corrompida, gobernada por gente inculta y fea y Arrecife es su obra, la imagen de lo que somos. Pero lo más frustrante , hace 40 años y hoy mismo , es comprobar que no hay ni media docena de personas honradas, con perfil europeo, sencillamente " normales " que quieran dar un paso al frente y hacer la revolución. Un par de consejeros en el Cabildo y un par de concejales en los ayuntamientos podrían empezar a cambiarlo todo pero no tenemos ni eso.
Hace tiempo que se cargaron el espíritu de Cesar, una pena cómo está la isla
Es el tercer año consecutivo que tengo el auténtico privilegio de pasar mis vacaciones en Lanzarote, y tras conocer a César Manrique y su obra, y haber hablado con algunos conejeros, debo confesar que he cambiado en cierto modo la manera que tengo de ver las cosas sobre el desarrollo urbanístico. No obstante, considero que la tesis expuesta por el profesor Galante me parece que peca de catastrofista. No cabe duda que los niveles de masificación y gentío entre Lanzarote y otros destinos turísticos referentes en España como las Baleares están a años luz. Si bien es cierto que hay zonas en las que existe un impacto negativo de edificaciones turísticas (algunas por inacabadas, otras por antiestéticas que rompen con la coherencia de la imagen de marca de Lanzarote), considero que se está pintando una imagen alejada de la realidad, que además perjudica a los intereses de la población. Que se debe preservar la esencia y alma de Lanzarote es un imperativo moral y un deber ético, pero también debe conjugarse con la sensatez de qué es necesario continuar desarrollando las industrias en las que la isla puede ser referente, y puede incrementar la riqueza de todos los habitantes de esta impresionante isla. Lejos de caer en los discursos fáciles y populistas de culpar a "los especuladores" y los políticos corruptos (que sin duda los hay, sobre todo estos segundos sujetos), considero que hay que abordar la necesidad de generar valor para la sociedad, sabiendo aprovechar la extraordinaria bendición que supone vivir o/y tener influencia en la isla, orientándola a un modelo de crecimiento sostenible, que empiece a diversificar su cartera de clientes (turistas), y a atraer nueva población, cómo pueden ser los perfiles digitales de trabajadores con niveles adquistivos relativamente elevados, a través de nuevas propuestas de valor centradas en una mayor calidad, y un atractivo fiscal que incentive y dinamice a la sociedad, genere empleo, riqueza y sea coherente con ese espíritu manriquista, pero sin pecar de utópico ni contraproducente para el desarrollo de la isla. Todo esto termina impactando positivamente en la sociedad, y es la clave del desarrollo de las regiones. Por último, no quiero que se entienda esta humilde opinión como una visión que perjudica al actual ciudadano de la isla, la economía en esencia es contraintuitiva, es por ello que hay que huir del discurso fácil, atraer turistas, inversiones y nueva población (dentro de los parámetros razonables, que existen) termina beneficiando a todos, a los primeros a los que tienen la bendición de vivir, trabajar, tener propiedades y negocios y disfrutar aquí.
A isla perdida, decirle, que sí que existen muchas personas honradas y preparadas en Lanzarote, con perfil “europeo”, pero la población no está preparada para que gobiernen, prefieren vendemotos y trileros. Y si no, echa un vistazo a los comentarios, que al ser anónimos, reflejan como el voto, lo más íntimo de cada persona.
Llama la atención lo desastrada que está la capital Arrecife. Menos mal que el mar la acaricia. Los domingos y festivos nadie recoge las papeleras. Todo vuela hacia el mar. Es la forma de agradecer sus caricias. Pena. Así somos
Ya tuvieron a una en el Cabildo y mira lo que pasó. Viva la revolución!
César Manrique presenció, como todo ese trabajo realizado durante años, no sólo de obra, sino de convencimiento, de concienciación, de idea utópica que se convirtió casi en realidad, de pronto se vio amenazada por algo que a día de hoy sigue siendo imparable, la especulación. Donde unos ven belleza en un paisaje único, precioso tal como está, otros ven una oportunidad de sacarle partido económico sin tener en cuenta las consecuencias sobre el mismo. El problema es que las generaciones cambian, y muchos recordaremos como fue Lanzarote y como pudo ser, y también en qué la hemos convertido. Y otros ni siquiera sabrán lo que fue, pues sólo conocen lo que queda de ella. Que algo queda. Pero esa idea de utopía, ese amor por esta isla, por el paisaje volcánico que corría por su sangre ,por la arquitectura popular, y por el trabajo de los agricultores que con tanto cuidado y esfuerzo, otro paisaje crearon. Todo ese amor por Lanzarote con todos sus defectos y virtudes, queda grabado para siempre en este pedazo de tierra en medio del océano. No volverá a ser lo que era, pero su trabajo, su idea ,puede ser trasladada a cualquier sitio en realidad. No todo está perdido, siempre se puede salvar lo que nos queda ,decía César. Así que para las futuras generaciones , quizás la utopía ya no sea posible, hoy está bastante lejos, pero el trabajo de Manrique es imborrable. Y quién sabe si un día se crea un proceso inverso al de la construcción y destrucción de la isla

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