LA MEMORIA DE LOS CENTROS

La importancia de la flora en los Centros de Arte, Cultura y Turismo

En tiempos de “palmericidios” recordamos el papel clave que tienen en los CACT la vegetación insular, un elemento del que César Manrique fue un ferviente apasionado

Mario Ferrer 3 COMENTARIOS 27/11/2022 - 07:54

La defensa del territorio insular fue una apuesta integral para Manrique y el equipo creador de los Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACT), abarcando múltiples aspectos del patrimonio de Lanzarote. En las intervenciones artísticas y el activismo social de César se dan casos de revalorización tanto de la geología o la arquitectura vernácula de la Isla, como de la agricultura tradicional o la artesanía. En esa mirada global, la flora autóctona no quedó fuera, sino que más bien ocupó un lugar prioritario, especialmente en los CACT.

Los Centros de Arte, Cultura y Turismo son la gran bandera en esa misión por la salvaguarda y el realce del patrimonio de Lanzarote de cara a la nueva industria turística que empezaba a asomarse allá por la década de 1960 del siglo XX. Para estas muestras sobresalientes de arte público promovidas por el Cabildo de Lanzarote, César Manrique apostó desde el principio por la flora, algunas veces de forma sutil, pero otras como protagonista (la gran palmera que corona la piscina de los Jameos del Agua, por ejemplo).

Este gusto tan manriqueño por el mundo de la botánica también se aprecia en otras intervenciones suyas, como sucede en la Casa-Museo de Haría o en la sede de la Fundación César Manrique, el Taro de Tahíche, donde además de las grandes superficies ajardinadas, los elementos vegetales también se cuelan en el interior de la casa e incluso por la mágica zona de las burbujas volcánicas subterráneas. Otro ejemplo en Lanzarote fue la intervención en los jardines del Hotel Salinas, cuya construcción original dirigió el arquitecto Fernando Higueras, con quien colaboró en diversas ocasiones Manrique.

Otra variante de esta querencia por la plantas fue su afición por el jardín, un elemento que empezó a fascinar a los occidentales desde los siglos XVII y XVIII y que en los Centros tiene un ejemplo sobresaliente con el Jardín de Cactus.

La flora también está presente en otras obras como el Lago Martiánez de Tenerife o los miradores de La Gomera y El Hierro, así como en La Vaguada de Madrid. En realidad, las propuestas pictóricas, escultóricas y de diseño de Manrique también tuvieron muchas vinculaciones con la vegetación, especialmente con la de Lanzarote. Algo que se nota desde los primeros murales de su época de juventud a la abstracción pictórica de sus cuadros o sus obras gráficas en logotipos, portadas de libros o carteles.

Obra viva

Los Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACT) son un catálogo vivo de la relación entre vegetación y Manrique. El carácter orgánico de la propuesta arquitectónica de Manrique en los Centros tiene su prolongación en las mismas plantas que incluyen, las cuales no dejan de ser seres vivos inmersos en sus ciclos vitales, lo que hace que, en cierta manera, estos espacios también estén en un cambio permanente.

Efectivamente, palmeras, helechos, frutales, líquenes y demás organismos vegetales crecen, se reproducen y mueren en el interior de los Centros, atendidas por los solícitos jardineros, piezas claves desde el inicio de los CACT. El propio director de cine Miguel G. Morales destacaba en Las manos a Feliciano Luzardo Viñoly, conocido en su época como “el hombre que hablaba con las plantas”. En este documental, Luzardo Viñoly contaba como escogió muchas de plantas de las zonas de los CACT, especialmente del norte, para ir probando su adaptación a espacios como los Jameos del Agua.

La vegetación está presente de múltiples maneras en los CACT, empezando por uno de sus organismos más primarios, los líquenes, que en Lanzarote poseen una gran riqueza, llegando a contabilizarse más 180 tipos distintos. En realidad, los líquenes son seres complejos, una efectiva mezcla simbiótica entre hongos y algas. Esta unión permite adaptarse mejor a terrenos complicados para el mundo vegetal, lo que en la Isla se produce especialmente en áreas rocosas y volcánicas, donde los líquenes han logrado prosperar, dotando de tonos y colores a la epidermis más pétrea de Lanzarote. 

Los líquenes están presenten en prácticamente todos los CACT, aunque adquieren un sentido especial en el Mirador del Río, donde prácticamente rodean toda la intervención, ya que han colonizado el entorno pétreo de la obra, ayudando a su mimetización.

Aunque Manrique incluyera un atrayente “Jardín muerto” en el interior del restaurante El Diablo, las plantas también juegan su papel en una zona en principio tan poco propicia como Timanfaya. La sutil carretera de la Ruta de los volcanes permite ver líquenes, geranios asilvestrados, tojio, lengua de vaca, tomillo, bobos… Pero, sin duda, la gran protagonista vegetal en Timanfaya es una especie emblemática del paisaje y la historia de la Isla: la aulaga. Esta esquelética planta fue la leña tradicional de las cocinas de la isla y todavía voy cumple una función ígnea en las atracciones que se ofrecen a los visitantes en el Parque Nacional para explicar el calor del subsuelo.

Los líquenes pueblan casi todos los Centros, ayudando a su mimetización con el entorno

En los Jameos del Agua la exuberancia de las plantas es mucho mayor, con grandes zonas verdes y multitud de plantas: helechos, palmeras, tabaibas, verodes, ñameras, monsteras, piteras, etc. En el Castillo de San José Museo Internacional de Arte Contemporáneo son los sutiles jardines laterales, una de las innovaciones al espacio que introdujo Manrique, donde aparecen palmeras, tabaiba amarga, hibiscos, aloes...

Las alusiones al mundo vegetal en los CACT están muy vinculadas a la agricultura tradicional de la Isla, como sucede en el mencionado caso de la aulaga de Timanfaya o los bancales del Mirador del Río, aunque el centro agrícola por excelencia es el Monumento del Campesino. Este centro no solo se consagró al mundo rural de la Isla por su arquitectura sino también por estar en un espacio simbólico donde confluyen dos de las más genuinas formas de cultivo de Lanzarote: el jable y el arenado. Es lógico por tanto, que el espacio haya acogido una muestra de distintos variedades de parras, además de otras plantas emblemáticas como palmeras, dragos, higueras y cardones.

Jardín de Cactus

El espacio donde la flora cobro total protagonismo es el Jardín de Cactus, a través de la vivacidad y el exotismo de las tuneras, quienes lo inunda todo en este centro. Cientos de especies, que van cambiando día a día ofrecen una variedad inagotable de formas y colores para que el visitante los descubra en este escenario poético destinado a su disfrute y esparcimiento.

El cultivo de nopales se generalizó en Canarias durante la segunda mitad del siglo XIX, gracias a la explosión económica que trajeron los tintes naturales derivados de la cochinilla, un insecto que plaga los cactus. La zona de Guatiza albergó una de sus últimas grandes extensiones tras la debacle que supuso la invención de tintes artificiales.

Manrique escogió para este espacio una antigua cantera degrada que rescató bajo una concepción arquitectónica integradora y contemplativa. En todo el conjunto flota la idea del jardín como espacio simbólico y real, en donde el contacto directo con la naturaleza nos lleva a nuevos estadios de reflexión y regocijo, subrayados por la presencia paradójica del agua en distintos momentos.

Imágenes

Comentarios

César usaba la flora Canaria y sin ser Canaria. No era un nazi de las plantas "nativas".
Si si aquí utilizan de plantas asaderos toallitas íntimas cristales rotos lo que utilizan no tienen a ningún personaje que le llegue a la suela d ellos zapatos en esta isla solo está el partido de corrpcion canaria para desafiar todo
Si si aquí utilizan de plantas asaderos toallitas íntimas cristales rotos lo que utilizan no tienen a ningún personaje que le llegue a la suela d ellos zapatos en esta isla solo está el partido de corrpcion canaria para desafiar todo

Añadir nuevo comentario