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La doble insularidad lastra a Lanzarote: cesta de la compra cara, sueldos bajos y sobrecostes para las empresas

El coste de la vida en la Isla es un seis por ciento más caro y los trabajadores lanzaroteños ganan casi dos mil euros menos de media al año en comparación con las islas capitalinas

M. Riveiro 5 COMENTARIOS 11/09/2019 - 07:03

Canarias avanza a distintas velocidades. Uno de los desafíos urgentes de la comunidad autónoma es equiparar las condiciones que disfrutan las islas capitalinas, Gran Canaria y Tenerife, con las que padecen las islas no capitalinas como Lanzarote. Los inconvenientes están diagnosticados: residir en una isla no capitalina es más caro, no se cuenta con los mismos servicios públicos y las posibilidades para formarse o emprender un negocio se reducen drásticamente.

Estas desventajas están en buena medida relacionadas con el sobrecoste que tiene vivir en una isla no capitalina, un concepto bautizado como doble insularidad. Acabar con ella, o al menos aminorar su impacto, es uno de los retos de la legislatura que acaba de comenzar.

Los datos hablan por sí solos. Por cada 95 euros que gasta una familia de Gran Canaria que acude a un supermercado a hacer la compra, una familia de Lanzarote tiene que desembolsar más de 101 euros. Así lo confirma el último estudio disponible sobre el poder adquisitivo en el Archipiélago, elaborado por el Instituto Canario de Estadística (Istac).

En cuanto a la capacidad económica, si un residente en Gran Canaria tiene una renta anual, de media, de 18.300 euros, en el caso de Lanzarote se reduce a 16.406 euros, unos 1.900 euros menos cada año, según los datos de la Agencia Tributaria.

Las dificultades a las que se enfrentan las empresas no son menores que las que asumen los ciudadanos. Las compañías de Lanzarote y Fuerteventura tienen que afrontar un sobrecoste de más de 719 millones de euros al año como consecuencia de la ultraperiferia -que se da en todo el Archipiélago- y la doble insularidad -que se sufre en las Islas no capitalinas-.

Es decir, de cada 100 euros que consiguen facturar, unos 7,4 euros se destinan a cubrir unos costes que no tendría la misma empresa si estuviese radicada en otro lugar.

El Gobierno de Canarias encargó un estudio que analiza la situación de las empresas dependiendo de si están ubicadas en las islas orientales (Lanzarote y Fuerteventura), en las islas capitalinas (Gran Canaria y Tenerife) o en las islas occidentales (La Palma, La Gomera y El Hierro).

Los resultados, tal y como concluye el estudio, “corroboran la hipótesis de la existencia de sobrecostes de doble insularidad, entendidos como la mayor intensidad de la ultraperiferia en las islas no capitalinas respecto a las capitalinas”, debido a sus “desventajas”.

La principal desventaja, detalla el estudio, es la necesidad de transportar las mercancías, que es el mayor sobrecoste, junto a los viajes a otras islas por exigencia de la actividad de la empresa o el gasto que acarrea tener varias sedes.

Otro factor es el tamaño de las empresas, más pequeñas en las islas no capitalinas. En las que tienen hasta nueve trabajadores, que son la gran mayoría, especialmente en islas como Lanzarote, aquellos mencionados 7,4 euros de sobrecoste por cada 100 euros que se facturaban se transforman en más de 11 euros.

Reivindicación política

La doble insularidad está empezando a entrar, todavía lentamente, en el debate político, a pesar de tratarse de un elemento determinante que impide la igualdad entre los ciudadanos del Archipiélago canario.

Por ahora se dan pequeños gestos, como el inicio del curso en el Parlamento de Canarias, que se produjo el primer miércoles de septiembre en La Graciosa, el laboratorio perfecto para analizar los sobrecostes que supone no residir en Gran Canaria o Tenerife.

En la recta final de la pasada legislatura se aprobó el nuevo Estatuto de Autonomía, que además de reconocer a La Graciosa como la octava Isla, introdujo como uno de los principios rectores que asumían los poderes públicos canarios combatir “los costes de la doble insularidad” para velar por el “equilibro territorial” en la comunidad autónoma.

“A tal efecto”, especifica el Estatuto, “se creará un Fondo de solidaridad interinsular u otros instrumentos análogos” con recursos que serían distribuidos por el Parlamento. De momento, no se ha pasado de la declaración de intenciones a la práctica, aunque está recogida en el Estatuto de Autonomía.

El portavoz socialista en el Cabildo de Lanzarote, Marcos Bergaz, considera lo recogido en el Estatuto como “una obligación” y reclama materializar una medida que acercaría a Lanzarote y a La Graciosa “al terreno de la igualdad de oportunidades con el conjunto de canarios”.

El Estatuto no reduce la doble insularidad al ámbito económico, sino que lo amplía también al terreno cultural. Así, establece que los poderes públicos “garantizarán la práctica de actividades culturales, artísticas y formativas en condiciones de igualdad en todo el territorio de Canarias, promoviendo las acciones y medidas necesarias y teniendo en cuenta la doble insularidad”.

Uno de los actores clave del escenario político, Casimiro Curbelo (ASG), cuyo apoyo es decisivo para mantener el Gobierno presidido por el socialista Ángel Víctor Torres, ha sido quien más hincapié ha hecho en introducir medidas para compensar los efectos perniciosos de la doble insularidad o la “doble marginalidad”, como también la ha definido.

“Canarias no puede practicar el mismo centralismo que denuncia ante Madrid”, “aplicar la misma vara de medir [para las islas no capitalinas] con la que se compara Canarias ante la España peninsular” y establecer “derechos reconocidos para los ciudadanos que viven en estas islas mal llamadas menores”. Estas son algunas de las reivindicaciones que planteó en la pasada legislatura en el debate de una iniciativa para compensar la doble insularidad, respaldada de forma unánime.

 

Propuestas reales: reducir los impuestos del combustible

El nuevo Gobierno reconoce que hay que adoptar medidas en las islas no capitalinas “en materias tan sensibles” como el precio de la gasolina. Hay fórmulas para rebajar los impuestos a la mitad en las islas periféricas sin perder recaudación y que se note en los bolsillos de los consumidores.

El pacto suscrito entre PSOE, Nueva Canarias, Podemos y ASG, encabezado por Ángel Víctor Torres, reconoce que la política económica del Gobierno autonómico “deberá tener muy presente el sobrecoste que implica la doble insularidad y tomar medidas que ayuden a paliarlo”.

“Para ello”, añade, “es necesaria su adecuada cuantificación” para “adoptar las medidas que lo compensen como, por ejemplo, en materias tan sensibles como el precio de los combustibles”.

Los residentes en islas no capitalinas como Lanzarote se han acostumbrado a pagar precios muy superiores por cada litro de combustible a los que se despachan en Gran Canaria o Tenerife. Los datos del Gobierno de Canarias apuntan a que en las islas capitalinas el gasoil es 0,16 euros más barato por cada litro, mientras que las gasolinas son 0,14 euros por litro más económicas.

Hay situaciones extremas. Por ejemplo, según los precios recopilados en las últimas semanas, la diferencia de un litro de gasoil en una estación de servicio en La Gomera con respecto a otra en Tenerife alcanzaba los 0,27 euros por litro, más del 31 por ciento del precio total.

Para un profesional del transporte, como un taxista, con un consumo medio de mil litros al mes, el sobrecoste se dispara hasta los 270 euros cada 30 días.

Hay factores que explican que llenar el depósito del automóvil sea más caro en las islas no capitalinas: lo que cuesta transportarlo desde Gran Canaria o Tenerife, lo que cuesta almacenarlo en el lugar de consumo y, de forma especial, la influencia que ejercen los grandes operadores que, en algunas islas, disfrutan de posiciones de oligopolio o incluso de monopolio, como sucede con Disa.

Al año, los ciudadanos de las islas no capitalinas consumen unos 303.000 metros cúbicos de gasolina y gasoil, mientras que en Gran Canaria y Tenerife el consumo es cuatro veces más, superando los 1,2 millones de metros cúbicos.

La comunidad autónoma grava con 0,265 euros cada litro de gasolina y con 0,222 euros cada litro de gasoil. La recaudación global en impuestos supera los 372 millones de euros: unos 73 millones en las islas no capitalinas por más de 299 millones en el caso de Gran Canaria y Tenerife.

Con un ligero incremento de los tributos en las islas capitalinas, que tienen mayor nivel de renta, de apenas cuatro céntimos por litro, se lograría una reducción a la mitad de los tributos en las islas no capitalinas y el consiguiente abaratamiento del precio del combustible.

Comentarios

Pero con la entrada de las grandes superficies no han bajado los precios?
¿Será el sobrecoste de la "doble" insularidad o el afán de algunos por enriquecerse en un periodo de tiempo mínimo? Tengo mis dudas. He vivido en varias islas y tengo la impresión de que todo en Lanzarote ha sido siempre diferente, y últimamente no para mejor... Las conexiones han mejorado en la última década, su coste ha bajado una barbaridad, vivir en una u otra isla no tiene ya más diferencias que las propias de la idiosincrasia de cada una (habría que mirar hacia dentro y dejar de echar balones, y culpas, fuera).
Políticos y empresarios nos ponen a cuatro patas...
Yo es que no me lo explico.... por ejemplo UN CAFE. En otras islas pague este verano hasta 0.90 euros un cortado largo. Aquí, agua al mismo precio, el mayorista te trae el café al mismo precio, mismos impuesto..... y en casi todos sitios está a 1.20 el mismo cortado
El mayorista no trae nada al mismo precio por el sobre coste que tiene el transporte que se lleva a Las Palmas/ Tenerife y de ahí al resto de las islas. Por eso, el precio es más caro aquí. Las Palmas de Gran Canaria y Tenerife son las más baratas, porque son las verdaderas beneficiarias de la insularidad, después son ellas las que reparten el cotarro al resto de islas, donde tenemos cuatro politicuchos que no saben defender nuestros intereses. Por ejemplo como pasa con la agricultura, las subvenciones se las quedan los de las islas capitalinas y nos dan cuatro perras a los de aquí, cuando nos quejamos un poco.

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