“Si no pruebas el sushi y el pato, parece que no has venido a Kokoxili. Son la marca de la casa”, destaca Jaime Jiang, la cara visible del restaurante y con un cuarto de siglo de trayectoria en la hostelería de la Isla. Kokoxili abrió en 2011 con la finalidad de ofrecer gastronomía asiática “de nivel”. Para ello, es fundamental contar “con materia prima de calidad”, explica Jaime, que destaca productos que se pueden degustar en su restaurante, como el salmón, el atún rojo o la carne de Kobe japonesa.

A quien se adentra por primera vez en los sabores de Kokoxili, Jaime les recomienda la tempura de cangrejo crujiente o la amplia variedad de sushi. “A veces la gente se equivoca y piensa que todo el sushi está hecho con crudos, pero hay de una gran gama de productos, de pescado flambeado o de vegetales”, señala. En la carta se puede encontrar Sashimi y Tataki de salmón, de atún o de pez mantequilla, Temaki de salmón, de anguila y de tempura de langostino. Es solo una muestra: hay decenas de combinaciones.

La labor gastronómica de Kokoxili para acercar la cocina asiática al consumidor lanzaroteño no se ciñe al restaurante. En la última edición de ‘Malvasía, la semana del vino de Lanzarote’, organizada por el Consejo regulador de la denominación de origen, Kokoxili ofreció el taller ‘Delicias asiáticas’, con una degustación de platos representativos de la comida oriental maridados con vinos de la Isla.

La gastronomía asiática, subraya Jaime, “va muy bien con el vino de Lanzarote y la combinación es muy buena”. “Llevo 25 años en Lanzarote y queremos potenciar también los productos de la Isla”, recalca. También subraya que los residentes “aprecian lo bueno y saben distinguirlo”, lo que es relevante para un restaurante como Kokoxili que apuesta por la calidad.

El sushi y el pato son las especialidades de un restaurante que ha contribuido a elevar la calidad de la oferta gastronómica oriental

Junto al sushi, el plato “estrella” de Kokoxili son las láminas de pato crujientes con salsa caramelizada. Jaime revela el secreto de la receta: “Utilizamos pato holandés, que tiene menos grasa. El pato es un ave muy sabrosa pero hay que saberla preparar”, explica. El primer paso es “masajear al pato, para que la carne se quede suelta y suave”. Luego se “quema” la grasa con vinagre caliente y se pasa a una olla grande en la que se laquea con azúcar de malta, que es el que consigue el aspecto dorado y la textura exterior crujiente. El pato pasa una noche entera macerándose. Al día siguiente se saca de la cámara, se seca y se mete en el horno unos 50 minutos. Tras este meticuloso proceso, señala Jaime, “todo el que prueba nuestro pato lo percibe diferente”.

La cocina de Kokoxili no se olvida del final dulce. Jaime destaca el helado con sésamo negro, un helado de té verde, o un bizcocho relleno de judías de soja. Este último les encanta “sobre todo a los niños” porque es el preferido de Doraemon, el conocido personaje de dibujos animados. “Tenemos una carta amplia para toda la familia”, concluye Jaime.