Diana Carolina P.U., la madre que en “un delirio” agredió con un cuchillo de cocina a sus dos hijos en Arrieta (Haría), que tenían tres y cinco años, se sienta el miércoles en el banquillo de la Audiencia Provincial de Las Palmas.

En el escrito de acusación provisional, la Fiscalía solicita que se le imponga “por cada uno de los dos delitos de asesinato en grado de tentativa” que le atribuye, “la medida de internamiento para tratamiento médico en un centro psiquiátrico adecuado al tipo de anomalía o alteración psíquica” que padece la mujer, “por un tiempo de 15 años menos un día”.

A la espera de que se celebre el juicio el próximo miércoles, el escrito de acusación del fiscal Joaquín Manuel Bobillo tiene alguna contradicción: en la calificación de los hechos, primero dice que “son dos delitos de asesinato en grado de tentativa”, con la circunstancia eximente que establece el Código Penal por trastorno mental transitorio y la agravante de parentesco.

No obstante, en el mismo escrito de acusación, el fiscal Joaquín Manuel Bobillo señala que “el internamiento no podrá exceder del tiempo que habría durado la pena privativa de libertad” en el caso de que sea declarada responsable. En ese punto, define los hechos como “dos delitos de homicidio en grado de tentativa castigados cada uno de ellos con pena de hasta diez años menos un día de prisión”.

Diana Carolina P.U., que tiene en la actualidad 36 años, sobre la una y media de la madrugada del 24 de junio de 2015, se dirigió al dormitorio de sus hijos “portando un cuchillo de cocina de acero de unos 29 centímetros y medio de longitud y les agredió con el arma”, con “ánimo de atentar contra la vida” de los niños.

Al niño le asestó “varias puñaladas en el cuello y en el brazo izquierdo”, la mayor de cuatro centímetros, “con escaso sangrado”, y a la niña “le asestó varias puñaladas en el cuello y en el pecho ocasionándole una herida inciso contusa de unos 10 centímetros de longitud” en el cuello, entre otras lesiones. Los niños estuvieron ingresados en el Hospital Doctor José Molina entre el 24 y el 26 de junio, tardando en sanar unos 15 días.

“Ausencia total” de juicio

Según el Ministerio Fiscal, la mujer “cometió” las agresiones “teniendo absolutamente anuladas sus capacidades volitivas e intelectivas, al estar bajo la influencia de un delirio que condicionaba sus actos, ocasionándole una merma completa en la comprensión”, con “ausencia total en su capacidad de juicio en esos momentos”.

“La gravedad del trastorno mental padecido” por la acusada, indica la Fiscalía, “requiere el seguimiento obligatorio por personal médico especializado, habida cuenta del trastorno padecido”, que suele tener “altas tasas de recaídas, con la característica esencial de tener un inicio brusco de los síntomas psicóticos”, situación que “supera las posibilidades de un control ambulatorio”.

El marido de la procesada, Phlipp R.I., en calidad de representante legal de sus hijos menores de edad, ha renunciado expresamente a cualquier tipo de indemnización “que pudiera corresponderle por las lesiones y secuelas sufridas por sus hijos”.