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El patrimonio sumergido: inventariados 19 lugares de interés geológico en aguas de Lanzarote

Inmersión en la zona de Puerto Viejo (Alegranza, Archipiélago Chinijo). Fuente: Instituto Geológico y Minero de España (IGME).
M.J. Tabar 0 COMENTARIOS 12/11/2016 - 09:48

El Instituto Geológico y Minero de España (IGME) ha inventariado 49 lugares de interés geológico en Lanzarote, 19 de ellos están sumergidos. La Isla es pionera en la investigación de patrimonio natural submarino: “Estamos en la vanguardia”, dice Gonzalo Díaz, geólogo y especialista en Ecohidrología.

Hasta 2007, ninguna ley patrimonial tenía en cuenta la geología submarina, a pesar de que es fundamental para “conocer el origen y la evolución de la Tierra” y muy gratificante para un buceador. “Sólo en Lanzarote hemos definido más lugares de interés geológico que en el resto del mundo, donde apenas hay 17”.

Las lavas almohadilladas de La Graciosa y Montaña Amarilla, los diques con forma de corral del Castillo del Águila, las arenas biológicas de los sebadales de Arrieta, la barra de Punta Cochinos… Las tipologías son diversas y riquísimas. Una de las menos estudiadas son las surgencias de agua salobre que salen —“con bastante presión” y anunciadas por un burbujeo previo— cuando se camina a marea baja por uno de los más famosos senderos de la costa septentrional. “Es agua salada pero no tan salada como el agua marina. No hemos encontrado ninguna referencia, tenemos que estudiar el PH, la conductividad y temperatura. Estamos partiendo prácticamente de cero”, explica el geólogo Gonzalo Díaz, especializado en Ecohidrología y trabajador de la delegación canaria del IGME.

Juan Carlos Rubio, también geólogo, lleva 40 años buceando y explica cómo hasta hace pocos años, la geología ha sido una disciplina despreciada, a pesar de que “el sustrato define la zoología del lugar, determina la flora y la fauna”.

Hasta ahora, la experiencia subacúatica de muchos buceadores se concentra en la fauna y la flora submarina. Las guías de inmersiones apenas hablan de las estructuras geológicas que se encuentran por el camino: señales además que nos dicen cómo evolucionó la costa, cómo se produjo el cambio climático y el desplazamiento de especies. “A lo mejor fue el nivel antiguo subaéreo el que conectaba Lanzarote y La Graciosa. Hay que saber que el nivel del mar ha subido 120 metros desde los ultimos 180.000 años”, recuerda Rubio.

La paleontología, en el limbo

Esther Martín es bióloga y conservadora de Paleontología del Museo de la Naturaleza y el Hombre (Tenerife). A diferencia del resto de los ponentes de estas jornadas dedicadas al patrimonio geológico subacúatico, su área de estudio está en zona emergida. Busca restos de moluscos o de foraminíferos (criaturas marinas unicelulares) porque el carbonato cálcico de sus conchas contiene isotopos del oxígeno que sirven para determinar cómo y cuándo cambio de clima.

“En Canarias tenemos dos periodos representados: uno del Mioceno (hace 6 millones de años) y otro del Cuaternario (hace 130.000 años), antes de ayer en términos geológicos”, explica Esther. En las dunas del jable de Soo, Famara y Muñique o dentro del cráter de Timbaiba, hay multitud de “chuchangas y restos óseos de una pardela extinta que vivió hace 30.000 años”.

“Berrugo era uno de los yacimientos del Pleistoceno más interesantes de Canarias”

En la zona alta de la ladera de Janubio, en una playa a 60 metros sobre el nivel del mar, encontramos Ancilla glandiformis —la misma especie que se halla en cuencas del Mediterráneo— y corales Siderastrea radians incrustados en la roca. También hay rodolitos y algas calcareas rojizas que forman ricos ecosistemas donde crecen las larvas de los peces. En la Bocaina, entre Lanzarote y Fuerteventura, hay un hermoso bosque de rodolitos, un auténtico criadero de vida, que garantiza la buena pesca en Majanicho y El Cotillo (Fuerteventura).

En el Ajache chico y en el barranco de las Pilas (llamado así porque de aquí se extraían las pilas de bernegal) hay conchas y bivalvos incrustados. Es fácil ver Nerita martiniana y la larguirucha Turritella turris.

El listado es amplio: está La Campana, entre el Faro de Pechiguera y Playa Blanca; el “importantísimo” yacimiento de La Santa, “donde podemos ver una inmensa cantidad de conchas y corales muy bien conservados”; las conchas de bucio y berberecho en El Salado; las lapas, burgaos y almejas canarias de la Baja del Corral, la zona de Piedra Alta, “por debajo de la desalinizadora del Rubicón”, que es un depósito costero originado por un tsunami de causas desconocidas hace 300.000 años, etcétera.


Los científicos Inés Galindo, Juan Carlos Rubio, Gonzalo Díaz, Carmen Romero y Esther Martín.

“Del patrimonio geológico al menos se está empezando a hablar, del paleontológico… olvídense”, lamenta la científica lanzaroteña. Hasta ahora estaba incluido en la ley de patrimonio histórico, ligado a la historia del hombre, cuando en realidad “los fósiles son patrimonio natural”. La ley 42/2007 por fin los reconoce así, pero “todavía no se ha traspuesto a la legislación regional, así que seguimos en el limbo; en Lanzarote tenemos 6 yacimientos que son bienes de interés cultural en la categoría de zona paleontológica y no sabemos qué va a ocurrir con ellos”.

Como despropósito mayor señala Berrugo, ahora puerto deportivo Marina Rubicón. “Era uno de los yacimientos del Pleistoceno más interesantes de Lanzarote y de Canarias, estaba muy bien estratificado”, explica mientras pasa una diapositiva que enseña el estado actual. “Entro y lloro”.

Un 81% de costa acantilada

La geógrafa Carmen Romero también ha participado en el equipo que ha inventariado los LIG submarinos de Lanzarote, haciéndolo a pesar de las “precarias” condiciones de algunas fases del estudio. Ella señala que de los 213 km2 de costa que tiene Lanzarote, “el 81% es acantilada sometida a erosión”. Hay grandes puntas: son la foto fija de cuando la actividad volcánica llegó al mar y generó preciosos cantiles.

“Se ve muy bien en el monte Corona: cuando da lugar a la punta de Ancones”. Lo más habitual en Lanzarote son acantilados desarrollados sobre coladas basálticas y sometidos a acción marina. Está el de los Ajaches y el de Famara, ambos del Mioceno pero muy diferentes en morfología y evolución.

“El nivel del mar ha subido 120 metros desde los últimos 180.000 años”

De las espectaculares coladas de lava recientes de Los Hervideros a las huellas volcánicas que quedan en la urbana playa del Reducto: en su rasa mareal hay una colada de lava, un pavimento rocoso hexagonal. El mapa señala también la red de diques sumergidos en la Punta del Águila y una disyunción columnar en el veril de Fariones que generó espectaculares setas de piedra sumergidas. Hoy sabemos que el origen de la cueva del Agua (mal llamado jameo) es de hace menos de 10.000 años y que estuvo en “un pequeño bufadero, que ha ido ensanchando el mar”. Lo mismo pasa con el de Las Palomas, en Alegranza, una cueva litoral con un túnel marino semisumergido. Uno de los escenarios más espectaculares está en el Roque del Este y es de muy difícil acceso. Se llama El Campanario: es un dique que atraviesa un edificio hidromagmático (generado del contacto del magma con el agua). Un túnel submarino atraviesa el roque en dirección NE-SO.

Inés Galindo, de la delegación del Instituto Geológico de Las Palmas hace una didáctica diferenciación entre las coladas superficiales de Lanzarote: las pahoehoe (superficie suave, es fácil caminar sobre ellas) y las AA (rugosas, rompesuelas). El Caletón Blanco es uno de los “paisajes con mayor calidad” de la isla: con sus coladas negras y sus manchas blancas de arena. A marea baja, se ven perfectamente las coladas en forma de arcos de empuje: semicírculos de piedra que indican la dirección hacia donde fluyó el magma (siempre perpendicular a los arcos). “Es absurdo diferenciar el medio subaéreo y el submarino porque están relacionados”. La superficie de la isla tiene continuidad con su parte sumergida.

“En Lanzarote, hay seis yacimientos que son BIC paleontológicos y no sabemos qué va a ocurrir con ellos”

Enumera la Cueva de los Naturalistas y el menos conocido delta de lava de Arrecife, provocado hace 171.000 años con la erupción de los volcanes de Zonzamas y Maneje. Aquellas lavas formaron un delta que originó el actual litoral de bajíos, arrecifes e islotes del abrigado puerto de Arrecife.

Con arenas de esta playa fósil se contruyó el puente de Las Bolas, que está cuajado de fragmentos de conchas que se ven a simple vista. Pero una de las zonas más interesante para los geólogos está en una zona de fuertes corrientes y complicado acceso: las Bajas de Famara. Son lavas sumergidas muy parecidas a las de La Corona. Los primeros estudios indican que son coetáneas.

La idea de los científicos es “divulgar los LIG y promover un turismo sostenible”, porque la única forma de respetarlos es “conocerlos”. Queda por saber cómo hacerlo: si seguir el modelo brasileño de reservas “prístinas” donde se prohibe toda actividad o permitir actividades de recreo y ciencia de manera controlada.

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