SOCIEDAD

El 'embajador' de China en Lanzarote

Foto: Felipe de la Cruz.
Saúl García 0 COMENTARIOS 10/02/2018 - 08:40

Dice su amigo Paco que Sheng Zheng (Fu Jian, China, 1970) es el embajador de China en Lanzarote. Él se ríe y dice que hace poco fue tres veces, en el mismo día, a Urgencias, a acompañar a tres mujeres chinas, porque no sabían hablar español. Sheng es empresario de hostelería. Tiene un restaurante asiático en El Varadero de Puerto del Carmen y otro de cocina internacional. Tiene tres hijos, entre 6 y 17 años, nacidos en Lanzarote, y estaba ahorrando para comprarse una casa en su país natal pero cree que ya no va a poder porque el nivel de vida y el precio de las casas han subido tanto, “un 500 por cien”, que ahora está pensando en comprarse un terreno en Tinajo para vivir más tranquilo cuando vaya envejeciendo.

Ahora no le va mal pero no siempre fue así. Su padre y su madre son funcionarios, él ingeniero y ella profesora, de la provincia de Fujian, al Norte de Canton, al Este de Taiwan y al Sur de ZheJiang, que es la provincia de la que proviene la mayor parte de los chinos que llegan a España. Sheng estudió hasta Bachiller y como no quiso seguir estudiando estuvo un año de fontanero. Sus padres querían que se casase, pero él no quería. “Y mi tatarabuelo también quería porque así subía de nivel”, dice.

Hace 18 años que Sheng Zheng llegó a la Isla, como tantos compatriotas suyos. Es empresario de la hostelería en Puerto del Carmen y rompe muchos de los tópicos sobre los chinos

Así que decidió venirse a España. El primer destino fue Madrid, donde trabajó de camarero en el restaurante de un compatriota, después se fue a Málaga, y seis años después de llegar a España vino a Lanzarote. “Me llamó un amigo de aquí para echar una mano y me dijo que aquí la vida era tranquila”, asegura.

Siempre ha trabajado en Puerto del Carmen hasta que monta su restaurante, primero donde estaba una heladería Lani’s y después en el Centro Atlántico. Explica que los chinos no piden créditos al banco sino que se prestan el dinero entre ellos, entre amigos, conocidos o sólo compatriotas. Cada uno aporta lo que puede. No hay papeles ni intereses, aunque el dinero no se presta a quien no da señales de seriedad. Y el dinero se devuelve.

“Montas un negocio para dar trabajo, no tanto para vivir bien, y lo primero que se hace es pagar a la gente y después para ti. La gente se endeuda por su familia”, dice. No le hace mucha gracia que se diga que los chinos no pagan impuestos, uno de tantos mitos relacionados con ellos, porque asegura que paga como todos los demás.

Sheng es un chino atípico en la Isla. Dice que la mayoría de los chinos sólo tiene dos puntos: el trabajo y casa. Y que él tiene tres: trabajar, la casa y el ocio. Conoce a mucha gente, tiene amigos y le gusta ir a comer fuera. Le gusta la comida de aquí: los potajes, todos los platos de cuchara, y sobre todo el jamón ibérico y el vino. Quiere apuntarse a un curso de cata en el Consejo Regulador para aprender más sobre el vino.

En Lanzarote no hay asociación de chinos. La gran mayoría se dedica al comercio o la hostelería

También dice que es “el chino que menos viaja a China”. Sus tres hijos son lanzaroteños y en China se sienten como invitados. “Tienen otra mentalidad”. Dice que en China, además, allí ahora la gente vive muy bien. “Que afloje China -señala- para que podamos volver a disfrutar, ahora no sé si podría vivir allí con el mismo nivel de vida que aquí, hay un nivel de vida muy alto”.

En Lanzarote no hay asociación de chinos. La gran mayoría se dedica al comercio o la hostelería pero va a llegar, está llegando, una segunda generación que no se va a dedicar a eso porque muchos de sus hijos son algunos de los mejores estudiantes en sus institutos. Como, por ejemplo, los de Sheng. Explica que cuando un chino monta un negocio suele contratar a trabajadores que vienen de su país, “como los gallegos a la construcción”, asegura.

Dice que el idioma, para los chinos, es tan difícil de aprender como el chino para los españoles, pero que aunque no sepa el idioma, “el chino es muy transparente, trabaja y descansa”. Y de Lanzarote destaca su seguridad y que la gente es muy amable, aunque con él es fácil: “Los niños no lloran si ven mi cara”, añade.

 

Añadir nuevo comentario