DESTACAMOS

El álbum familiar de los Manrique

El padre de César, Gumersindo Manrique, desarrolló la afición de la fotografía

Concha de Ganzo 0 COMENTARIOS 24/04/2025 - 05:21

Gumersindo Manrique fue un próspero comerciante con una desatada pasión: la fotografía. Uno de sus nietos, Tao Zenni Manrique, sostiene que el primer gran artista de la familia fue él. Y, como prueba, las imágenes que realizó, teniendo a su familia y, sobre todo, a su hijo César, en el centro del objetivo.

Sobre el saliente de una roca en El Golfo puede verse a un joven César Manrique que posa casi como una de las figuras que pintó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Extiende la mano, mira al horizonte, y ese instante lo captó hace años su padre Gumersindo Manrique, un apasionado de la fotografía, que además fue capaz de transmitir ese frenesí a sus hijos, sobre todo a César.

En un álbum familiar antológico quedan instantes de fábula, toda la familia, salvo el retratista, posan sobre una piedra en Famara, también puede verse a sus hijos César y Amparo junto a su madre en la casa que tenían en Gran Canaria, en la calle Tomás Morales, posando en una terraza que da a la calle y detrás los árboles que dan sombra. El uso de la luz en esta instantánea resulta sublime, es una luz que atrapa, y que hace de esta fotografía una imagen de postal.

Cuenta Tao Zenni Manrique que su abuelo, un comerciante de Arrecife, era una persona muy divertida, “un cachondo”, y que sus tíos Carlos y César solían contar muchas anécdotas sobre él. También era muy ordenado, y Tao aún mantiene algunos de los negativos que guardaba su abuelo Gumersindo con una nota pegada fuera de la caja en la que explicaba el lugar en el que se había hecho esas fotografías. Por eso, puede decir con certeza dónde se realizaron algunas de las imágenes que guarda como un tesoro en este álbum familiar.

Con un grupo variopinto de veraneantes sacando pecho en La Caleta, y César con su particular bañador, que lo diferencia de los otros. 

Famara

Los veranos en Famara no podían faltar en esta recopilación de imágenes. Gumersindo retrata a sus hijos Carlos y César, juntos, sobre una roca, o separados, Carlos en una barquilla y César sosteniendo a un marrajo. También aparece su mujer Francisca Cabrera, aunque todos la llamaban Frasca, y sus hijas Amparo, la melliza de César, y la pequeña Juana.

Los vecinos y sus curiosas vestimentas llaman poderosamente la atención. En la fotografía del grupo de hombres que tratan de sacar pecho en la playa se ve a César con un bañador distinto a los demás. Según Paco Matallana, Manrique se hacía su propio traje de baño, “se lo arreglaba a su gusto, por eso es el único que tiene un bañador con un tirante, y a mí me hizo otro parecido, yo era un niño, y solía pasar por el estudio que tenía en su casa de Famara, me quedaba allí, escuchando sus historias”.

Toda la familia Manrique, los Matallana, los Betancores, se acuerdan de aquellos largos veranos en Famara. César en sus diarios escribe: “La alegría más grande que tengo es la de recordar una infancia feliz, veraneos de cinco meses en la Caleta y en la playa de Famara, con sus ocho kilómetros de arena fina y limpia, enmarcada por unos riscos de más de cuatrocientos metros de altura que se reflejan en una playa como un espejo. Esa imagen la tengo grabada en mi alma como algo de una belleza extraordinaria que no podré borrar en mi vida”.

Entonces, en la Caleta convivían pocas familias, y eso convertía aquellos meses en inolvidables. Todos se conocían, todos jugaban a lo mismo, y de fondo, esa gran postal: la playa, el Risco de Famara que se asoma, que se refleja en el agua, como si no quisiera perderse nada. Quizás solo buscaba ser uno más.

Gumersindo Manrique siempre aparece dispuesto con su cámara para retratar a su familia, aquí están todos sobre una roca de la Caleta, muy cerca de su casa. 

Profesión

También cuenta Tao Zenni Manrique que a su abuelo no le hizo gracia que su hijo César quisiera ser artista, él quería que hubiera sido aparejador. Zenni entiende que como la mayoría de padres solo perseguía que tuviera una profesión con más posibilidades. Y a pesar de eso, Manrique, ya en Madrid, siempre recibió el apoyo de su familia. Cuando falleció su padre, fue su hermano Carlos el que continúo enviando dinero para que el nuevo artista de la familia pudiera hacer realidad sus sueños.

Solo hay que mirar estas fotografías en blanco y negro para detectar que el joven César Manrique ya mostraba maneras. Las maneras de un joven artista que daba sus primeros pasos. 

Imágenes

César y Carlos Manrique, con el tobillo vendado.

Con un reconocido pescador de La Caleta, Feliciano, César posa junto a una enorme pieza, casi tan grande como ellos. 

En La Graciosa junto a su hermano Carlos, y César mostrando sus pectorales. 

De izquierda a derecha, Carlos Manrique, Óscar Cabrera, José de Páiz y César. 

En su casa de la calle Tomás Morales en Las Palmas de Gran Canaria junto a su madre y a su hermana Amparo.

César Manrique en un saliente de El Golfo parece imitar la postura del Adán de Miguel Ángel, tal como aparece en la Capilla Sixtina.

En la casa de los Manrique en Arrecife, Juana, Carlos, doña Francisca, César y Amparo. Estaba claro que don Gumersindo tenía buen ojo. 

Añadir nuevo comentario