Desde marzo de 2018, Lanzarote se integra en la iniciativa Barrios Orquestados con dos grupos de alumnos del CEIP Argana Alta, núcleo de la capital que cumple con el perfil de vulnerabilidad en la que interviene el proyecto. En breve, se unirá el colegio Los Geranios de Altavista.

La metodología consiste en utilizar las enseñanzas musicales en grupo y familia para lograr la integración social en barrios periféricos, lo que el fundador del proyecto, José Brito define como “un proyecto pedagógico que se hace acompañar de la utopía como fiel compañero de viaje”.

Asistir a una de las clases de violín de Cristina Mendoza en el CEIP Argana Alta es inspirador. Los pequeños escuchan disciplinadamente, intentan repetir las frases musicales tal y como les indica la profesora y mantienen el silencio y la concentración de forma sorprendente para su edad. La primera pregunta que viene a la cabeza es cómo se consigue tal hazaña. La respuesta es simple: “porque les encanta. Y este, en concreto, es un barrio súperconsolidado”, dice la profesora.

También puede influir la demanda que existe para participar. “Debe ser el amor a la música y a la actividad grupal lo que haga a los candidatos apreciar su permanencia en el proyecto. De lo contrario, serán relegados de ese derecho, trasladando su oportunidad al siguiente aspirante de una lista de espera”, especifican las bases de admisión.

Y es que Barrios Orquestados se define como “un proyecto pedagógico con fines artísticos y vocación social en el ámbito local como expresión de lo global y que se acompaña de la utopía como fiel compañero de viaje”, explica el director y fundador del programa, José Brito.

En Lanzarote se realizaron hace un año, cuando empezó esta actividad en la Isla, 166 entrevistas a niños y padres, de los que solo 40 alumnos accedieron finalmente a las clases en dos grupos por edades. Hay que tener en cuenta que la formación es gratuita y se facilita un instrumento de cuerda a cada niño.

A cambio, se pide el compromiso del entorno del alumno, de manera que “un progenitor o persona allegada a la familia debe acudir también a una clase semanal de sensibilización musical, donde se tratan aspectos organizativos, metodológicos, se resuelven conflictos de grupo, se divulga la música y, finalmente, se enseña a cantar en una formación coral básica”.

De esta manera, “sin que se hayan dado cuenta, han terminado ellos mismos cantando en los conciertos de sus hijos”. En Argana, cuatro profesores se encargan de impartir las enseñanzas de cuerdas, coro y sensibilización musical.

En Canarias existen nueve centros educativos adheridos al proyecto. El primero fue el CEIP Adán del Castillo, de Tamaraceite, hace ya ocho años, y el último de ellos el colegio de Argana Alta, de momento el único de Lanzarote, aunque en marzo se orquestará otro barrio de Arrecife, con los alumnos del colegio Los Geranios de Altavista. El resto de centros se ubican en Gran Canaria y Tenerife.

Cristina pone de manifiesto “las facilidades que hemos recibido por parte de la dirección y subdirección del centro, ya que no es frecuente encontrar tanta disponibilidad y apoyo a actividades que no programa el propio centro”, explica. Así, se han habilitado varias aulas para las clases, “incluso arbitrando medidas para evitar la luz directa a los instrumentos o dándonos acceso a una llave de la puerta para poder contar con más autonomía”, dice.

Barrios Orquestados se rige por el lema Mientras haya música hay esperanza y, al estilo de otras acciones mundialmente famosas, como el Sistema Nacional de Orquestas de Venezuela o el proyecto Palenque de Colombia, la iniciativa canaria pretende crear orquestas de cuerda frotada (violines, violas, cellos y contrabajos) “en todos los barrios periféricos del Archipiélago canario que tengan necesidades especiales a nivel social y donde la cultura llega aletargada o, simplemente, no llega por diferentes motivos”, explican desde el proyecto.

Entre las singularidades de esta ‘utopía’ que está haciendo realidad el sueño de la integración está la apuesta por la internacionalización del alumnado. En los dos grupos de Argana (de 6 a 9 años y de 10 a 12) hay niños de varios países africanos o americanos y de todas las culturas y procedencias, lo que enriquece enormemente el resultado.

“Quizás si todos cantásemos la misma pieza en un acto revolucionario universal, nos percataríamos de la necesidad de encontrarnos y hallar en nuestro canto el vínculo intangible que nos hace tan insignificantes en el universo y tan inmensamente grandes en nuestra consciencia existencial. Cantemos, pues”, reflexiona José Brito.

Barrios Orquestados agradece la “total disponibilidad” del CEIP Argana Alta, incluso acondicionando salas para proteger los instrumentos de la luz

La trayectoria de Barrios Orquestados ha ido granjeando la simpatía de instituciones y firmas comerciales, que van patrocinando con sus aportaciones la actividad, el pago a los profesores y la compra de instrumentos, aunque otra de las premisas del proyecto es que la financiación pública no supere el 50 por ciento del total.

En Lanzarote participan el Cabildo, los CACTs o la fundación Nino Díaz. Cristina Mendoza destaca los recientes 2.500 euros donados por Mapfre, “con los que se han adquirido doce violines”. Asimismo, esta vanguardista metodología se ha llevado a otros núcleos sociales vulnerables, incluso de otros países, dentro de la reafirmación de su línea solidaria.

Así, hace dos años se mostró el trabajo en la Hispanic American College de Madrid; en 2016 se realizó un intercambio en el campamento de refugiados de Kara Tepe en Lesbos (Grecia) y, el pasado mes de julio, un equipo de seis docentes se trasladó a Honduras donde se implantó la metodología del proyecto en una de las escuelas de ACOES (Asociación Colaboración y Esfuerzo).