Ecologistas en Acción ha otorgado una de sus 48 banderas negras de este año a la Playa de La Francesa, en La Graciosa, por “masificación turística”.

“Se trata de un espacio natural protegido en el que varias empresas de turismo náutico visitan la bahía en reiteradas ocasiones a lo largo del día para el desembarco de turistas”, destacan los ecologistas.

En su opinión, sería un lugar paradisíaco “si no fuese porque cada día, sobre las 13:30 o 14:00 horas, arriban catamaranes repletos de turistas que desbordan la capacidad” de la zona. “Ni la playa ni la isla son lo que eran”, afirman los ecologistas.

“El turismo desmedido ha convertido lo que fuera un lugar idílico del Atlántico en una playa cualquiera, abarrotada y ruidosa”, aseguran. “Los jeeps-taxi llegando a gran velocidad producen contaminación”, añaden.

Según Ecologistas en Acción los barcos que dejan “turistas durante todo el día” y los catamaranes “con música a todo volumen, de los que descienden cientos de turistas directamente a la costa”, perturban el espacio. “Si César Manrique resucitara preferiría volver a morirse ante tamaña situación”, afirma la organización ecologista. “La playa es una joya pero entre todos la estamos destruyendo”.

A todo lo anterior, añaden que “es mejor no visitarla los meses de julio y agosto ya que son los más saturados, y destacan que se encuentra en el Parque Natural del Archipiélago Chinijo, que a su vez forma parte de la Reserva Natural Integral de Los Islotes y de la Red Natura 2000, además de Reserva de la Biosfera y Geoparque.

Según datos totales relativos a la entrada de turistas en La Graciosa, el número de visitantes entre los años 2017 y 2019 alcanza una media de 510.960, siendo agosto el mes con más visitas, con una media en esos tres años de 81.731 visitantes. “Remarcamos que esa cantidad ingente de personas se concentra en una espacio de 29 kilómetros cuadrados con 731 habitantes”.

Eso supone que “unas 2.457 personas visitan diariamente la isla lo que resulta insostenible para la gestión del sector turístico ya que supera con creces su capacidad de carga y, en el caso concreto de la Playa de la Francesa, pone en riesgo el valor natural de un ecosistema muy escaso en Canarias”.

“El crecimiento rápido genera una mayor demanda de recursos, servicios y usos del territorio y ejerce una presión sobre el medio natural que verifica la insostenibilidad de esta situación que provoca el deterioro del espacio natural protegido”, añade Ecologistas en Acción.

“Cupo máximo de turistas”

“Esta playa forma para de la reserva marina del Archipiélago Chinijo donde las actividades de ocio e industria están reguladas, por tanto, proponemos se establezca un cupo máximo de turistas y catamaranes para evitar las visitas masificadas”, sugiere Ecologistas en Acción.

La organización resalta que “el medio natural necesita estar protegido frente a la intervención humana reduciendo el impacto producido por el sobre-turismo, con el objetivo de que la intervención del sector turístico no interfiera en la calidad de vida de la población y permita el cuidado y bienestar de la flora y fauna en sus hábitats naturales”.

“Es absolutamente urgente y necesario establecer una normativa que determine la capacidad de carga turística de una localidad a fin de fijar un límite máximo de visitas por día”, añade Ecologistas en Acción. “Apostamos por una huida de la masificación, por un ecoturismo con una mayor concienciación en el cuidado del entorno y que genere una interacción con la población local, en definitiva, un producto turístico auténtico”.